REVITALIZACIÓN LINGÜÍSTICO-CULTURAL EN CONTEXTO.

EL ROL DE LA ETNOBOTÁNICA Y LA INVESTIGACIÓN TRANSDISCIPLINARIA CON COMUNIDADES DE BASE1.


Linguistic and cultural revitalization in context.

The role of ethnobotanic transdisciplinary research with grassroot communities.



Marleen Haboud Bumachar, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Universität-Bochum.

(Ecuador-Alemania) (mhaboud@puce.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-6966-6375)

Daniel Alejandro Acosta Altamirano, Fundación Pachaysana. / Movimiento Píntag Amaru.

(Ecuador)(acosta@pachaysana.org) (https://orcid.org/0000-0002-9644-4997)



Resumen

En los últimos años, varios estudios nos han alarmado sobre la pérdida de miles de lenguas indígenas en el mundo, y lo que esto implica en el mantenimiento de la sabiduría ancestral. Así estudios etnobotánicos desarrollados en más de 200 comunidades alrededor del mundo, afirman que, con la pérdida de las lenguas, los conocimientos medicinales indígenas se extinguen sin dejar rastro, por lo que gran parte del valor terapéutico de las plantas y procedimientos en salud desaparecerá2. El hecho es que la pérdida de las lenguas está fuertemente ligada a la extinción no solo del sistema lingüístico, sino también de concepciones y prácticas culturales relacionadas con la salud, la enfermedad, el uso de plantas medicinales y el ecosistema. Si se cumplen las predicciones de UNESCO (2010) en el sentido de que para el próximo siglo desaparecían alrededor de 3.000 lenguas, esto implicaría que con ellas se reducirían drásticamente muchas especies útiles limitando el potencial de las contribuciones de la naturaleza a los humanos y viceversa.

En relación con lo mencionado, este artículo describe un estudio desarrollado entre tres comunidades rurales hispanohablantes que habitan a solo 40 kilómetros de la capital de Ecuador, Quito, y el programa de investigación interdisciplinaria Oralidad Modernidad, con el fin de documentar, recuperar y reforzar los conocimientos ancestrales relacionados con el uso de plantas medicinales, sus prescripciones, proscripciones, y el bienestar de los hablantes.

A lo largo del proceso, se evidencia cómo estudios de esta índole, desarrollados con una metodología basada en el diálogo igualitario y la ética de la investigación, contribuyen no solo a la ciencia, sino, y, sobre todo, a (re)aprender y (re)valorizar las lenguas indígenas como parte integral de ecologías complejas que incluyen los recursos naturales y, para el tema que nos atañe, las plantas medicinales y las estrategias curativas que son parte de la sabiduría ancestral, de los valores culturales, de la cosmovisión y del ecosistema.

Abstract

In recent years, several studies have raised the alarm about the loss of thousands of indigenous languages in the world and what this implies in maintaining ancestral wisdom. Cámara-Leret and Bascompte (2021) based on ethnobotanical studies in more than 200 communities around the world, state that with the loss of languages, indigenous medicinal knowledge will disappear leaving no trace, and therefore, much of the plants therapeutic value will pass away. The fact is that language displacement is strongly tied to the loss of linguistic and cultural knowledge about health, medicinal plants and the ecosystem. Furthermore, it is most likely to think that the extinction of language and the reduction of useful species may limit the full potential of the nature’s contributions to humans and vice-versa.

In regard to the aforementioned situations, this article describes an ongoing study carried out between three Spanish-speaking rural communities located just 40 kilometers away from the capital of Ecuador, Quito, and the interdisciplinary research program Oralidad Modernidad, with the goal of documenting, recovering and reinforcing the ancestral knowledge related to the use of medicinal plants, their prescriptions, proscriptions, and the speakers’ well-being.

Throughout the process, it becomes evident how studies developed with a methodology based on egalitarian dialogues and research ethics, contribute not only to science, but most importantly to relearn and revalue indigenous languages as an integral part of complex ecologies that encompass natural resources, medicinal plants and healing strategies which are part of the speakers’ ancestral wisdom, cultural values, and worldview.

This sort of studies not only motivates us to move towards the recovery of languages and cultures in danger, but drives us towards rethinking the role played by academics, and the urgency to develop appropriate theories and methodologies that could better account for complexity from holistic perspectives.


Palabras clave

Ecuador, plantas medicinales, investigación interdisciplinaria contextualizada, conocimientos ancestrales, documentación activa-revitalización


Keywords

Ecuador, medicinal plants, interdisciplinary contextualized research, ancestral knowledge, active documentation-revitalization





Artículo recibido: 30-ago-22. Artículo aceptado: 27-nov-22.

