REGENERACIÓN URBANA, SENTIDO DE PERTENENCIA

Y APROPIACIÓN EN ÁREAS PATRIMONIALES

Estudio de cuatro espacios públicos del

Centro Histórico de Cuenca


URBAN REGENERATION, SENSE OF BELONGING,

AND APPROPRIATION IN HERITAGE AREAS

Study of four public spaces in the Historic Center of Cuenca




Angélica Vanessa Cedillo Mendoza

Investigadora independiente

Ecuador


Arquitecta (2021), por la Universidad de Azuay. Certificación de asistencia y aprobación del “Congreso Internacional de Arquitectura, tecnología y ciudad” por Arquitech. Certificación en "Arqueología Urbana. Problemas y perspectiva" en la Universidad del Azuay. Certificación de asistencia al Congreso “Modernidad nuevas miradas al patrimonio ecuatoriano” por Universidad del Azuay e Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. Participación en el levantamiento de información para la investigación realizada por la Universidad del Azuay, acerca de temas de planificación y configuración de la ciudad Cuenca, recopilación de Actas de Concejo I.C.C desde el año 1921, hasta el año 2005.

angelicacedillo@es.uazuay.edu.ec

orcid.org/0000-0003-1260-8278




María Camila Izquierdo Espinoza

Investigadora independiente

Ecuador


Arquitecta (2021), por la Universidad de Azuay. Certificado "Sentidos Urbanos" Encuentro de Diseño, Arquitectura y Arte. Certificación del curso "Introducción al Patrimonio Cultural: identificación y valoración de Bienes Inmuebles Patrimoniales". Miembro del equipo de trabajo (2019) del inventario de Bienes Inmuebles Patrimoniales del Centro Histórico de Gualaceo, participación en el levantamiento arquitectónico inmueble y llenado de fichas SIPCE, dirigido por el Instituto de Patrimonio Cultural (INPC) Zonal 6 y la Universidad del Azuay. Certificación del congreso "Modernidad, nuevas miradas al Patrimonio Ecuatoriano", avalado por la Universidad del Azuay y el INPC.

Ha trabajado diseño de mobiliario desde 2017 hasta la fecha, actualmente es ayudante de cátedra en la Universidad del Azuay, en las asignaturas de Expresión gráfica y Teoría de la Arquitectura.


cami_izquierdo@es.uazuay.edu.ec

orcid.org/0000-0001-8765-9606





Viviana Jiménez Nicolalde

Investigadora independiente

Ecuador


Arquitecta (2021), por la Universidad del Azuay. Coordinadora del proyecto Rehabilitación de la pista del Aeropuerto Mariscal Lamar, en entidades municipales. Certificación y publicación en la revista “Taller vertical equipamientos y ciudad “, colaboración en la postproducción de la revista “Taller vertical V- Equipamientos y ciudad”, certificación de asistencia al ciclo de conferencias “Rumbo al TSL Canoa” por la Coordinadora Latinoamericana de Estudiantes de Arquitectura (CLEA) y la Organización Nacional de Estudiantes de Arquitectura (ONEA). Certificación al curso de “Introducción al Patrimonio Cultural: Identificación y valoración de bienes inmuebles patrimoniales”, Miembro del equipo de trabajo del proyecto "Actualización del inventario de bienes inmuebles del Centro Histórico de Gualaceo, provincia del Azuay", participación en el levantamiento arquitectónico inmueble y llenado de fichas Sipse, llevado a cabo por el INPC Zonal 6 y la Universidad del Azuay. Certificación en "Identidad: La adaptación de la vivienda al contexto y lugar en Cuenca" en la Universidad del Azuay. Certificación de asistencia al Congreso “Modernidad nuevas miradas al patrimonio ecuatoriano” por Universidad del Azuay e Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

vivijimenez@es.uazuay.edu.ec

orcid.org/0000-0003-0069-2505




Natasha Eulalia Cabrera Jara

Universidad del Azuay

Ecuador



Arquitecta (2008), Máster en Laboratorio de Vivienda del siglo XXI por la Universidad Politécnica de Cataluña-España (2011), Magíster en Ordenación del Territorio por la Universidad de Cuenca-Ecuador (2016), candidata a Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos por la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Profesora e investigadora de la Facultad de Diseño, Arquitectura y Arte de la Universidad del Azuay en Cuenca-Ecuador y de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca. Formó parte del área técnica de entidades municipales diseñando viviendas de interés social y espacios públicos, ha participado en investigaciones sobre densificación, vivienda pública, ocupación de bordes urbano-rurales y movilidad sostenible dentro del grupo de investigación LlactaLAB-Ciudades Sustentables de la Universidad de Cuenca y del Grupo de Investigación en Arquitectura de la Universidad del Azuay.

Ha publicado sus hallazgos en varios libros, revistas y congresos internacionales. Integra el Consejo de Revisores Externos de varias revistas latinoamericanas. Actualmente estudia los fenómenos urbanos asociados al diseño de márgenes de ríos y a la gentrificación en áreas patrimoniales ecuatorianas, particularmente Cuenca.


necabrera@uazuay.edu.ec

orcid.org/0000-0002-1469-2349




Fecha de recepción: 20 de agosto, 2021. Aceptación: 04 de octubre, 2021.












