Resumen
Diego López Idrovo1
Luis Santiago Sarmiento Moscoso2
La pobreza por ingresos junto con la desigualdad continúan como un problema fundamental en América Latina y Ecuador no es la excepción. Si bien este fenómeno ha sido un eje central en las agendas políticas, estos esfuerzos requieren un estudio más detallado en los territorios. Por lo tanto, este artículo analiza los determinantes de la pobreza regional en Ecuador de 2007 y 2021 utilizando datos de la Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo. Para ello, se utilizó el modelo econométrico LOGIT que permite estimar los determinantes de la pobreza de los hogares. Los resultados del estudio muestran que los principales factores de pobreza a nivel regional son la ubicación geográfica, el empleo y la educación. Con lo que, se recomienda la participación gubernamental a través de la política educativa, el desarrollo empresarial y la inversión en servicios públicos de alta calidad especialmente en las zonas más afectadas por el subdesarrollo.
Palabras Clave: Análisis regional, empleo, ingresos, pobreza, política económica
1 Universidad del Azuay • diegosebass@es.uazuay.edu.ec • https://orcid.org/0009-0009-8845-0906 • Cuenca, Ecuador
2 Universidad del Azuay • ssarmiento@uazuay.edu.ec • https://orcid.org/0000-0002-1527-9898 • Cuenca, Ecuador
Abstract
ncome poverty along with inequality continue as a fundamental problem in Latin America, which in the case of Ecuador is no exception. Although this phenomenon has been a central axis in the political agendas, these efforts require a more detailed study in the territories. Therefore, this article analyzes the determinants of regional poverty in Ecuador from 2007 and 2021 using data from the National Employment and Unemployment Survey. For this, the LOGIT econometric model was used to estimate the determinants of household poverty. The results of the study show that the main factors of poverty are geographic location, employment and education. With which, government participation is recommended through educational policy, business development and investment in high quality public services, especially in the areas most affected by these faces of underdevelopment.
Keywords: Economic policy, Employment, Income, Poverty, Regional analysis
Introducción
a pobreza por concepto de ingresos constituye un problema que el Ecuador enfrenta desde hace ya varias décadas, cabe mencionar que, a pesar de los adelantos significativos para contrarrestar este fenómeno en los últimos años, el país continúa frente a desafíos sustanciales en este ámbito (Instituto Nacional de Estadísticas del Ecuador [INEC], 2021). La literatura previa aborda la pobreza de distintas formas, se destaca la presencia común de determinantes como el ingreso, años de estudio, autoidentificación étnica y género (Guallichico y Zapata, 2021; Viscaino, 2019; Jiménez y Alvarado, 2018).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2021) describe a la pobreza como la disociación proveniente de la ausencia de los recursos necesarios para poder adherirse a las condiciones materiales que posee una sociedad. Con base en las cifras del Programa de Naciones las Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2021), a nivel mundial existen 736 millones de personas en extrema pobreza, determinando que 1 de cada 10 personas se halla en 4 condiciones de pobreza extrema. En el 2021, Ecuador llegó a presentar una tasa de pobreza de 29.7%, mientras que países vecinos como Colombia y Perú registraron niveles de pobreza de 36.3% y 25.1% respectivamente, Bolivia un 31.2% y Argentina presentó un 29.5%, según la CEPAL (2021).
La pobreza en el Ecuador es un fenómeno que afecta cada vez a más personas, siendo algunos determinantes que afectan a este problema social. En este sentido, existe algunas maneras de categorizar si una persona es pobre, por ejemplo con una perspectiva multidimensional, por consumo o por ingresos, correspondiendo al enfoque de este estudio. En este sentido, en diciembre de 2021, se considera a una persona pobre por ingresos si percibe un ingreso familiar per cápita menor a USD 85,60 mensuales y pobre extremo si percibe menos de USD 48,24. Cabe destacar que este estudio se enfatizó en 2007 y 2021, debido al inicio de un nuevo ciclo en las políticas públicas y la hecho de que en 2021 se fortaleció la representatividad de la muestra, luego de haber superado la crisis generada por la pandemia a nivel social, económico y en la calidad de la información. Según el INEC (2021), para diciembre de 2021, la pobreza a nivel nacional se ubicó en 27,7% y la pobreza extrema en 10,5%. En el área urbana la pobreza llegó al 20,8% y la pobreza extrema a 5,9%. Finalmente, en el área rural la pobreza alcanzó el 42,4% y la pobreza extrema el 20,3%. Ante la propagación del virus del COVID-19 en el año 2020 resulta evidente el aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema, sobresaliendo la persistencia de la desigualdad y la afectación en los principales sectores del país como la educación, salud y empleo (Cevallos et al., 2020). Por ejemplo, en 2019 el nivel de pobreza a nivel nacional fue de 25%, mientras que en 2020 alcanzó 8 puntos más, es decir una tasa del 33%, la más alta desde el año 2010 (INEC, 2021).