DOI: https://doi.org/10.33324/uv.vi81.563 Páginas: 40-61




1. Las reflexiones aquí contenidas se han venido gestando en el marco las distintas fases del proyecto Voces andinas y conocimientos ancestrales. La fase III, tema central de este estudio, se inició en el 2019, pero se interrumpió debido a la pandemia de COVID-19. Al inicio, estudio se realizó gracias al trabajo conjunto de Marleen Haboud, Fernando Ortega, Daniel Pérez e Isis Zambrano, miembros del Programa de Investigación Interdisciplinaria Oralidad Modernidad, con miembros del Movimiento Píntag Amaru de las comunidades Santa Teresa de Píntag, Valencia y Tolontag (Píntag): Daniel Acosta, Saul Bautista, Lucio Bautista, Edwin Pilaquinga, Gissela Bautista. Contamos además con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y de la Universidad San Francisco de Quito. Desde octubre de 2022, retomamos el proyecto, sin financiamiento, pero con el compromiso de Oralidad Modernidad, y Píntag Amaru; y el apoyo voluntario de Nathalie Miezal y Paul Treimer, estudiantes de la Universidad de Bochum (Alemania), e Isabella Cordero y Anthony Enríquez, de la carrera de Lingüística de la Universidad Católica. ¡Gracias a todos! En esta versión del estudio, agradecemos los pertinentes comentarios y sugerencias de los lectores anónimos. * Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ruhr Universität-Bochum. Directora Programa de Investigación Interdisciplinaria Oralidad Modernidad (www.oralidadmodernidad.org). ORCID ID.0000-0002-6966-6375 ** Coordinador Comunitario/Fundación Pachaysana. Director Comunitario e investigador. Movimiento Píntag Amaru. ORCID ID.0000-0002-9644-4997.

2. Cámara-Leret y Bascompte (2021).





Mantener nuestras plantas, revitalizar nuestros

saberes porque tenemos derechos, aunque no

hablemos la lengua…3



1.

Introducción

El Ecuador es un país multilingüe y multicultural, en donde, además del español, existen trece lenguas indígenas todavía vitales, aunque todas vulneradas en algún grado; esto incluye a la lengua kichwa en el caso que nos atañe, que, a pesar de ser la más hablada en el territorio ecuatoriano (alrededor de 1’000.000 de hablantes), y a lo largo de los Andes (10’000.000 de hablantes), muestra una consistente tendencia al desplazamiento (Haboud 1998 y 2010-2016). Esto implica no solo el debilitamiento de las lenguas, sino también del patrimonio cultural de sus hablantes. En este estudio, nos centramos especialmente en las prácticas tradicionales del uso de plantas medicinales, y en los esfuerzos que desde distintos espacios se despliegan a favor del mantenimiento y revitalización no solo de la lengua, sino de los saberes ancestrales. Para el caso ecuatoriano, ha sido de gran interés el esfuerzo que grupos de jóvenes activistas despliegan en ciudades y zonas periurbanas, como es la Parroquia de Píntag, ubicada a menos de 40 kilómetros de la capital del Ecuador, Quito, y en donde, aunque la lengua kichwa prácticamente ha dejado de hablarse como medio de comunicación permanente, sus habitantes mantienen conocimientos y prácticas ancestrales relacionadas con la alimentación, las plantas medicinales, o las festividades religiosas, la toponimia y fitonimia, así como un fuerte apego a la identidad lingüístico-cultural y a la protección del ecosistema.




3. Acosta, Daniel, 2021. En cuanto a los derechos lingüísticos, puede verse: Haboud, M., Howard, R., Cru, J. y Freeland, J. (2016).



Así, este artículo describe un proyecto de documentación activa-revitalización en marcha, que se desarrolla en torno a las plantas medicinales de la región de Píntag, su categorización, (des)usos, prescripciones y proscripciones, gracias al esfuerzo conjunto entre el programa de investigación interdisciplinario Oralidad Modernidad (en adelante, OM)4
(www.oralidadmodernidad.org) y el colectivo Píntag Amaru conformado por jóvenes miembros de algunas de las comunidades que tal agrupación engloba.

Oralidad Modernidad nació en 2007, como un proyecto de investigación interdisciplinaria cuestionándose cuál era la situación de las lenguas de tradición oral frente a los procesos de modernización y globalización que se desarrollaban aceleradamente, no solo en la región del estudio, sino en el mundo entero. OM se propuso desde un inicio a (1) documentar de forma activa la situación de las lenguas indígenas del país, (2) incentivar y apoyar acciones de revitalización, y (3) utilizar una metodología de colaboración y el trabajo conjunto con comunidades de base, de modo el dar respuestas específicas a las expectativas sentidas de las comunidades. Para esto, hemos generado varios proyectos que al tiempo que son culturalmente pertinentes se ajustan de forma certera a las diversas situaciones de las lenguas indígenas (léase, los hablantes) en Ecuador; Voces y Saberes Ancestrales es el más reciente y el que detallaremos en este artículo.

Por su parte, Píntag Amaru, como la contraparte comunitaria, es un movimiento que busca recoger el pensamiento, las experiencias, las vivencias y saberes de las comunidades de la parroquia de Píntag. Su principal propósito es revitalizar su identidad, cultura y lengua en relación muy íntima con las semillas, el alimento, las tradiciones comunitarias, los conocimientos ancestrales para el manejo de la tierra, la protección del entorno natural y el reencuentro con la lengua kichwa (Acosta 2022).




4. Las experiencias con trabajos desarrollados con lenguas indígenas y variedades de español en el país durante estos años, mantienen firme sus objetivos y filosofía de trabajo conjunto y justicia social con el que se inició Oralidad Modernidad; sin embargo, a lo largo de esta trayectoria, su metodología de trabajo ha ido ajustándose a una de intercambio y colaboración constantes no solo con las comunidades hablantes, sino también con académicos de varias disciplinas; de ahí que al momento, se haya convertido en un programa de investigación transdisciplinar.