Resumen


El desapego y abandono de las ciudades históricas latinoamericanas aparece como una problemática recurrente, pese a los múltiples proyectos de regeneración que en décadas recientes se han implementado. En este contexto, se analiza la incidencia de este tipo de proyectos en el sentido de pertenencia y apropiación, de cuatro espacios públicos: tres plazas y un parque, ubicados en el Centro Histórico de Cuenca en Ecuador. Con el objetivo de identificar y estudiar la relación entre las características físico-espaciales y actividades en los espacios con el usuario y su percepción, para así corregir y potenciar futuras intervenciones. Se emplea una metodología con enfoque mixto, cualitativo y cuantitativo, mediante el desarrollo de herramientas que permiten analizar el sentido de pertenencia y apropiación de los usuarios tras los proyectos de regeneración. Se encuentra que las plazas y el parque estudiados se utilizan mayoritariamente de paso y que sus usuarios no se sienten identificados con ellos, debido principalmente a la falta de actividades cotidianas que fomenten la vida de barrio, situación vinculada a la pérdida de vivienda y de diversidad de usos. Finalmente, se concluye con una serie de recomendaciones que buscan fomentar el sentido de pertenencia y apropiación en espacios públicos de áreas patrimoniales.


Palabras clave

Apego, vida urbana, patrimonialización.






Abstract

The detachment and abandonment of Latin American historic cities appear as a recurrent problem, despite the multiple regeneration projects that have been implemented in recent decades. In this context, we analyze the incidence of this type of project on the sense of belonging and appropriation of four public spaces: three plazas and one park, located in the Historic Center of Cuenca in Ecuador. The objective is to identify and study the relationship between the physical-spatial and usage characteristics with the user and his perception, in order to correct and enhance future interventions. A methodology with a mixed qualitative and quantitative approach is used, through the development of tools that allow analyzing the sense of belonging and appropriation of the users after the regeneration projects. It is found that both, the plazas and the park studied, are mostly used for transit and their users do not feel identified with them, mainly due to the lack of daily activities that neighborhood life, a situation linked to the loss of housing and diversity of uses. Finally, we conclude with a series of recommendations that seek to foster a sense of belonging and appropriation in public spaces in heritage areas.


Keywords

Attachment, urban life, patrimonialization.



La ciudad histórica latinoamericana: del abandono a su patrimonialización


En América Latina los asentamientos urbanos de fundación española se mantuvieron compactos y con dimensiones acotadas hasta bien entrado el siglo XX, conservando en la mayoría de los casos su trazado fundacional en damero, que sirvió de guía para el escaso crecimiento urbano que hasta entonces se había generado y que consistió mayoritariamente en llenar los vacíos internos (Carpio, 1979). Si bien estas urbes correspondían a sociedades marcadamente desiguales, con clases sociales totalmente demarcadas por aspectos raciales (Mancero, 2012), el espacio público aparecía como un entorno abierto, de libre acceso y principalmente peatonal, que era ocupado por usos populares de manera sostenida. Plazas, parques, bulevares, atrios y calles de la ciudad histórica se conformaba, así como el escenario donde todos los aspectos de la vida pública se daban cita, marcados por una carga simbólica particular ligada especialmente a aspectos religiosos y de comercio cotidiano, que mantenían una relación directa con las viviendas.

A lo largo del siglo XX estas dinámicas se fueron transformando, como había ocurrido con anterioridad en Europa y Norteamérica, y las primeras urbes latinoamericanas generalmente capitales y nodos comerciales de importancia regional iniciaron procesos de crecimiento de la mano de la industrialización, el incremento poblacional y la aparición del automóvil (Hermida, et al., 2015). Más adelante este fenómeno se replicó en ciudades menores y en territorios periféricos. Es así como la expansión urbana acelerada se instauró en la región y con ella los centros históricos se fueron modificando, siendo el momento determinante de estos cambios cuando las clases pudientes abandonaron las viejas casonas para reubicarse en los nuevos barrios residenciales, muchos de los cuales obedecían al nuevo modelo urbano de ciudad jardín (Mancero, 2012). Este hecho marcó profundamente a la ciudad histórica, ya que muchas de las viviendas de la élite pasaron a acoger familias de menores ingresos que las arrendaron tras ciertas modificaciones, necesarias para convertirlas en viviendas colectivas populares, las que se conocerían como conventillos en Chile, Uruguay y Ecuador, casas de vecindad o mesones en México, callejones en Perú, quintas en Venezuela o cortiços en Brasil (Pacheco, Sarmiento, 2015). Las transformaciones se fueron agudizando y en ciertas ciudades no solo se desplazaron los usos de vivienda de alto estándar sino aquellos administrativos y comerciales históricamente asentados en los barrios fundacionales. En cualquier caso, fueron los nuevos habitantes quienes mantuvieron vivos los centros históricos por varias décadas, a pesar de contar con menores ingresos que limitaban el mantenimiento de las edificaciones y reducían sus condiciones de habitabilidad (Mancero, 2012; Cordero y Pauta, 1986).