Por lo tanto, el objetivo de esta investigación consiste en analizar los determinantes de la pobreza de los hogares ecuatorianos respecto a las regiones del país, pues cada una de ellas podría representar una condición estructural distinta, llegando a ser un aporte interesante al no contar con los estudios previos y suficientes a nivel territorial desagregado que provocaría una prolongación e incluso expansión de condiciones de privación laboral, económica, educativa, sanitaria, social y de oportunidades para quienes se encuentran bajo este umbral en el país.
Entre los principales resultados de este artículo se menciona la alta incidencia de pobreza en factores relacionados al empleo y la calidad del mismo, lo cual repercute directamente en los ingresos de los individuos; así también, la localización geográfica y autoidentificación étnica poseen una relación positiva con respecto a la variable de estudio. La Amazonía ecuatoriana concentra una mayor tasa de pobreza por ingresos, seguida de la región Costa y, por último, la Sierra. Mediante los hallazgos de este estudio, se requiere del desarrollo de políticas públicas orientadas a la inclusión social y geográfica de los grupos sociales. Es importante buscar la integración de las fortalezas y capacidades de los sectores más aquejados, otorgando así los recursos necesarios para prosperar de manera física y mental, asegurando el acceso a salud, educación y seguridad de los individuos.
El presente artículo está organizado de la siguiente manera: en primer lugar, se incorpora el marco teórico, para luego mencionar la revisión de literatura. Posteriormente, en la sección tercera, se demuestra la metodología con sus principales resultados y discusión. Finalmente, se presentan las conclusiones del estudio.
l fenómeno de la pobreza lleva siendo teorizado y definido por varios analistas bajo diversas perspectivas o enfoques a lo largo del tiempo (Stezano, 2020). Es esencial figurar tanto sus fundamentos como sus derivaciones, esto debido a que, sin un panorama esclarecido de esta condición, resulta complejo diseñar una agenda de desarrollo orientada al alivio y disminución de la pobreza.
Boltvinik (2020) sostiene que existen distintas maneras de comprender, entender o definir a la pobreza, involucrando un patrón de privaciones, que a su vez puedes ser desagregado en el nivel de vida, desigualdad o posición económica, especialmente entre lo urbano y rural.
La pobreza es un fenómeno de privación que está ligado a un fragmento de arbitrariedad inherente debido a la noción particular de pobreza en el contexto específico de cada grupo social. En este sentido, ser pobre no puede explicarse tan solo con una línea de pobreza establecida, pues la pobreza implica la insuficiencia de recursos y capacidades necesarias para desarrollar una serie de funciones básicas, considerando las ambigüedades y situaciones de cada entorno (Sen, 1992).
Por otra parte, el PNUD (2019) manifiesta que la pobreza se define como la negación de elecciones y oportunidades de vivir una vida tolerable. Por lo tanto, se considera a esta condición como la privación de una serie de necesidades humanas fundamentales, donde puede incluirse alimentación, salud, vivienda, formación, agua potable, servicios de saneamiento e información, conocida como pobreza multidimensional.
Ahora bien, para el caso de la pobreza por concepto de ingresos, la insuficiencia de los medios monetarios para alcanzar niveles de prosperidad compatibles con la dignidad humana es una de las manifestaciones más alarmantes de la desigualdad social. Esto provoca estímulos negativos para la innovación e inversión en algunos países, representando una ineficiencia de costos en el proceso de desarrollo (CEPAL, 2021).
En el enfoque de pobreza por insuficiencia de ingresos, una persona se considera pobre si el ingreso del hogar en el que vive está por debajo de cierto umbral monetario. Sin embargo, no existe una medición universal para este enfoque. En Ecuador, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (2021) delimita que un individuo está en condiciones de pobreza por ingresos cuando su ingreso per cápita se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Por razones metodológicas se aplica la evaluación nominal de la línea de pobreza en $85.6 por persona, obtenido a partir del Índice de Precios al Consumidor (IPC) con fecha de corte a diciembre de 2021. Este año fue considerado debido a la homogeneidad de las variables explicativas empleadas en este estudio y la significatividad de la información levantada luego de la pandemia. Es importante mencionar que la determinación de la pobreza mediante el Instituto Nacional de Estadísticas del Ecuador, también es considerada por el método multidimensional y por determinantes en el consumo. Sin embargo, ante posibles efectos de endogeneidad con las variables explicativas no se consideran estos dos últimos enfoques.