Dada la empatía de ambas partes, iniciamos nuestras actividades con la certeza de que la revitalización lingüística no puede desvincularse de los procesos culturales, de la cosmovisión, la historia, las prácticas agrícolas o alimentarias; es decir, que la revitalización debe darse en las diversas ecologías que (re)construyen viejas y nuevas historias, llevándonos a la reapropiación de la identidad y del bagaje cultural (Acosta 2022).

Así, en el 2019, propusimos documentar desde la narración y la etnografía compartidas, las prácticas culturales alto-andinas relacionadas con la salud, especialmente con las plantas medicinales, su (des)uso y la relación estrecha que estas tienen con el bienestar de la población. Puesto que este es un trabajo en colaboración, cada paso va guiándonos hacia el reencuentro con los conocimientos ancestrales, el acercamiento a voces, imágenes y textos explicativos sobre la concepción del cuerpo, la enfermedad, las curaciones, las prescripciones y proscripciones de uso de cada parte de una planta; y el estrecho diálogo que se mantiene con la naturaleza. Por otra parte, se evidencia la relación de este aspecto de la vida de las comunidades de la región en sus manifestaciones sociocomunicativas, en las que aflora el trasvase de la lengua kichwa que pervive en el castellano.

Este artículo se organiza de la siguiente manera. Luego de introducción (§1), §2 describe los procedimientos metodológicos, al tiempo que puntualiza algunos de los conceptos relacionados con la temática tratada; §3 a partir de los datos recogidos en las tres comunidades del estudio, el patrimonio lingüístico y cultural relacionado con las plantas medicinales y sus usos. La sección §4 se ocupa de describir uno de los logros que trascienden a los objetivos iniciales; y, finalmente, en §5 reflexionamos sobre los procesos investigativos centrados en el intercambio y el diálogo, los resultados, productos a largo plazo, desafíos y expectativas futuras.



2.

Algunas consideraciones teórico-metodológicas

Como bien dicen Atkinson y Coffey (2003), nos interesa trabajar con una metodología del diálogo que nos acerque a realidades vividas, pues es a partir de la conversación que la realidad se convierte en texto, construyendo entre los participantes interacciones sociales (Haboud 2019: 56). Durante el proceso, nos ceñimos a las etapas representadas en el “círculo metodológico de interacción social” (Figura 1) que, como puede verse, incluye los siguientes pasos, los mismos que se inician con: (1) diálogos de socialización sobre posibles temáticas y decisión conjunta sobre un determinado proyecto, (2) reconocimiento del territorio, conformación y capacitación de los equipos, (3) desarrollo y evaluación de pruebas piloto, (4) recogida, ordenamiento, sistematización y limpieza de datos, de los que se hace un seguimiento-validación constante, (5) revisión de resultados y productos; y (6) entrega de resultados para su validación final. Una vez concluidas estas etapas, es de esperarse que el proceso motive la creación de nuevas estrategias a favor de la revitalización. En este sentido, debemos mencionar que a pesar de no haber llegado a término con los pasos (5) y (6), han aflorado ya una serie de iniciativas hacia nuevas acciones.

Cabe recordar que cada una de las etapas del círculo metodológico están interrelacionadas de modo que van retro y pro alimentando el proceso, y motivando la ejecución de la siguiente etapa. Finalmente, notemos que la ética es el eje transversal del proceso como un todo y de cada una de sus etapas. Subrayamos, en este sentido, principios que atañen a todos los participantes: no monopolizar o imponer las tendencias o conceptos a los que aludimos en cada actividad, respetar e intercambiar habilidades y conocimientos entre las partes, ser abiertos a dialogar con nuevas voces, buscar vías de integración con la cotidianidad de los hablantes, con el fin de reflexionar conjuntamente sobre situaciones como la pérdida de la lengua, de los principios culturales, o el deterioro ambiental, etc. Se apunta, así, a avanzar hacia la recuperación, contextualizada del patrimonio tangible e intangible de las comunidades con las que construimos procesos de investigación.

Concebidas así, la documentación-revitalización se tornan en un motor para el autoreconocimiento y la autovaloración de lo propio, y en un estímulo para el uso de la lengua, no solo en la transmisión intergeneracional, sino en contextos más amplios. Se facilita y guía la transmisión de saberes, usos y prácticas ancestrales que durante las últimas décadas han enfrentado acelerados procesos de desplazamiento.




Figura 2. Círculo metodológico

Fuente: Haboud 2019, a partir de Haboud 2010



Tomemos en cuenta que esta figura es una limitada y estática representación de procesos muy dinámicos, flexibles y estrechamente interrelacionados que difieren según el contexto en el que se enmarca cada proyecto. En cuanto a la validación de datos, se trata más bien de un seguimiento permanente, como intenta mostrar la flecha amarilla al exterior del círculo.