Con la consolidación del concepto de patrimonio cultural y la consecuente valoración de estos tejidos históricos durante el último tercio del siglo pasado, se fue tomando conciencia paulatinamente de la importancia de su historia, diseño urbano y arquitectura (González, 2012). Lo cual derivó en políticas, programas y proyectos de intervención urbana y conservación de los bienes patrimoniales, tornándose en tema central en América Latina a partir de la década de los ochenta (Cedillo, 2021). De este modo, las ciudades históricas iniciaron una fase de revalorización y regeneración, donde estos espacios olvidados por las élites fueron retomados por ellas mientras las familias con menor poder adquisitivo abandonaban el área debido al incremento en la renta de las viviendas, proceso definido por varios autores como gentrificación (Janoschka y Sequera, 2014), turistificación (Navarrete, 2017) o boutiquización (Carrión, 2007) de los centros históricos latinoamericanos.

Esta política de intervención ha buscado mantener bienes patrimoniales importantes, de alta carga simbólica, y mejorar la imagen urbana de los centros históricos patrimoniales (Rojas, 2004). Sin embargo, ocurre que los espacios públicos ahora regenerados, pese a su revalorización y reconocimiento de atributos patrimoniales e históricos, son cada vez menos usados y la población presenta menor sentido de pertenencia o apego, aunque su valoración patrimonial haya incrementado (Fonseca, 2014). En este sentido, García (2015) afirma que los proyectos de regeneración han priorizado lo estético y funcional, generando propuestas enmarcadas en preconcepciones de diseño que han relegado la dinámica social a un segundo plano y han profundizado el desequilibrio entre los componentes estético y social, condición que afectaría directamente al sentido de apropiación de sus habitantes.



Sentido de pertenencia y apropiación tras los proyectos de regeneración


La problemática del desapego y abandono de las ciudades históricas latinoamericanas se ha estudiado por varios autores desde diversas posturas (Brandis y Del Río, 2016; Fenster, 2005; Páramo y Burbano, 2014; Sandoval, 2020; Vidal y Pol, 2005), en las que nociones como el sentido de pertenencia y la apropiación del entorno público se han tornado aspectos clave y aparecen como factores determinantes de la vida pública e interacción social (Fenster, 2005). Sandoval (2020), por ejemplo, sostiene que la apropiación del espacio público implica la interiorización del mismo por parte de los usuarios e involucra los sentimientos y la subjetividad individuales, respondiendo a vivencias, recuerdos, actividades y valoraciones estéticas, de confort o seguridad que le hayan creado un apego hacia estos lugares. De tal manera “se pueden generar procesos de apropiación donde el ser humano se sienta parte del entorno en el cual se mueve” (p. 130).

Bajo esta misma línea, Páramo y Burbano (2014) se refieren a dos puntos importantes dentro de la apropiación para llegar a una definición, el primero hace referencia a la identificación, que es el espacio personal y la territorialidad, por ejemplo: mediante la acción e interacción entre las personas en dichos espacios, éstas van dejando su propio sentimiento y apego hacia el lugar; el segundo punto se refiere a la identificación simbólica mediante el reconocimiento de las personas a su alrededor, en donde se atribuyen cualidades a este espacio generando una marca de identidad. Ambos puntos indican cómo las personas construyen un sentimiento de apropiación, vínculo y conexión que al pasar el tiempo genera una historia personal que da significado a sus propias necesidades.

Fenster (2005) manifiesta por su parte, que el sentido de pertenencia relacionado a lugares simbólicos representa el conjunto de percepciones, sentimientos, necesidades, deseos, que se crean sobre las prácticas y actividades cotidianas desarrolladas en espacios utilizados a diario. Este autor sostiene que el conjunto de conocimientos que genera la vida diaria en un lugar concreto permite fortalecer y crear el sentido de pertenencia de las personas del entorno.

Por otra parte, autores como Fonseca (2014) consideran que el abandono y descuido de los espacios públicos regenerados -como parques y plazas-, surgen justamente debido a que el sentimiento de pertenencia y apropiación no existe, pues las intervenciones no han logrado integrar estos lugares a la vida cotidiana ni a la historia de los individuos. Lo que hace necesario concebirlos como entornos estratégicos que fomenten la cohesión social y la diversidad de actividades y doten de estructura a la ciudad. Con lo que se vuelve imperativo otorgarles determinadas características tanto físicas como espaciales que aseguren su uso y aprovechamiento, y proporcionen la correcta interacción de los usuarios con el contexto, con otros usuarios y consigo mismos (Garnica y Vargas, 2017). Sin embargo, en la mayoría de los proyectos de regeneración no se han considerado las diferentes variables de tipo social, ambiental y cultural, que conforman los elementos de la vida urbana (Daza, 2018).