Revisión de literatura
través de la revisión literaria efectuada a nivel latinoamericano y más concretamente en el Ecuador, se puede observar que las determinantes de la pobreza por ingresos en el país tienen una alta implicación con respecto a factores relacionados con el empleo, educación y área geográfica (Morán y Lozano, 2017; López y Maldonado, 2018).
En este contexto, Guallichico y Zapata (2021) utilizaron un Índice Multicriterio de Pobreza, realizando un análisis temporal a nivel nacional de corte transversal para construir el ImulcrP (Índice Multicriterio de Pobreza), siendo “1” la presencia de carencia y “0” el caso opuesto. Se estableció que las provincias de Morona Santiago, Orellana, Pastaza, Napo y Esmeraldas son las provincias con mayor nivel de pobreza según este criterio. Se identificó también, que para reducir este fenómeno en los grupos sociales de mayor pobreza es necesario contar con una mayor cantidad de recursos y una mejor redistribución de los mismos. Similar noción sobre los resultados regionales obtienen Viscaino (2019) y Jiménez y Alvarado (2018).
A su vez, Morán y Lozano (2017) y López y Maldonado (2018) estudiaron las condicionantes de la pobreza en el Ecuador. A través de un modelo econométrico PROBIT en el que se incluyeron variables como el índice de pobreza, género, educación, región natural, categoría de actividad y el grupo étnico con el que se identificaron los grupos sociales; además se determinó que los sectores rurales presentaron peores condiciones en variables estratégicas como la tasa de pobreza, empleo, educación e ingresos comparados con las poblaciones urbanas. Así también lo determinan Ortíz (2020), Acosta (2020), Bigoni y Mendoza (2018) y Haro et al. (2020), incluyendo factores laborales, educativos y sociodemográficos como las principales causales de la pobreza en Ecuador. Posteriormente, Vásquez (2022) indica que la extrema pobreza, demostró un crecimiento prorrico o antipobre, indicando que la misma incrementó en el periodo de 2013 a 2017.
De igual manera, Chalela (2018) menciona sobre la existencia de trampas de pobreza en hogares que poseen un jefe de hogar con bajos niveles de educación y que radican en zonas rurales o se auto identifican como indígenas. Esto significó la existencia de una carencia mayor de educación, sistemas de sanidad y niveles de transferencias condicionadas en estas áreas o zonas. La aparición de escenarios de pobreza tiene que ver con características demográficas y de capital humano (Brborich y Castillo, 2007).
Morales y Mideros (2021) analizaron los principales indicadores de la pobreza Multidimensional en los hogares de campesinos y agricultores. Se determinó mediante este estudio que existió un aumento de la brecha de empobrecimiento durante este periodo. Más del 50% de los hogares presentaron ausencias y faltas conjuntas en formación, ocupación, seguridad social, salud, agua y alimentación. Se infiere que los principales problemas de carencia son la falta de acceso al agua, desempleo, educación incompleta, escasez habitacional y un sistema de pensiones insuficiente, siendo similares resultados los que identifican De la Fuente y Cartagena (2007).
Orellana et al. (2018) analizaron la existencia de una dependencia espacial mutua entre diferentes sectores geográficos del país y su alteración en el tiempo entre los años 1990, 2001 y 2010. Se obtuvo que la autocorrelación espacial de los indicadores de pobreza para los años estudiados resulta significativa y de naturaleza positiva, esto indica que la pobreza a nivel cantonal está ligada al comportamiento de esta condición.
En temática de políticas públicas y el papel gubernamental, Ayala et al. (2021) efectúan un estudio descriptivo sobre la evolución de la pobreza por Ingreso en Ecuador en el período de Covid-19 y su repercusión hasta el año 2020. Mediante revisión hermenéutica y análisis de contenido, analizando las variables macroeconómicas como el PIB, Gini y empleo, se evidencia un retroceso de 10 años en los niveles de pobreza, demostrando que la pobreza posee niveles superiores a la tasa de empleo en un 1.6% adicional. A su vez, Arellano et al. (2022), mediante el método econométrico de Mínimos Cuadrados Ordinarios, establecieron que la tasa de desempleo es la variable que más impacta sobre la pobreza. Similar resultado presenta los estudios de Burgos y Cando (2016) y García y Núñez (2022) respectivamente.