En párrafos anteriores hemos ya mencionado documentación activa-revitalización como procesos inter-conectados. En los casos en los que hay tendencias a la pérdida de una lengua y, por tanto, a muchos de los valores culturales, es indispensable entrar en procesos de documentación lingüística; es decir, de actividades que permitan registrar la(s) lengua(s) y las prácticas lingüísticas de una comunidad de hablantes, y que se lo haga de forma lo más exhaustiva posible (Himmelmann 2006), tomando en cuenta los distintos contextos sociocomunicativos en los que la lengua se usa o deja de usarse. Sin embargo, en casos de lenguas que están en desplazamiento, como es el caso de Píntag, es crucial que la documentación sea activa; para esto, desde sus inicios se la realiza con miembros de las comunidades, compartiendo conocimientos, habilidades, problemas, soluciones y reflexiones permanentes. Esto implica tener como centro de partida y de llegada a los hablantes, pues solo así es posible validar resultados, evidenciar la utilidad que la lengua propia tiene para los hablantes y entender su relación con el contexto en el que habitan. Así desarrollados, los procesos de documentación generan, de forma natural, acciones de apropiación lingüística, cultural e identitaria desde donde emergen estrategias revitalizadoras propias basada, como sugiere Haboud (2018), en actividades compartidas que se desarrollan desde, con y para las comunidades Figura 1. Círculo Metodológico Fuente: Haboud 2019, a partir de Haboud 2010 de hablantes. Siendo así, la documentación va de la mano de procesos de revitalización guiándonos a obtener resultados, productos, y logros a largo plazo que tienen como base generadora la autodeterminación y el autoempoderamiento de actantes dinámicos.5

Coherentes con lo expuesto, los datos que sustentan este estudio provienen de visitas de reconocimiento del territorio, conversaciones y entrevistas informales con los conocedores y conocedoras del uso de las plantas, sus características, prescripciones y especificidades para su uso. Aunque en general se trata de escuchar voces adultas; en estas comunidades, los jóvenes y miembros del equipo local mostraron tener un conocimiento amplio de las medicinas naturales, que utilizan con regularidad. Muchas de las actividades propuestas para el desarrollo del proyecto se han llevado a cabo en los hogares y los sembríos de los hablantes, de modo que se cuenta con narrativas espontáneas relacionadas con experiencias personales del uso de cada planta.

A diferencia de lo que tradicionalmente se ha definido como narrativa (i.e., pieza literaria en la que cuentan hechos acontecidos a sujetos humanos o no humanos) aquí, la entendemos en un sentido amplio; esto es, como toda forma de contar una experiencia o acontecimiento, propio o ajeno, real o metafórico, ya sea en forma oral o escrita, y que puede incluir todo tipo de medios, desde las conversaciones que se dan junto a un fogón, hasta la posibilidad de hacerlo cinematográfica o radialmente; o bien, gracias a un teléfono celular o un chat.




5. Fals-Borda 1985, Haboud 2018, 2020a, 2020b.

6. Coffey y Atkinson 2003, Ortiz 2008, Smith 1999. Estos conceptos han sido anteriormente discutidos por Haboud (2020a y 2020b), en relación con las fases I y II de Voces andinas y conocimientos ancestrales.



Partimos del presupuesto que aquello que se narra son historias que tienen sentido e importancia para quienes las han vivido (o inventado), más aún cuando las situamos en su contexto sociohistórico y tempo-espacial, de modo que se van interrelacionado experiencias del pasado, el presente y el futuro. Es así como a lo largo de una narración aparecen diferentes voces que representan la realidad social y cultural de los participantes
. Incluir narrativas como parte de estudios investigativos es, como dicen Coffey y Atkinson (2003), trabajar con una metodología del diálogo en la que las narrativas construyen interacciones sociales desde la variedad local del castellano, la misma que da clara cuenta de la historia de contacto con el kichwa.

En la siguiente sección, describimos específicamente Voces andinas y conocimientos ancestrales (Fase III), sus objetivos, localización, metodología y avances.



3.

Voces andinas y conocimientos ancestrales (Fase III)



Queremos devolverle la vida a la palabra…7


Voces andinas y conocimientos ancestrales nació en 2017 como respuesta al deseo de algunas comunidades indígenas kichwas de la Sierra ecuatoriana de recordar y revalorizar sus conocimientos ancestrales, sobre todo, aquellos relacionados con la salud, la enfermedad y el uso de plantas medicinales. La primera fase se llevó a cabo entre 2017 y 2019 en la región norte de la Sierra, en tres comunidades bilingües kichwa-castellano de la provincia de Imbabura8, mientras la segunda fase se desarrolló entre 2018 y 2021 en la provincia de Cotopaxi, con comunidades que tienen el porcentaje más alto de kichwahablantes del país. Voces andinas y conocimientos ancestrales (Fase III) se inició en el 2019, en la provincia de Pichincha, con tres comunidades rurales de la Parroquia Píntag, en el cantón Quito: Santa Teresa de Píntag, Valencia y Tolontag. Estas comunidades son hispanohablantes, aunque en Tolontag algunos adultos mayores hablan el kichwa. En marzo del 2020, se detuvo parcialmente el proyecto debido a la pandemia de COVID19, y a la falta de financiamiento; sin embargo, logramos avanzar con el análisis del material y con algunas otras actividades (Ver apartado 4).




