LA MODERNIZACIÓN DE LA CASA BURGUESA EN

CUENCA: ESTRATEGIAS DE PROYECTO EN LA CASA PEÑA

(1954) Y LA CASA VÁZQUEZ (1962)


THE MODERNIZATION OF THE BOURGEOIS HOUSE IN

CUENCA: PROJECT STRATEGIES IN THE PEÑA HOUSE

(1954) AND THE VÁZQUEZ HOUSE (1962)




Juan Pablo Carvallo-Ochoa

Universidad de Cuenca / Universidad Nacional de Colombia

Ecuador / Colombia


Profesor e investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca. Máster en Proyectos Arquitectónicos por la Universidad de Cuenca. Candidato a Doctor en Arte y Arquitectura por la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Director de Cuenca Ciudad Universitaria 2021. Director del Centro de Posgrados de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca, período 2016-2018. Sus últimos artículos científicos se han publicado en Building and Environment (2018), 138; revista DAYA (2020), No. 8; revista ESTOA, Edición Especial (2018).


juan.carvallo@ucuenca.edu.ec

orcid.org/0000-0001-6507-5837





Fecha de recepción: 06 de marzo, 2020. Aceptación: 22 de abril, 2021.












Resumen


Históricamente, la casa se ha constituido como el espacio fundamental que permite la realización de las actividades domésticas, la interrelación familiar y el desarrollo y afianzamiento del yo personal. Diversos autores concuerdan que durante el siglo XX suceden las mayores alteraciones en las estructuras sociales, entornos de ciudades y en la vivienda y sus espacios (Cañar & Torres, 2018); convirtiéndose esta, en el laboratorio de experimentación teórico y de aplicación práctica de los modernos estilos de vida (Añón, 2013). En el Ecuador, las transformaciones sociales, económicas y políticas de inicios de siglo, se dieron paralelamente a las transformaciones tecnológicas y energéticas, las cuales con mayor o menor demora llegaban a Cuenca. La presente investigación plantea estudiar la modernización de la casa burguesa en Cuenca, a partir de la identificación y análisis de las estrategias proyectuales aplicadas, en la casa Peña (1954) y la casa Vázquez (1962), por el Arq. Cesar Burbano Moscoso. Estas viviendas se caracterizaron por la innovación y búsqueda de una nueva manera de habitar, asumiendo los cambios que la ciudad exigió a mediados del siglo XX. En los dos casos se evidencia como la tipología tradicional de casa con patio interior, organizada centralmente y alineada y conectada a la calzada, se invierte y muta en una tipología radicalmente contraria, compuesta por construcciones aisladas y retiradas de la calle, modificando así las relaciones, internas de la casa y con la ciudad. El estudio explora procesos arquitectónicos, enfocando el interés en reconocer criterios y valores que provienen de las obras, así como elementos arquitectónicos y urbanos de un momento particular de la arquitectura cuencana.


Palabras clave

Arquitectura moderna, vivienda moderna, transformaciones del espacio doméstico, Cesar Burbano Moscoso, Cuenca-Ecuador.






Abstract


Historically, the house has been constituted as the fundamental space that allows the realization of domestic activities, family interrelationship and the development and strengthening of the personal self. Several authors agree that during the twentieth century the greatest alterations in social structures, city environments and housing and its spaces took place (Cañar & Torres, 2018); becoming the laboratory of theoretical experimentation and practical application of modern lifestyles (Añón, 2013). In Ecuador, the social, economic and political transformations at the beginning of the century were parallel to the technological and energy transformations, which with greater or lesser delay reached Cuenca. This research proposes to study the modernization of the bourgeois house in Cuenca, based on the identification and analysis of the applied project strategies, in the Peña House (1954) and the Vázquez House (1962), by the architect Cesar Burbano Moscoso. These houses have been characterized by innovation and the search for a new way of living, assuming the changes that the city demanded in the mid-twentieth century. In both cases it is evident how the traditional typology of a house with an interior patio, centrally organized, aligned and connected to the road, is inverted and transformed into a radically opposite typology, composed of isolated structures and withdrawn from the street, thus modifying the internal relations to the house and with the city. The study explored architectural processes, approaching the interest in recognizing criteria and values that come from the works, as well as architectural and urban elements of a particular moment of Cuenca architecture.


Keywords

Modern architecture, modern housing, transformations of domestic space, Cesar Burbano Moscoso, Cuenca-Ecuador.




Introducción


Históricamente, la casa se ha constituido como el espacio fundamental que permite la realización de las actividades domésticas, la interrelación familiar y el desarrollo y afianzamiento del yo personal; cumpliendo un rol primordial en las transformaciones de la humanidad. En palabras de Salamanca (2009) una vivienda es un espacio que procura integrar, mediante diversas relaciones, diferentes partes que encajan para construir un sentido de lugar. Este lugar es un universo propio que lleva implícita la posibilidad de ser habitado, suponiendo entonces, la construcción del universo de lo privado, es decir del ámbito de lo doméstico.