Desde un enfoque analítico, Gaussens (2017) analizó las políticas de combate a la pobreza efectuadas en Ecuador y Latinoamérica entre 2013 y 2017. Se expone en este estudio los efectos de medidas estatales como subsidios, bonos, créditos y programas de diversa índole. Estas políticas han exteriorizado efectos negativos en aspectos como la capacidad de organización y congregación social. Tales medidas parecen tener un efecto de permanencia institucional, aval de gobernabilidad política y seguridad legal para la inversión de capitales, en lugar de una reducción significante en los niveles de pobreza.
Arrobo y Zamora (2017) propusieron un estudio en el cual revisaron la literatura de la construcción del IPC, en el cual se indica que el progreso humano requiere ajustarse a las características particulares de los países que la aplican, donde se debe considerar elementos culturales, económicos, políticos, etc.
Gaona y Macas (2020) determinaron que la sociedad ecuatoriana se ha distinguido por denotar altos índices de desigualdad, donde un segmento de la población ha sufrido frecuentes limitaciones según los ciclos expuestos. Esta restricción de facultades ha inducido a una población ensimismada en dinámicas de pobreza desde varios puntos de vista. En contraste, Álvarez (2020) indicó que la inclusión financiera tuvo un efecto positivo y significativo en el alivio de la pobreza en Ecuador. Lo afirman a su vez en su estudio post-pandemia Correa Quezada et al. (2020). De igual manera, se postula requerir un mayor control por parte del Estado y la colaboración activa del sector privado para la canalización de los programas y proyectos de servicios sociales (Moreira y Barreno, 2021).
Izquierdo et al. (2018) utilizan una aplicación del modelo de Mínimos Cuadrados Ordinarios para la variable de Gasto Público en Educación y su relación con los niveles de pobreza, se encontró que por cada millón de dólares invertidos en educación, la pobreza obtiene una disminución de 0.09%, así también, se observó un coeficiente de determinación R2 de 76.06%, donde el índice de pobreza se explica mediante un cambio en la educación, lo cual ajusta el modelo a los datos reales.
Finalmente, Albuja (2021) planteó una evaluación Ex Ante de los efectos que tendría la aplicación de la renta básica en los niveles de pobreza. Esta evaluación permitió observar la necesidad de políticas tributarias de carácter gradual que favorezcan la redistribución de la riqueza, esencialmente orientadas a la cooperación de estratos sociales más dominantes.
A pesar de la importancia crítica de comprender las disparidades económicas dentro del país, no existen estudios rigurosos y exhaustivos que aborden específicamente esta cuestión a nivel regional. Esta brecha en la literatura representa una oportunidad para explorar a fondo las dimensiones subnacionales de la pobreza en Ecuador, desentrañando las complejidades y peculiaridades que podrían existir entre diferentes áreas geográficas del país, de ahí que emerge el principal aporte de esta investigación.
Métodos
Para el presente artículo se utilizó la base de datos muestrales recopilados de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU), realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en los periodos 2007 y 2021, la cual será aplicada a una estratificación regional para descubrir las particularidades en las dinámicas de pobreza.
Los años mencionados se incluyeron debido a que la encuesta considera una representatividad geográfica a nivel nacional (urbano y rural) en las regiones Costa, Sierra, Amazonía e Insular, mejorando la significatividad y la comparación de las variables explicativas que se permite en esos años. La particularidad de la técnica de muestreo de esta encuesta es estratificada, probabilística y trietápica, plasmando datos denominados de corte transversal. Es importante destacar que este estudio se centró en un análisis a nivel regional, aspecto no considerado en estudios previos sobre este tema de interés en Ecuador.
Dado que la estimación de la variable de pobreza es de carácter binario, se puede considerar a un hogar pobre o no pobre, en función de una serie de variables explicativas o independientes, esta exploración se fundamenta en la aplicación del modelo econométrico LOGIT para efectuar su análisis. Las regresiones LOGIT son modelos de regresión no lineales elaborados en específico para variables dependientes binarias (Stock & Watson, 2012). En este sentido, el modelo se calculará mediante la Estimación de Máxima Verosimilitud (EMV), el cual consiste en encontrar los parámetros que maximizan la probabilidad de que la muestra haya sido obtenida (Greene, 2003).