7. Daniel Acosta, en conversación personal. Daniel es el líder de Píntag Amaru y coordinador del equipo de Píntag.

8. Detalles y productos de las dos primeras fases pueden verse en https://oralidadmodernidad.org/saberesancestrales/; Haboud, M., Ortega, F., Farinango, E. y Farinango, A., 2019; y Haboud, M.; Ortega, F.; Lutuala, F.; Toaquiza, E. & Manzano, W., 2021): https://oralidadmodernidad.org/jambij-yuracuna-plantas-que-curan



A modo de recordatorio, el objetivo en estas tres fases ha sido construir una etnografía de las plantas medicinales que documente, desde las voces comunitarias y contextualizadamente, la existencia, usos, categorización, prescripciones y proscripciones de las plantas medicinales de las regiones antes indicadas. Este artículo se refiere exclusivamente a la región de Píntag (Fase III).


3.1 Geolocalización y situación sociolingüística de la región del estudio

Con una población de 20 433 habitantes9, la parroquia de Píntag está a 40 kilómetros de la capital del Ecuador, Quito (Figura 1). Sus habitantes, que, aunque se ha perdido la lengua kichwa, han mantenido los saberes ancestrales, en relación con la confección de artesanías, música, alimentación y el uso de plantas medicinales.10










En cuanto a las lenguas habladas en la región, un sondeo sociolingüístico georreferenciado nacional realizado por Haboud (2010-2016) muestra que, de 380 familias entrevistadas en la provincia de Pichincha, solo un 13% afirmó tener el kichwa como lengua materna. El análisis de los niveles de transmisión intergeneracional de la lengua, a partir de los mismos entrevistados evidencia que mientras los abuelos sí hablaban kichwa, los padres ya no lo hablan (o no lo hablaban), como tampoco sus hijos. Situación similar es la que se da en las tres comunidades de este estudio, pues solamente en la comunidad de Tolontag hay muy pocos hablantes mayores que mantienen la lengua; sin embargo, como dicen sus habitantes, no se han perdido los principios culturales ancestrales, y el castellano de la región se caracteriza por estar matizado por la lengua kichwa todos nivel, fonético-fonológico, morfo-sintáctico, semántico y pragmático11. En este contexto de expectativas lingüísticas y culturales, gestamos Voces Andinas y Conocimientos Ancestrales (Fase III), cuyo proceso se detalla a continuación.


3.2 Pasos del proyecto en el marco de la documentación activa-revitalización

Paso 1. Durante una primera reunión en la comunidad de Santa Teresa de Píntag, dialogamos sobre las fases previas desarrolladas en las otras provincias, la metodología, los resultados, los éxitos y los retos. Se acordó trabajar la etnografía de las plantas medicinales con parámetros similares a los utilizados en las fases anteriores.

En cuanto a las ayudas tecnológicas, analizamos la utilidad de servirnos del software lingüístico Lexique-pro12 que facilita el ordenamiento y sistematización de los datos, permite ajustase a las especificidades de cada tema, y dar vida a las voces de Mamas y Taytas, conocedores de las plantas y sus usos, gracias a la posibilidad de incluir audios y videos. A medida que avanzábamos en la reflexión, fuimos perfilando juntos la idea de lo que esperábamos obtener. No se trataba de un pequeño listado de los nombres de las plantas, sino de una etnografía que pudiera, gracias a las narraciones de los comuneros, hablar de la vida de la comunidad, de su cotidianidad, el uso y desuso de sus chacras (kichwa, ‘tierra de cultivo’), de sus dolencias, tratamientos, curaciones, experiencias, etc.; es decir de todo aquello que en definitiva es la vida de cada hablante en su relación familiar, comunitaria y con el hábitat que lo rodea13.

En relación con el contenido de la etnografía, decidimos seguir el esquema diseñado para las fases anteriores del proyecto, el mismo que incluye una fotografía, el nombre (o los nombres) con el que se conoce a cada planta, y la denominación etnobotánica correspondiente; una breve descripción de la morfología de cada planta, y sus usos. A diferencia de las fases I y II, que fueron bilingües kichwa-castellano; en esta, la información se presenta únicamente en la variedad del castellano andino local.

Paso 2. Luego de la conformación del equipo local (Foto 1) realizamos una primera reunión-taller para la capacitación en el uso de software lingüístico (Fotos 2 y 3). Esta se realizó con el apoyo de miembros de Oralidad Modernidad, y consistió en tres etapas: (a) dialogar sobre el significado que para cada uno de nosotros tenía -y tiene- este proyecto direccionándolo hacia una revitalización integral, (b) revisar rápidamente la guía de entrevista (Anexo 1) subrayando que no se trata de un cuestionario, sino de una guía-recordatorio para conversar sobre cada planta; y (c) capacitarnos sobre el uso del software escogido Lexique-pro.




11. Para un análisis de los sondeos lingüísticos desarrollados sobre el kichwa de la Sierra entre 1991-1992, puede verse, Büttner y Haboud 1992, Büttner 1993, y Haboud 1998. Para el estudio sociolingüístico georreferenciado nacional, ver Haboud 2010-2016 (geolinguisticaecuador).