Con frecuencia, estas intervenciones no han conseguido captar de manera acertada las opiniones, ni las experiencias de los usuarios, a pesar de las técnicas empleadas. Por lo que no han logrado plasmar aquellas actividades resultantes de la dinámica propia del espacio, causando así una falta de relación con la cotidianeidad del contexto que lo rodea (Borja, 2013). Los diseños terminan concentrando su atención en lo formal, acentuando problemas como la falta de apropiación, el poco uso de los espacios y por ende incidiendo negativamente en el sentido de pertenencia y apropiación. Estos entornos se convierten entonces en espacios banales, escenarios inertes (Brandis y Del Río, 2016), hecho contradictorio ya que los espacios públicos son definidos como los lugares que moldean la estructura urbana, sitios agradables que permiten una estancia placentera y facilitan el encuentro entre habitantes que conciben la vida en comunidad. Por esta razón resulta indispensable repensar los proyectos de intervención, de manera que faciliten su uso y permitan establecer vínculos con la comunidad (Borja, 2013).

Todo indica que los procesos de regeneración en los centros históricos latinoamericanos, propiciados en las últimas décadas a partir de su patrimonialización, no han incidido de manera positiva en el sentido de pertenencia y apropiación de los ciudadanos. Particularmente, en Ecuador la intervención en los centros históricos de naturaleza colonial, se ha fundamentado en el respeto y valoración de las preexistencias, donde la preservación de sus atributos históricos y arquitectónicos se han priorizado frente a las dinámicas y prácticas culturales cotidianas (Cedillo, 2021; Izquierdo y Jiménez, 2021). En este caso, los cambios del espacio público han omitido las formas de comportamiento, de creación de la memoria individual y colectiva; y los usos originales (Gehl, 2014), por lo que no han conseguido potencializar la interacción social ni el sentido de pertenencia de sus habitantes.



Cuenca como caso de estudio


Se toma a Cuenca como caso de estudio pues su centro histórico constituye uno de los dos espacios urbanos declarados por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el país y debido a la serie de intervenciones llevadas a cabo en su centro histórico a partir de esta declaratoria, mismas que han transformado visiblemente su paisaje urbano (Cabrera, 2019, Hayes, 2020). A esto se suma la exitosa campaña de marketing urbano que ha posicionado a la ciudad como el mejor destino para jubilados extranjeros en la última década, gracias tanto a su condición de patrimonio mundial regenerado como a sus características climáticas y de bajo costo (Hayes, 2018). Cuenca se muestra como un caso interesante y pertinente, que permite evaluar la incidencia que los proyectos de regeneración urbana en espacios públicos patrimoniales han tenido sobre el sentido de pertenencia y apropiación de los ciudadanos.

Santa Ana de los Ríos de Cuenca fue fundada por españoles el 12 de abril de 1557, junto a los vestigios de la ciudad inca Tomebamba -conocida como Guapondélig por los cañaris-. Hoy, Cuenca alcanza más de 2700 hectáreas que se extienden a lo largo de un territorio surcado por una rica red hídrica (Fig. 1), es además considerada la tercera urbe en importancia y población a nivel nacional (INEC, 2020). Y su centro histórico fue declarado por la UNESCO como “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, en diciembre de 1999, debido a la conservación de su cuadrícula fundacional, la fusión de culturas y a su fiel planificación entroterra apegada a las Leyes de Indias (UNESCO, 2020).



Figura 1. Ubicación y mapa de la ciudad de Cuenca




La declaratoria UNESCO no solo implicó el reconocimiento de los valores patrimoniales del centro histórico cuencano, sino la implementación de una política de conservación de sus bienes. Con este fin, el Gobierno Autónomo Descentralizado de Cuenca promovió planes, programas y proyectos para revitalizar el espacio público de la ciudad histórica (GAD Municipal de Cuenca, 2016), dentro de los cuales las plazas y parques cumplían un rol fundamental. El estudio de Cabrera (2020) registró entre 1999 y 2019 un total de 49 intervenciones en espacios públicos del área patrimonial cuencana, de los cuales 23 se ejecutaron en plazas y seis en parques, mientras el resto se llevó a cabo en aceras, vías, escalinatas y demás componentes de la infraestructura vial.

Dada su vocación de espacios para la estancia, la investigación se centró en el estudio de plazas y parques intervenidos en el centro histórico de Cuenca. De estos se eligieron cuatro: tres plazas y un parque, repartidos en los barrios tradicionales de la ciudad histórica (San Roque, Las Herrerías, San Sebastián y zona central), con valoración tanto arquitectónica como urbana y ejecutados por los entes municipales encargados de la mayoría de proyectos de regeneración: Fundación Municipal El Barranco y Unidad Ejecutora del Centro Histórico. Se consideró además que los proyectos de intervención hubieran culminado hace más de una década, de tal manera que el periodo de análisis contemplara como mínimo diez años. Los espacios que mejor se ajustaron a estas condiciones fueron: Plaza Santo Domingo, Plazoleta El Carbón, Plaza El Vergel y Parque San Sebastián (Fig. 2).