Este modelo tiene un carácter regresivo no lineal y se aplica al momento de trabajar en variables dependientes binarias. En un modelo binario la variable regresada es del tipo sí/no, que indica presencia/ausencia para un caso concreto. En este tipo de modelos la variable dependiente es el logaritmo de la razón de posibilidades, esta misma es una función de la forma lineal de las regresoras, por este motivo se le atribuye la expresión de distribución logística (Gujarati y Porter, 2009). En este modelo, el signo de los parámetros estimados indica la dirección en la que se desplaza la probabilidad al momento de aumentar la variable exógena.
En un modelo de respuesta binaria, el interés radica primordialmente en la probabilidad de respuesta
donde x denota el conjunto total de variables explicativas (Wooldrigde, 2010).
Donde es la probabilidad de que una persona se encuentre en condiciones de pobreza en función del conjunto de variables explicativas, ; por otra parte, G representa la función que toma valores entre cero y uno, esta corresponde a la función de distribución normal estándar, son la agrupación de variables independientes que agrupan las características socioeconómicas de los individuos. Se va a estimar el siguiente modelo para cada región del país.
Donde:
Yp= Condición de Pobreza SI o No
B0 = Intercepto (Valor esperado de Yp cuando todas las variables independientes =0)
Ba = Área geográfica (Urbana / rural)
Br = Región (Costa, Sierra Amazonía)
Bni = Año aprobado
Be = Edad
Bo= Categoría de ocupación (Dependiente, Autónomo, Otro)
Bg = Género (Hombre, Mujer)
Be = Autoidentificación étnica (Blanco, Mestizo, Indígena, Otro)
ee = Término de perturbación o error
Como ya se mencionó anteriormente, la variable dependiente de condición de pobreza se interpreta en el modelo con un carácter bivariado, siendo “1” la existencia de este fenómeno y “0” la no existencia de pobreza.
Las variables a utilizar son la pobreza por ingresos, el área geográfica, región, año aprobado de estudios, género del jefe de hogar, categoría de actividad, edad y autoidentificación étnica. Particularmente para este estudio, se utilizará como objeto de estudio a los denominados jefes de hogar, quienes se caracterizan por ser aquellos individuos reconocidos en el hogar por esta designación, sea por mayor responsabilidad en las decisiones, prestigio, ancianidad, motivos económicos o por tradiciones culturales y sociales (INEC, 2021).
La categoría de ocupación dispondrá de tres subcategorías: “Dependientes”: asalariados, jornaleros y empleados domésticos; “Autónomos”: Patronos y trabajadores por cuenta propia; “Otro”: Trabajadores del hogar no remunerados y trabajadores no del hogar sin pago. Por otra parte, la autoidentificación étnica clasificará en la categoría “Afrodescendiente” a personas que se auto consideran afroecuatorianas y mulatas. En tanto, por razones de consistencia de datos, la subcategoría “Otro” incluye a montubios y otras etnias no clasificadas por la Encuesta Nacional de Empleo y Subempleo (ENEMDU).
Resultados
e observa en la Tabla 1 que en el año 2007 la pobreza en Ecuador afectaba a más del 35% de los jefes de hogar en todas las regiones. La región Amazónica tenía la mayor tasa de pobreza, con casi el 39.76% de los jefes de hogar en esa situación, seguida por el Litoral con una tasa del 37.79% y la Sierra con un 35.10%. Si bien en 2021 la pobreza sigue siendo un problema, se evidencia una disminución considerable en ciertas regiones, aunque en la Amazonía se evidencia que el 26.97% de jefes de hogar se mantienen en situación de pobreza, siendo esta zona la que menos dismunición de pobreza presenta a pesar de tener un importante volumen de recursos naturales. Además, se observa que el 53.59% de las personas se encuentran en áreas rurales, en contraste con el 24.92% en la Sierra y el 18.63% en el Litoral.
Se puede observar en la Tabla 1 que, en la Costa, la tasa de pobreza ha disminuido en un 48.74% desde 2007, llegando al 19.37% en 2021. Por otro lado, en la Sierra, la pobreza ha descendido significativamente, con una reducción del 53.56% y una tasa de pobreza del 16.3% para los jefes de hogar.