12. El uso y alcance de esta herramienta que es de libre acceso, puede verse en lexiquepro.

13. Para una discusión al respecto, ver Agar 1980.

14. Con el equipo local inicial, posteriormente colaboraron: Mayra Aimacaña, Mario Bautista, Susana Bautista, Lucio Chasipanta, María Llulluna, Doménica Chasipanta, y Juan Bautista. No constan aquí los nombres de los conocedores y conocedoras, pues, al momento se está limpiando la base de datos.




Foto. 1 El equipo local:

Daniel Acosta, Eduardo Pilaquinga, Saul Bautista,  Edwin Pilaquinga, Lucio Bautista, Gissela Bautista14
Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019





Foto 2. Primeras conversaciones sobre el sistema de trabajo y las responsabilidades individuales y colectivas.

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019




Foto 3. Aprendiendo Lexique-pro

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019



Paso 3. Esta reunión se inició con un breve análisis de las pruebas piloto, para luego ingresar la información obtenida en Lexique-pro. Algunos miembros del grupo trajeron, no solo la información, sino también algunas de las plantas (Fotos 4 y 5). Fue interesante notar que algunos de los usos se ajustaban a nuevas actividades que realizan los jóvenes. Varios de los miembros del equipo local trabajan en la construcción y son miembros de equipos de fútbol, explicaban entonces cómo usaban estas plantas para los golpes o caídas que tenían durante los juegos o en su trabajo.

Desde el inicio, se trató de tener información lo más completa en cuanto a la morfología de cada planta, su preparación, usos y recomendaciones, si bien no siempre fue posible completar los detalles particulares, tarea que, debido a la pandemia de COVID-19, se ha retomado a partir de octubre 2022. Subrayamos la importancia de que las Mamas y Taytas no sean invisibilizados, sino que su nombre y una foto siempre aparezcan en la ficha correspondiente. Adicionalmente, incluimos fotografías de cada planta, aunque en algunos casos no ha sido posible obtenerlas pues algunas de las plantas que los usuarios sí conocían y describían estaban en territorios muy alejados de las comunidades.






Foto 4 y 5. Evaluación de prueba piloto e ingreso de datos en Lexique-pro

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019



Paso 4. Esta etapa fue la más larga y de minucioso trabajo por tratarse del ordenamiento, registro y sistematización de datos (Fotos 6 y 7). Para ello, se tomó en cuenta las observaciones de cada uno de los miembros de la comunidad y de los equipos con quienes hacíamos reuniones periódicas de seguimiento y evaluación (Foto 8).




Foto 6 y 7. Revisión de los datos recogidos e ingresados a Lexique-pro

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019




Foto 8. Mamas y Taitas validan el material recogido.

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019



En marzo 2020, con la llegada de la pandemia, ya habíamos recogido más de 100 plantas y se había ingresado al programa Lexique-pro al menos un 60% de la información (Foto 9); sin embargo, era necesario completarla y validarla en cuanto a los usos, el nombre botánico y la taxonomía propia; así como determinar la pertinencia y calidad de las fotografías y del material audiovisual; tareas que retomamos en octubre de 2022.





Foto 9. Muestra de la descripción de una planta en la base de datos

Fuente: Archivo, Oralidad Modernidad 2019



Trabajar con Lexique-pro resultó muy interesante, no solo porque permite ordenar y visualizar los avances del proceso, sino también porque atrae a los jóvenes quienes rápidamente comprueban que estas tecnologías son sencillas de aprender y manipular; se necesita únicamente, tener la oportunidad de conocerlas. Aquí, uno de sus testimonios:

Estamos haciendo en este momento de que podamos recuperar algo y que podamos llevar a las nuevas generaciones (…). Y ha sido bien interesante este programa. Nos permite muchas cosas, ingresar fotos, audios, textos en diferentes idiomas [...] y trabajar en otras cosas. Parece difícil, pero fácil ha sido… (AF, 20/18).

Otra de las facilidades de este programa es que los datos ingresados en la plantilla se transfieren, con relativa facilidad, a un documento de word o pdf (Ver imágenes 1 a 4).



(1)



(2*)


*Foto: floradelamitaddelmundo



(3)



(4)


Nótese la riqueza de información etnolingüística que encontramos en solo cuatro plantas: (1) y (2) tienen nombres compuestos del kichwa. (1) Atuksara, del kichwa atuk ‘lobo’ o ‘zorro’, y sara ‘maíz’, esto es: ‘maíz que comen los zorros’; y (2) Aya taxu, del kichwa aya ‘espíritu de un difunto’, y tawzu ‘taxo’, ‘Taxo silvestre’o ‘Taxo del monte”. La planta en (3) Congona, es un nombre propio que parece venir de variedades de la lengua quechua propias de Perú y Bolivia, o posiblemente del jacaru, lengua aimaraica hablada en Perú (Torero 2002).