Figura 2. Centro Histórico de Cuenca, plazas, parques y casos de estudio




Plaza Santo Domingo


Ubicada entre las calles Gran Colombia y Padre Aguirre, de geometría cuadrangular, cuenta con un área de 866 m2 (Fig. 3). Su origen tiene una relación directa con el Convento y la Iglesia de Santo Domingo adyacente a la plaza (Guerra y Román, 2004).

La última intervención fue ejecutada en 2008 por la Unidad Ejecutora del Centro Histórico, generando una sola plataforma con las calles de su alrededor. El objetivo principal consistió en reducir la velocidad vehicular, dar prioridad al peatón y potenciar las conexiones urbanas. No se modificó su trazado y distribución, pero sí se colocaron bancas circulares, luminarias y dos fuentes de agua en la zona este, quedando la mayor parte de la plaza descubierta y sin mobiliario (Zabaleta, 2016).



Figura 3. Ubicación, emplazamiento, fotografía anterior y posterior a la intervención de la Plaza Santo Domingo




Plazoleta El Carbón


Emplazada en la Av. 12 de Abril, entre la Av. Loja y la calle del Farol, su geometría es alargada y cuenta con 1.355 m2 de superficie (Fig. 4). La conformación de esta plaza, y la de El Farol, estuvo definida por la aparición y consolidación del Barrio San Roque que marcaba el inicio de la vía de salida hacia el suroeste de la ciudad histórica (Izquierdo y Jiménez, 2021).

La intervención a cargo de la Fundación Municipal El Barranco, culminó en 2006 y tuvo como objetivo principal mejorar las condiciones físicas para potenciar la zona y el eje entre los barrios de San Roque y San Sebastián. Se planteó la sustitución e incorporación de mobiliario (bancas, luminarias y basureros), y se incluyó una fuente de agua a nivel de piso e integrada a la línea de arbolado (Cedillo, 2021).



Figura 4. Ubicación, emplazamiento, fotografía anterior y posterior a la intervención de la Plazoleta El Carbón




Plaza El Vergel


Situada en la Av. 12 de Abril y la calle de Las Herrerías, junto a la Iglesia a la que debe su nombre, tiene un área de 1.282 m2 (Fig. 5). Desde inicios del siglo XVII esta plaza jugó un papel importante en la historia del barrio El Vergel y de la ciudad misma al marcar la vía de salida hacia el sureste de Cuenca.

Por medio de la intervención, ejecutada bajo la supervisión de la Fundación Municipal El Barranco en 2006, se buscó facilitar el acceso al espacio público mediante la eliminación de obstáculos visuales y el rediseño del pavimento además de la incorporación y sustitución del mobiliario y la instalación de una pileta de agua a nivel del piso (Cedillo, 2021).



Figura 5. Ubicación, emplazamiento, fotografía anterior y posterior a la intervención de la Plazoleta El Vergel




Parque San Sebastián


Ubicado entre las calles Mariscal Sucre y Coronel Tálbot, de geometría cuadrangular, está constituido por 2.974 m2 (Fig. 06). Se asienta en uno de los dos “barrios de indios”, al borde oeste de la ciudad histórica, junto a la Iglesia del mismo nombre (Izquierdo y Jiménez, 2021).

El espacio estuvo descuidado por varios años y el sector en general se mantuvo en precarias condiciones (Guerra y Román, 2004), por lo que en 2007 la Unidad Ejecutora del Centro Histórico intervino en el parque rediseñando el piso y generando una sola plataforma con la entrada lateral de la Iglesia de San Sebastián, con la idea principal de vincularla al parque. También se dio mantenimiento al mobiliario y arbolado (Farfán, 2008).



Figura 6. Ubicación, emplazamiento, fotografía anterior y posterior a la intervención del Parque San Sebastián




Esquema metodológico


El diseño metodológico que se explica a continuación, fue aplicado a los cuatro espacios públicos elegidos. La investigación tuvo como objetivo analizar la relación entre las características físicas y de uso de los espacios públicos tras ser intervenidos, y el sentido de pertenencia y apropiación de los usuarios. Con este fin la metodología se concibió desde un enfoque mixto, cualitativo y cuantitativo, bajo el que se diseñaron diversas herramientas aplicadas entre febrero y mayo de 2021, dentro de las siguientes fases metodológicas:



Observación


Se registraron las condiciones físicas del espacio público y las personas en movimiento y permanencia que los frecuentaban, mediante dos tipos de fichas:


Ficha físico-espacial


Sustentada en la metodología elaborada por Gehl (2017), esta ficha permitió registrar en mapas, mediante observación directa no participante, variables referidas a los siguientes indicadores de confort urbano (Martínez, 2013):



Tabla 1. Listado de Variables levantadas por indicador




Ficha de registro de usuarios


A través del conteo y rastreo propuesto por Gehl y Svarre (2013) mediante observación directa no participante, se registró sobre mapas el número de usuarios que permanecían y se encontraban de paso, así como su recorrido, durante 20 minutos tres veces al día: en la mañana, tarde y noche, de dos días entre semana y uno el fin de semana a lo largo de dos semanas (Fig. 7).