En cuanto a la ocupación de los jefes de hogar, se han producido cambios importantes. En el Litoral ha disminuido la proporción de empleados bajo dependencia, pasando del 55.38% al 49.69%, mientras que el empleo autónomo ha aumentado del 44.11% al 49.03% en 2021. En la Sierra, ha existido una disminución del empleo dependiente en un 6.63% y un aumento del empleo autónomo en un 5.10%. En la región Amazónica ha existido una disminución significativa del empleo dependiente en un 17.39% (del 51.35% al 42.42% en 2021), con un aumento del empleo autónomo del 13.85% (del 48.39% al 55.09%) (Véase tabla 1).
Tabla 1
Estadísticos descriptivos
Nota. Adaptado de la Encuesta Nacional de Empleo, Subempleo y Desempleo- ENEMDU (2021).
Respecto al modelo empleado para determinar la pobreza, en el análisis regional (Tabla 2) se observa que variables como la ubicación geográfica rural y la ocupación están asociadas con un aumento en los niveles de pobreza en 2007. La localización rural aumenta en un 25.61% la posibilidad de ser pobre, mientras que la ocupación autónoma aumenta en un 5.30%. Sin embargo, tener más años de estudio disminuye las probabilidades de ser pobre en un 0.5% en 2007.
Para el año 2021, en la región costera los factores asociados a la pobreza no parecen haber cambiado en gran medida e incluso se observan nuevos elementos que contribuyen al aumento de la pobreza. La población en áreas rurales tiene un 14.3% más de probabilidades de ser pobre y la ocupación en categorías no remuneradas y autónomas aumenta la posibilidad de caer en pobreza en un 12.71% y 11.18%, respectivamente. Además, la identificación étnica afrodescendiente aumenta la probabilidad de ser pobre en un 12.3%.
Tabla 2
Modelo de estimación probabilística: Efectos Marginales
Nota. (***) Nivel de significancia de 0,01, (**) Nivel de significancia de 0,05 y (**) Nivel de significancia de 0,01. Modelo previo se obtuvo un R2 de 0.62 para 2007 y 0.65 para 202. Estimaciones en base a la Encuesta Nacional de Empleo, Subempleo y Desempleo- ENEMDU (2021).
En la región de la Sierra, la localización geográfica rural y la población indígena influyen significativamente en la aparición de la pobreza por ingresos en 2007. Estar en áreas rurales aumenta la probabilidad de ser pobre en un 27.74%, mientras que la población mestiza y blanca tiene menos probabilidades de pobreza en un 11.91% y 10.66%, respectivamente. En el año 2021, la situación mejora en las zonas rurales, pero quienes se encuentran allí tienen un 11.36% más de probabilidades de sufrir pobreza.
Se observa que la población que reside en zonas rurales tiene un 12.47% más de probabilidades de ser pobre, lo que implica una reducción del 56.06% en el nivel de pobreza en esta región respecto al año 2007. En cuanto al empleo, los datos de este año muestran que el incremento de la población en ocupaciones de la categoría de empleados no remunerados aumenta la posibilidad de caer en la pobreza en un 19.46%. Lo mismo ocurre con los trabajadores autónomos, cuya probabilidad es del 23.68%, siendo estas categorías de empleo las que poseen el desempeño más alarmante de las tres regiones.
La ocupación autónoma y otras actividades no remuneradas también aumentan las posibilidades de caer en pobreza en la Sierra. En el año 2021, la población femenina de la Sierra padece de las condiciones menos favorables con respecto a las otras regiones del país, aquello se observa en el coeficiente que indica que este género está expuesto a aumentar su probabilidad de sufrir de pobreza en un 2.31%. Por último, en este año, el coeficiente que pertenece a los años de estudio aprobados parece acrecentar las posibilidades de ser pobre en un 0.94%.
En la región Amazónica, la ubicación rural, la ocupación autónoma, la identificación indígena y el género femenino influyen positivamente en la aparición de la pobreza por ingresos. Estar en áreas rurales aumenta las probabilidades de ser pobre en un 28.37% y la ocupación autónoma aumenta en un 17.36% la posibilidad de caer en pobreza. El factor mayormente determinante en este periodo es el correspondiente al área rural, incrementando las probabilidades de ser pobre en un 28.37. La ocupación autónoma de los individuos en la Amazonía supone el incremento de la posibilidad de caer en pobreza en 17.36%. Seguidamente, se indica que ser mujer en esta región provoca un aumento en la probabilidad de sufrir condiciones de privación en 3.38%, siendo la mayor del país para el periodo 2007. Respecto al 2021, determinantes como la categoría de ocupación autónoma y vivir en zona rural afecta en mayor medida la probabilidad de ser pobre.