En cuanto a (4), la Jícama (Pachyrhizus erosus) es de origen mexicano, cuya denominación proviene de la lengua náhuatl. Esta planta ha sido tomada como propia en muchos lugares de América Latina y en la región de Píntag. En efecto, Don Alfredo, miembro de la comunidad de Santa Teresa de Píntag, describe las bondades nutricionales y medicinales de la Jícama, así como las precauciones que debe tenerse en cuenta, pues consideran que las flores son venenosas. Es reconocida por sus beneficios para el sistema genitourinario, y se la usa también como un refrigerio en forma de hojuelas horneadas o fritas de dulce o sal (chips), como acompañamiento de un plato fuerte, o como un té que puede tomarse frío o caliente. Al tiempo que describe los varios usos de la Jícama, Don Alfredo nos enseña cómo cultivarla, cuidarla y cosecharla (Foto 10). Más interesante aún, subraya la importancia que tiene esta planta en el mantenimiento de las relaciones comunitarias y en el mantenimiento de principios que son base de la vida en los Andes, como la generosidad, el intercambio y la reciprocidad:

[esta planta] ya no se ve en el campo. Nosotros tenemos porque sabemos que es medicinal. Hemos ayudado a mucha gente […]. Sabemos que para la diabetes es muy bueno. Muchos amigos que tienen diabetes, personas que han sufrido mucho de eso, nos han pedido de favor y les hemos llevado una arroba, 20 libras, 15 libras, de este, a veces hasta un quintal damos […] les ha hecho bastante bien porque es medicinal.15

Otra planta de uso múltiple y muy importante en la región de Píntag, es el Tzinzo (TagetZes minuta). Como una infusión, ha sido un refuerzo frente al COVID-19 por sus características antimicrobianas y antibióticas, es un condimento usado para saborizar ensaladas y, en combinación con otras plantas, es un fungicida natural muy efectivo. Según Rivas (2020), este árbol, propio de la Sierra central ecuatoriana, está en vías de extinción16.

Más allá del espacio comunitario, jóvenes innovadores del arte culinario en el Ecuador han venido trabajando en la creación de recetas que se basan en algunas de las plantas que hemos encontrado en las diferentes fases del estudio, con el fin de aportar, con nuevos sabores, al reconocimiento de las plantas y sus beneficios en el mantenimiento de la salud; como bien se menciona en la prensa ecuatoriana: la investigación académica une cocina y ciencia (El Comercio 2015)17.




Foto 10. Alfredo Acosta cosecha Jícama.

Fuente: Píntag Amaru, 2020.


Paso 5. Esta etapa corresponde a la validación de resultados finales. Si bien no hemos llegado a obtener la información total sobre cada planta, durante la pandemia avanzamos en varios aspectos. En la primera fase recogimos 107 plantas, y en la segunda, 60 (Imbabura 107 plantas y Cotopaxi 60). 18

Desde OM se viene realizando un análisis prolijo de la nomenclatura de las plantas, las lenguas utilizadas para su denominación, y la información faltante. Fue muy interesante comprobar que, de las 141 plantas, el 52,6% tiene un nombre en castellano, 31,5% mantiene el nombre en kichwa, y el restante 15,9% usa las dos lenguas, como dice AF: “Las plantas llamamos más en castellano, como aliso, malva, berro, pero también en kichwa, Ñacha, Paicu, Anguyuyu (‘hierba dura/fuete’), Jatuncasha (‘espina grande’), Puma maki (‘mano de puma’); o combinamos las dos lenguas: Caballo chupa (‘cola de caballo’), Guagra/Huagra manzana (‘manzana del ganado’) […]. Todas son plantas como nuestras…” (AF, 2019).




15. La importancia de la jícama, en palabras de Alfredo Acosta, puede verse en: Jícama

16. dspace.pdf

17. El Comercio: sabores-latitudcero [16 de octubre de 2015]

18. Las publicaciones de las dos primeras fases pueden verse en: oralidadmodernidad-publicaciones

Como resultados adicionales del proyecto, se han producido videos, grabaciones, postales; así como cientos de fotos de las comunidades, las plantas y los sembríos (www.oralidadmodernidad.org/vocesysaberesancestrales). Es decir, se ha ido creando una profunda, si bien todavía incompleta, etnobiografía de Píntag desde tres comunidades, con ellas, y para ellas (Haboud 2019 y 2020b). Esta es una muestra de lo que entendemos por documentación activa que se convierte en un proceso multidimensional que motiva la revitalización.



4.

De plantas y semilleros…

En la comunidad de Santa Teresa de Píntag, a nuestra llegada en el 2019, se tenía en mente recuperar semillas de plantas alimenticias y curativas que se estaban perdiendo. Consideramos entonces que sembrarlas en un invernadero sería parte del proyecto Fase III. Es así como apoyamos con la preparación del terreno de una de las viviendas para convertirlo en el espacio donde se reproducirían semillas, bajo el cuidado de Píntag Amaru (Fotos 11 y 12).




Foto 11. Reserva de algunas semillas coleccionadas por Píntag Amaru

Fuente: Archivo Oralidad Modernidad, 2019




Foto 12. Mejoramiento del terreno para el invernadero

Fuente: Píntag Amaru, 2019



Este espacio se mantiene al momento y durante la pandemia ha sido utilizado, sobre todo, para la producción de alimentos.