Figura 7. Ficha de levantamiento de conteo y rastreo de la Plaza El Vergel

y plano procesado con la información del rastreo del Parque San Sebastián




Encuesta


El ojetivo de esta fase fue escuchar a la gente que ocupaba el espacio público, para ello se elaboró un formulario con quince preguntas de opción múltiple que permitieron determinar variables y analizar los siguientes aspectos:



Tabla 2. Listado de variables levantadas en la encuesta




La encuesta se aplicó a una muestra representativa de usuarios, calculada con base en el conteo efectuado en la etapa metodológica anterior, usando la fórmula de muestro para poblaciones finitas considerando un margen de error de 10% y un nivel de confianza de 95% (Tabla 3).



Tabla 3. Número de encuestas realizadas por caso de estudio




Entrevista semi-estructurada


Mediante guías de preguntas adaptadas según el tipo de entrevistado: expertos en el tema de estudio y usuarios, se levantó información de cuatro variables: actividades, frecuencia de uso, calidad físico-espacial y sentido de pertenencia y apropiación. Para ello se procedió a grabar el audio de la entrevista y tomar apuntes clave. La cantidad de entrevistados se determinó a través del método probabilístico por cuotas en el caso de los expertos y accidental para los usuarios, alcanzando el siguiente número de entrevistados:



Tabla 4. Número de entrevistas realizadas por caso de estudio




Taller participativo


Esta fase permitió obtener información cualitativa de los usuarios del espacio público in situ, con respecto a sus opiniones, puntos de vista y sensaciones al momento de permanecer en él. Con este fin se realizó un recorrido por todo el lugar, tras el cual los participantes elaboraron un mapa en el que mediante varios adhesivos representaron distintos estados de ánimo (Fig. 8). Debido a las restricciones tomadas en el marco de la pandemia de Covid 19, esta fase se llevó a cabo en dos de los espacios públicos analizados: parque San Sebastián y plaza Santo Domingo, en los que participaron 6 y 8 usuarios respectivamente.



Figura 8. Ficha de levantamiento de la Plaza Santo Domingo y

plano procesado del Parque San Sebastián, con la información del taller participativo




Resultados y discusión


Esta sección aborda los resultados más relevantes, obtenidos con la metodología aplicada en los cuatro casos elegidos.



Condiciones físico-espaciales


La primera línea edificada alrededor de los cuatro casos de estudio mantiene una silueta sin mayores variaciones en altura, siendo predominantemente de dos pisos a excepción de aquellos tramos que cuentan con hitos como iglesias. Esto ocurre en tres de los casos, donde los espacios públicos analizados guardan estrecha relación con dichos edificios religiosos (Figs. 3, 5 y 6). Existe también una variación en la altura de los tramos, en el caso de las plazas El Carbón y El Vergel que se encuentran frente al río Tomebamba (Figs. 4 y 5).

El levantamiento registró un porcentaje bajo de zonas con accesibilidad universal, que se encuentran en estado óptimo, sin embargo, los espacios son funcionales, pero no poseen variedad de usos. El mobiliario que existe contempla como única actividad el sentarse por lo que la ocupación que predominó dentro de las plazas y el parque analizados, fue el comercio itinerante vinculado a actividades religiosas en las iglesias contiguas y la espera de transporte público en caso de existir paradas (Fig. 9).



Figura 9. Comercio itinerante en la plaza El Vergel y espera del transporte público en la plazoleta El Carbón




Por una parte, se observó falta de mantenimiento del mobiliario, del mismo modo, las fuentes de agua, no se encuentran en condiciones óptimas y su funcionamiento es nulo (Fig. 10). Además, algunas de las bancas no son ergonómicas como en la plaza El Vergel pues no presentan respaldo posterior y ningún tipo de protección contra agentes climáticos, por otra parte, ninguno de los espacios cuenta con los niveles de iluminación establecidos por la norma (Fig. 10).



Figura 10. Fuentes de agua en mal estado y falta de iluminación en la plaza Santo Domingo




Registro de usuarios


A pesar de las variaciones entre los cuatro espacios públicos en estudio, la tendencia a usarlos mayoritariamente como lugares de paso se mantuvo, obteniendo los siguientes resultados durante las dos semanas de registro:



Tabla 5. Registro de usuarios de paso y estacionarios



Es importante señalar que, en las horas de la mañana y la tarde, el número de personas que acudieron a los espacios analizados fue similar, mientras que en la noche el valor bajó particularmente en aquellos espacios que no cuentan con usos nocturnos, como las Plazas Santo Domingo y El Vergel. De igual manera, la presencia de vendedores ambulantes y paradas de buses provocó mayor permanencia de los usuarios. En cuanto al rastreo, como dato significativo cabe mencionar que aparecieron dos tipos de ruta predominantes: los recorridos por el borde de los espacios públicos y en diagonal (Fig. 11).



Figura 11. Recorridos del parque San Sebastián y plaza de Santo Domingo




Encuestas


Este método corroboró lo observado, ya que la mayoría de los encuestados afirmaron utilizar estos espacios públicos de paso y en caso de permanecer en ellos, lo hacen en periodos muy cortos (Tabla 6).