Discusión
l presente estudio permite generar una perspectiva integral de carácter regional de la pobreza por ingresos en el Ecuador en el año 2007 y 2021, donde si bien se observa una disminución de este indicador entre este periodo, existe una serie factores que no han dejado de constituirse como esenciales cuando se trata de ser un determinante para la aparición de este fenómeno de privación como es la pobreza. Se determina que la región con un mayor índice de pobreza por ingresos es la Amazonía, seguida de la región Litoral y por último la Sierra. Similares resultados en cuanto a los determinantes se encuentran en los análisis a nivel de provincia de la pobreza multidimensional de Orellana et al. (2018) y Guallichico y Zapata (2019).
Como es de esperarse, una de las variables que más influye es la categoría de ocupación de los habitantes, en los periodos de análisis de este estudio las variables de ocupación autónoma y los distintos tipos de empleos no remunerados o precarizados provocan los mayores efectos de aparición de pobreza en el Ecuador, siendo en el año 2021 la principal causante de pobreza para la región Sierra y para la Amazonía. Para el año 2020, no se analizó la información debido a la heterogeneidad de las observaciones durante la pandemia. Esto demuestra lo apremiante que es atender al sector empleo y sus condiciones tanto en zonas rurales como urbanas del país. Se puede corroborar el criterio con los análisis de López y Maldonado (2018), quienes establecen relaciones inversas entre el empleo y la pobreza. Este problema no es exclusivo de Ecuador, ya que el problema del desempleo se ve agravado por las continuas crisis económicas, políticas, sociales y ambientales
Los sectores donde más se concentra la privación de necesidades son las áreas rurales del país, donde se ha demostrado que la pobreza es más prevalente en estas zonas de Ecuador con más del 49,2% de la población rural viviendo por debajo de la línea de pobreza en el año 2021 siendo esta la variable que más influencia tiene en la explicación de pobreza para las tres regiones en el año 2007. Según los registros, las zonas rurales presentan las tasas más elevadas en los indicadores de pobreza y extrema pobreza en todo el país. Debido a esto, los hogares que residen en estas áreas se encuentran entre la población que se ve más afectada por los efectos negativos en términos de bienestar, así lo ratifican a su vez Hurtado y Valdivieso (2021), Morán y Lozano (2017) y Morales y Mideros, 2021.
Este estudio evidencia que durante este periodo, existe una significativa disparidad en los niveles de pobreza entre los distintos grupos étnicos del país. Se indica que las poblaciones indígenas y afroecuatorianas, en su mayoría, han enfrentado condiciones de vida precarias y han experimentado altos índices de pobreza por ingresos en comparación con la población mestiza. En el caso del Litoral del país, la población afrodescendiente y mulata experimenta mayores niveles de pobreza en ambos años de estudio. Por otro lado, en la Sierra y Amazonía los niveles de pobreza aumentan en la población autoidentificada como indígena, en contraste con quienes se identifican como mestizos y blancos. Se asiente con el análisis de Morán y Lozano (2017) y Burgos y Cando (2016).
El análisis denota como condicionante de pobreza a la pertenencia femenina en la jefatura de hogar, principalmente en el año 2021, donde se cuenta con mayor contundencia en el análisis de significancia, a excepción de la región Amazónica. Estas disparidades de género manifiestan una profunda desigualdad enraizada en los esquemas sociales y laborales. Se revela entonces que las mujeres reciben salarios inferiores a los hombres por realizar el mismo trabajo o por ocupar puestos de responsabilidad similar. De manera análoga lo manifiestan Acosta (2020) y Bigoni y Mendoza (2018). En contraste, el análisis de Haro et al. (2020) afirman que las mujeres poseen un mayor ingreso promedio. La población empleada en condiciones adecuadas o en subempleo es mayoritariamente masculina, en tanto que la población desempleada es mayoritariamente femenina (Olmedo, 2018).
Por lo tanto, se observa la necesidad de requerir una solución integral para abordar la pobreza en Ecuador, esencialmente a través de la implementación de políticas públicas que se focalicen en el fomento de inversión y emprendimiento mediante incentivos fiscales, simplificando la burocracia administrativa, ofreciendo financiamiento para empresas y capacitación empresarial en las distintas regiones del país. Las empresas en conjunto con el sector público deben cumplir un rol tanto económico como socialmente responsable, esto mediante la generación de esquemas empresariales con mejores condiciones salariales, seguridad y protección laboral.