El aislamiento durante la pandemia de COVID-19 fue un periodo de reencuentro con las plantas medicinales y de reflexión para descubrir más de cerca las propiedades de aquellas plantas que aportan para el refuerzo inmunológico de los habitantes, y de motivación para “aprender del conocimiento de los mayores”, “volver, con la familia”, “despertar a la tierra”, “aprender y enseñar a nuestros hijos cómo vivir en armonía con el ecosistema o las otras formas de existencia”19. Es así como se inició la construcción de una ecoaldea en la comunidad de Valencia (Parroquia de Píntag) (Fotos 13 y 14); en la que se cuenta con un espacio educativo donde se busca transmitir los conocimientos ancestrales y principios comunitarios, sobre todo, a los niños, niñas y jóvenes de las comunidades. Se han dado cursos introductorios de kichwa como uno de los componentes de la clase de Narración Participativa Kichwa, Territorio, Cuerpo y Sonido para aprender sobre los topónimos de la región y su relación con el cuerpo-territorio. Se motiva así, el uso de las dos lenguas. Cabe indicar que el paisaje lingüístico de este espacio, incluida la ecoaldea y la todavía en construcción wawa wasi (casa de niños y niñas’) es bilingüe en kichwa-castellano.




19. Comentarios de algunos participantes durante encuentros virtuales realizados en el 2020. Nótese el uso de la preposición ‘a’ (despertar a la tierra), lo que nuestra recuerda que la tierra es un ser viviente con el que se relaciona íntimamente la ecología de las lenguas.




Fotos 13 y 14. Despertar a la tierra y transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones.

Talleres en la Ecoaldea, Comunidad de Valencia (Parroquia de Píntag).

Fotos: Daniel Acosta, 2021



5.

Más que concluir… reflexionar

Voces andinas y conocimientos ancestrales (Fase III) nació con el propósito de generar reencuentros contextualizados con las plantas medicinales de tres comunidades rurales cercanas a Quito: Santa Teresa de Píntag, Valencia y Tolontag; esto, como una forma de acercarnos a los saberes ancestrales de la región, documentarlos, reforzarlos y, sobre todo, transmitirlos. Aunque este estudio continúa desarrollándose, es claro que los conocimientos sobre al menos 140 plantas y sus múltiples usos ya sea como medicinales, alimenticias u ornamentales, perviven a pesar de los cambios propios de la urbanización, la modernidad y la tan vertiginosa globalización que rodea a Píntag.

En estos procesos de investigación-aprendizaje han destacado los conocimientos de los mayores, así como también los de varios jóvenes interesados en preservar la ecología de cada planta, reconocer la lengua kichwa y valorar los saberes que se pensaban olvidados.

La llegada del COVID-19 a inicios del 2020, lejos de detenernos, nos impulsó para continuar creativamente con este proyecto, tanto para palear algunos de los efectos pandémicos con el uso de varias plantas, como para avanzar en la construcción del invernadero, la ecoaldea y la wawa wasi; y organizar talleres con los que se busca transmitir el conocimiento, optimizando el trabajo colectivo.

En cuanto al deseo de revivir el kichwa, se lo mantiene en la denominación de las plantas y la toponimia en general, evidenciándose el dinamismo del contacto con el español que permite crear nombres donde se combinan armoniosamente las dos lenguas. Por otra parte, como mencionamos, los jóvenes activistas de la recuperación han ido transformando el paisaje lingüístico que rodea la ecoaldea y la wawa wasi con señalética bilingüe kichwa-castellano. Así, se busca reaprender la lengua en relación con las ecologías que la rodean, al tiempo que se refuerza las identidades individuales y colectivas, parantes que sostienen sus valores culturales y cosmovisión integral.

En lo que concierne al proceso investigativo, estudios como este refuerzan nuestro principio de trabajar con metodologías del diálogo, y de mantener perspectivas integradoras que partiendo de la interrelación entre varias disciplinas y varias culturas nos guíen hacia una mejor comprensión de la complejidad del conocimiento, desde enfoques que conciben la realidad como un todo interrelacionado, diverso, pero no fraccionado, y afianzando nuestros objetivos de aprender, enseñar y vivir, como propone Basarab (1996), desde un pensamiento complejo que entreteje las disciplinas como una posibilidad de entendernos en completud sobrepasando la fragmentación del sujeto separado de sí mismo para tener la capacidad de convivir con la diversidad de los saberes que nos rodean, pero que tendemos a invisibilizarlos. De ahí que el diálogo de saberes y la complejidad sean inherentes a la investigación transdisciplinaria y al compromiso social20.

En consecuencia, necesitamos estar prestos para ajustar nuestras metodologías de trabajo de modo que logremos descolonizar profundamente, y de raíz, ideologías persistentes que inciden en las desigualdades y que provocan actitudes de lingüicismo, racismo y sexismo (Haboud 2020a y 2020b).

Finalmente, queremos expresar que pesar de los retos que persisten, volver la mirada al trabajo que habíamos iniciado hace tres años y retomarlo en unidad y con entereza cuando la pandemia aún no ha terminado, nos reitera que cada etapa de Voces y saberes ancestrales empieza con una mirada aparentemente lejana e impersonal del paisaje, con un nombre, una planta, una dolencia, muchas voces e historias que se van convirtiendo en una red compleja de semillas de conocimiento, de etnografías, y autoetnografías, hasta por fin lograr dialogar con el otro y con la tierra.




20. En torno a la transdisciplinariedad, ver Morin (1990, 2020), Basarab (1996), entre otros.



Referencias


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Anexo 1- Guía de seguimiento de las plantas medicinales