Tabla 6. Resultado de las encuestas sobre uso y permanencia




Ya sobre el sentido de pertenencia y apropiación, gran parte de los encuestados indicaron no sentirse identificados con estos espacios pese a su importante valor simbólico dentro de la ciudad (Tabla 7). Más aún, en los casos donde se levantó esta pregunta: plaza Santo Domingo y parque San Sebastián1, más de 60% señaló no sentir ningún tipo de vínculo con estos espacios públicos.



Tabla 7. Resultado de las encuestas sobre identificación y vínculo

Entrevistas


En las entrevistas se han determinado resultados comunes que corroboran los hallazgos referidos al uso de los espacios públicos, predominantemente de paso. Adicionalmente varios entrevistados en los cuatro casos de estudio indicaron que en ellos no se realizan actividades de interés o que contribuyan a la vida de barrio. Sin embargo, recordaron con afecto actividades anteriores que se vinculaban a la convivencia y vida de barrio (Izquierdo y Jiménez, 2021).

Sobre la calidad espacial de los espacios públicos, los usuarios se refieren de manera positiva a la vegetación y consideran que es necesario mejorar el mantenimiento del mobiliario y la iluminación, así como las fuentes de agua.

Los expertos por su parte se refieren a la falta de participación en los procesos de diseño, que han incidido negativamente sobre el sentido de pertenencia y apropiación de los espacios analizados. En este sentido, la entrevistada 6 -antropóloga especialista en el tema de estudio-, afirmó que “a lo mucho [se dieron] encuentros informativos, pero no participación real”.



Taller participativo


El resultado más significativo de este método mostró la insatisfacción de los participantes en cuanto al mantenimiento, la falta de vegetación, la percepción de inseguridad y la ausencia de actividades tanto en la plaza Santo Domingo como en el parque San Sebastián, pese a que este último sí les agradaba.

Sobre el parque también se afirmaba que su zona central les daba una sensación de inseguridad debido a los obstáculos visuales, por lo que preferían ubicarse en sus bordes, donde se encontraban además los restaurantes, comercios particularmente usados por los participantes.




1 En las plazas El Carbón y El Vergel, no se levantó esta pregunta debido a un ajuste posterior del cuestionario de la encuesta, por lo que no se cuenta con estos datos.



Discusión


Si bien el uso predominante de los espacios públicos analizados es el de paso, dato que aparece de manera clara en el conteo de usuarios y se corrobora más adelante tanto en las encuestas realizadas como en las entrevistas y el taller participativo, no se trata de una situación que en sí misma indique de manera directa la falta de apego a los lugares. Como explica Sandoval (2020) las rutas diarias de cada ciudadano a pie tienen relación con la identificación hacia los distintos espacios públicos, ya que en su investigación varias personas afirmaron tener un vínculo con el recorrido que hacen a diario al dirigirse a su destino, es decir, su paso por estos lugares generó apropiación de los mismos. No obstante, un porcentaje significativo de los encuestados señalaron que no se sienten identificados con las plazas y el parque analizados (Tabla 6), y en un porcentaje aún mayor que no tienen un vínculo con ellos. Estas respuestas, sí muestran una falta de sentido de pertenencia.

Ya en las entrevistas van apareciendo posibles causas que confirman los hallazgos de las fichas físico-espaciales. Por una parte, los entrevistados señalaron como aspecto negativo la falta de usos diversos, que sí existían en el pasado, y cómo esta circunstancia no aporta a la vida de barrio. Entendiendo esta última como la serie de dinámicas relacionadas a los habitantes, quienes residen en la zona (Borja, 2013). Dicha afirmación está relacionada a la pérdida de vivienda en el centro histórico, dato que aparece en varios estudios como el de Cabrera (2019), Pacheco y Sarmiento (2015) (Fig. 12), y Hermida et al. (2015), y en los datos censales del INEC en los que se observa la disminución de vivienda en la zona patrimonial.



Figura 12. Estudio que demuestra que, de 67 viviendas colectivas populares en el

año 2000, 42 modificaron su uso a comercio en el año 2015 (Pacheco y Sarmiento, 2017)




Cabrera (2019)


Sobre la variedad de usos que antiguamente se realizaban en los espacios públicos del centro histórico, existen registros que muestran un vínculo directo con las viviendas como la proyección nocturna de películas en los días festivos. Algunos de los entrevistados relataron esta actividad a la que acudían niños, jóvenes y adultos, mientras se vendían helados, espumillas y hasta sombreros de paja toquilla, o en el caso del parque San Sebastián donde se realizaban partidos de fútbol y eventos culturales que reunían a varias personas de distintas edades y generaban ventas informales e itinerantes. En ambos casos, el comercio popular itinerante aparecía como actividad complementaria que aportaba a la vitalidad del lugar, sin embargo, hoy en día estos usos no son permitidos y constantemente la Guardia Ciudadana impide que se ubiquen en los espacios públicos del centro histórico cuencano (Mancero, 2012).