Conclusión
l estudio analizó las determinantes de la pobreza por ingresos en el Ecuador a nivel regional para los años 2007 y 2021, tomando como referencia, variables como género, etnia, edad, años de educación, categoría de ocupación laboral y etnia. Si bien esta condición ha disminuido en las tres regiones en este periodo de análisis, se evidencia la falta de políticas públicas oportunas para gestionar la crisis, así como las fragilidades en las dinámicas socioeconómicas que los sectores subnacionales ya venían confrontando antes del periodo de pandemia.
Se analizó la evolución de este indicador de manera regional, donde se pudo reflejar que el Ecuador continúa sufriendo las mismas problemáticas no resueltas. La región Costa del país presentó una disminución de pobreza de 18.42%, la región Sierra disminuyó en un 18.8% y la Amazonía únicamente redujo en un 12.79% su tasa de pobreza por ingresos.
La región amazónica presentó los niveles más altos de pobreza, siendo la categoría de ocupación la variable que más perjudica a los habitantes de esta región. Con respecto a la región Costa, al comparar el desempeño regional de los indicadores se verificó que la localización rural de las personas afectaba en mayor proporción sus condiciones de vida en relación con la Sierra y el Oriente en el último periodo, lo mismo ocurre con las personas identificadas como afrodescendientes. En el caso de la Sierra ecuatoriana, el peor desempeño regional lo ocupa el hecho de pertenecer al género femenino.
Las políticas públicas deben abarcar de manera holística e integral todos los rincones del país, sin embargo, con fines de focalización en este estudio, se dispone a mencionar a las regiones que requieren de manera primordial determinadas acciones orientadas al combate la pobreza, lo que no debe desligar su aplicabilidad a los demás sectores del Ecuador.
La región que presenta una mayor urgencia en materia de educación es la Amazónica. Es por ello la necesidad de desarrollar programas de inversión y ampliación de cobertura del acceso a estudios para los niveles básicos, intermedios, técnicos y universitarios. A su vez, se recomienda la vinculación de la educación a otras áreas de la política pública, abordando las brechas de inclusión en función de la matriz de desigualdad social regional, orientando a llenar los vacíos en la integración educativa.
Es necesario fomentar la capacitación, los programas de empleo público, los programas de apoyo al autoempleo y al microemprendimiento y mejorar la infraestructura de intermediación laboral. Por lo tanto, resulta importante promover el acceso a servicios financieros para personas de bajos ingresos, facilitando el acceso a créditos, seguros y otros instrumentos de inversión, construcción de activos y protección contra riesgos. Se recomienda apoyar el desarrollo del emprendimiento y la economía social brindando acceso a financiamiento, capacitación y asesoramiento, fomentando la creación de cooperativas y otras formas de organización en favor del empleo decente e inclusión social.
La investigación exteriorizó la vulnerabilidad de las poblaciones indígenas y afrodescendientes, se recomienda implementar medidas que promuevan su participación activa en los procesos políticos y decisiones que les afectan. Se sugiere promover la igualdad de oportunidades económicas, proteger los derechos territoriales y culturales y fortalecer la interculturalidad en todas las políticas públicas promoviendo políticas y programas que mejoran la productividad agrícola, mediante la renovación en los procesos de producción, transformación y comercialización de productos vinculados a este sector.
Se requiere la participación gubernamental en apoyo al desarrollo de infraestructura en las áreas rurales, donde la región Litoral del país se encuentra mayormente afectada. Se propone la inversión en factores que favorezcan la productividad rural, donde se menciona la generación de caminos rurales, sistemas de riego, almacenamiento y procesamiento de productos agrícolas, así como el acceso a servicios básicos como agua potable, energía y telecomunicaciones, fortaleciendo las cadenas de valor rurales y promoviendo la inclusión de los agricultores. A su vez, reconociendo y valorando la diversidad cultural y promoviendo el diálogo y la convivencia pacífica entre diferentes grupos étnicos. Para futuros estudios se plantearía incorporar más variables de interés que mejoren las estimaciones como porcentajes del sector de actividad al que pertenece la fuerza laboral en las distintas regiones, que sin duda permitirá analizar de mejor manera el escenario complejo de la pobreza en el país que ha comprometido la calidad de vida de los habitantes, como se refleja en los hallazgos analizados.
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