Al considerar tres aspectos importantes para el sentido de pertenencia: “el apego al lugar, una historia vivida dentro del espacio, y el mantenimiento que se le da al mismo, por parte de los usuarios, que generalmente son los habitantes del sector” (Izquierdo y Jiménez, 2021, p. 90), la pérdida de vivienda estaría afectando directamente tanto a la diversidad de usos cotidianos dentro de las plazas y el parque analizados, como a su mantenimiento por parte de los residentes. Siendo esta falta de mantenimiento, señalada en las entrevistas y el taller participativo un factor persistente en los cuatro casos de estudio, la que incide directamente en la sensación de inseguridad.

Aunque a todas luces se torna necesario incrementar la vivienda, son los usos comerciales ubicados en los bordes los que han dado vida a los espacios estudiados, y más aún si se relacionan espacialmente con ellos como en el caso de San Sebastián que cuenta con restaurantes que se extienden hacia el exterior estableciendo una relación directa con el parque (Fig. 13).



Figura 13. Restaurantes en los bordes del Parque San Sebastián




En este sentido, es importante equilibrar la vivienda con el comercio, y sobre este último inclusive proporcionar los tipos de comercio, incluyendo usos cotidianos relacionados a la vivienda tanto en la primera línea edificada como dentro de los espacios públicos, evitando los usos focalizados ligados a un tipo específico de equipamiento, como ha ocurrido en la plaza El Carbón -a cuyo alrededor predominan usos relacionados a la Universidad de Cuenca que durante todo el periodo de la pandemia Covid 19 permanecieron cerrados-, o a un tipo de comercio específico como en la plaza El Vergel.



Conclusiones


La presente investigación muestra que sí existen condiciones afectadas por las intervenciones en los espacios públicos analizados, que han incidido negativamente en el sentido de pertenencia y apropiación de los usuarios, y se reflejan en la escasa permanencia en ellos. Los hallazgos indican que este hecho se relaciona directamente con la falta de usos cotidianos dentro y alrededor de las plazas y parques, y la pérdida de vivienda en el centro histórico, afectando la vida de barrio, la dinámica vecinal y por ende el sentido de pertenencia y apropiación.

Pese a que algunas condiciones físico-espaciales no fomentan el uso de estos espacios públicos como el mobiliario, el tratamiento de piso y la iluminación, todos se vinculan en gran medida a la falta de mantenimiento relacionada también con la falta de apropiación. Es así que la política de intervención en el área patrimonial de Cuenca representa un proceso donde la recuperación de la imagen y dinámicas barriales no existen y se continúan promoviendo, proyectos de rehabilitación y programas de regeneración que derivan en procesos de gentrificación, desplazamiento y desposesión (Cabrera, 2019). Es urgente cambiar de enfoque y promover proyectos pensados de manera integral, desde las personas que ya habitan los espacios.

En los espacios del centro histórico se encuentran los principales conflictos de las ciudades, debido a que, el patrimonio es propiedad de unos y apropiación de otros, es por eso que se requiere, el diseño de políticas públicas, para recuperar y revertir el deterioro histórico, es decir, se trata de generar políticas urbanas, como por ejemplo: regulación de usos del suelo que prioricen la vivienda, lo cotidiano y lo modesto, y mantenimiento y gestión de los espacios públicos (Manterola, et al., 2017). Es imprescindible conectar los espacios públicos con los residentes a su alrededor, ya que, si no existe un vínculo entre el vivir y sentir de los usuarios, con el diseño de políticas públicas, estos espacios van a seguir abandonados y sin uso.

Con base en los resultados obtenidos en la presente investigación, a continuación, se propone una serie de lineamientos, con la intención de mejorar el aprovechamiento del espacio público e incidir positivamente en el sentido de pertenencia y apropiación:

  1. Crear políticas de participación real con énfasis en la gente que habita el barrio, es decir, considerar mayoritariamente a los residentes de los sitios en los que se pretenda hacer futuras intervenciones.
  2. Generar un programa que considere dos partes fundamentales:

    - Conservar usos compatibles con la vivienda.

    - Promover intervenciones sobre el espacio público que incentiven el carácter del barrio y su contexto, a través de acciones que evidencien las actividades características del sector.

  3. Crear un plan de gestión que sea el complemento del lineamiento anterior, el cual promueva usos en el espacio público cotidianos y modestos, que se conciba de manera itinerante.
  4. Implementar un plan de mantenimiento del espacio público, que involucre directamente a los habitantes del barrio.
  5. Repensar la política de restricción de usos populares e itinerantes en los espacios públicos, entendiendo que éstos son complementarios de otras actividades.
  6. Las políticas de participación deberán terminar en ejercicios de urbanismo táctico, los cuales permitan evaluar el grado de intervención a realizar y se rijan a las necesidades de los habitantes de cada barrio.
  7. Evitar usos focalizados y fomentar usos cotidianos en la primera línea edificada, que atraigan personas y propicien el desarrollo de diversas actividades en un mismo sitio.
  8. Resaltar el valor histórico y cultural del espacio público, implementando paneles informativos, murales e información en piso y mobiliario que permitan al usuario establecer la relación con el pasado de los espacios públicos, para así rememorar acontecimientos históricos ligados a ellos.




Referencias


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