Se considera entonces que la vivienda es el producto de la manera como se interpreta un modo de vida, y de cómo este modo de vida se traduce en espacios arquitectónicos (Salamanca, 2009); esta forma de relacionar internamente unos espacios con otros, es la respuesta que la arquitectura da, a las necesidades de un individuo y sociedad. O como afirma Ábalos (2000), la manera más extendida de pensar y proyectar el espacio doméstico no es más que una materialización de ciertas ideas arquetípicas, que tienen su origen en la relación que existe entre las formas de vivir, los distintos filones del pensamiento contemporáneo, y las formas de la casa y su modo de habitarla.

Por otro lado, varios autores están de acuerdo que durante el siglo XX, sucedieron las mayores transformaciones, no solo en las estructuras sociales, sino en la concepción del entorno de las ciudades y consecuentemente, en la vivienda y sus espacios (Cañar & Torres, 2018). Es así que las urbes en constante crecimiento, replantearon su noción de vivienda y la manera de habitarla, por lo que podemos decir que la arquitectura doméstica y las nuevas formas de vida, evolucionaron y se adaptaron simultáneamente, condicionándose e influenciándose mutuamente.

Por lo antes dicho, reconocemos como en diversos lugares del planeta, la vivienda, a partir de la segunda década del siglo XX, alcanzó un alto protagonismo dentro de los debates arquitectónicos y de construcción edilicia, convirtiéndose, como afirma Añón (2013), en el laboratorio de ideas y experimentación de nuevas teorías, que devinieron en modernos estilos de vida. Sin embargo, el desarrollo de la vivienda no ha sido homogéneo en todos los rincones del mundo, ni se ha presentado de la misma manera o al mismo tiempo a lo largo de la historia. Esto debido, principalmente, a diferentes factores mensurables como: clima, geografía, elementos de protección ambiental, materiales y la propia configuración de las edificaciones; así como a aspectos menos tangibles como: costumbres, deseos, estilos de vida y valores sociales y religiosos de sus habitantes.

A más de estos componentes, el crecimiento demográfico producido por la migración de las zonas rurales a las ciudades, dieron como resultado la necesidad de solucionar el incremento en la demanda habitacional; este fenómeno, no visto hasta ese momento, obligó a que los arquitectos y entes competentes, adoptarán, a inicios del siglo XX, estrategias innovadoras para la dotación de vivienda, pudiéndose reconocer, principalmente de dos tipos: la vivienda en masa y la unifamiliar. Esta última fue una pieza fundamental en la construcción de la ciudad moderna, ya que coadyuvó en la composición de agrupaciones residenciales que derivaron en la consolidación de tejidos urbanos; rigiendo, como afirma Espinosa (2019), el carácter espacial de un sector de la ciudad, o la ciudad misma, a la dependencia entre el tipo de vivienda y su emplazamiento y la relación con la traza urbana.

A mediados del siglo XX, se impulsó a nivel mundial un ambicioso proyecto de modernización que fue difundido desde Europa Occidental y Estados Unidos como los principales centros de adelante económico, científico y cultural. El proyecto de modernización, en fórmulas específicas que estaban dirigidas a los países no modernos, iba desde modelos de organización política y económica hasta formas artísticas y culturales. Estos fueron cambios muy profundos que los países latinoamericanos tuvieron que afrontar. Se adaptaron total y bruscamente a estas nuevas condiciones, desde la economía nacional hasta el desequilibrio social y político que esta transformación implicaba (Montoya, 2004, p. 33).

Para el caso de Ecuador, varios autores como Sánchez (2003), Cordero (2003), Ordóñez (2008) y Novillo (2008) coinciden en señalar que desde antes del siglo XX las ciudades eran el polo de desarrollo de las diferentes regiones, ya que ahí se concentraban las actividades de: comercio, industria, administración pública, etc. Todas las transformaciones sociales, económicas y políticas de inicios de siglo, iban paralelas a las transformaciones tecnológicas y energéticas en el Ecuador, las cuales con mayor o menor demora llegaban a la ciudad de Cuenca (Cañar & Torres, 2018); la cual, desde 1957, sufre una notable expansión territorial, que conjuntamente con el desarrollo de la industria, migración del campo, e inversión en infraestructura vial, se presentan como factores determinantes, en la transformación morfológica y la alteración de las características urbanas, en la segunda mitad del siglo XX (Armijos, 2010).

El presente trabajo, que forma parte del proyecto de investigación Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca (TED), de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca y de la propuesta de investigación para el programa de Doctorado en Arte y Arquitectura, Línea de Proyecto Arquitectónico 2019, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá; tiene como objetivo estudiar la modernización de la casa burguesa en Cuenca, a partir de la identificación y análisis de las estrategias proyectuales aplicadas, en la casa Peña (1954) y la casa Vázquez (1962), por el Arq. Cesar Burbano Moscoso. Dentro de esta exploración se examinan las nuevas propuestas para: inserción urbana, configuración espacial y formas de vida, de un momento particular de la arquitectura y sociedad cuencana. La investigación enfoca el interés en reconocer los criterios y valores que provienen de las propias obras y los cambios que se produjeron en la formulación de una nueva arquitectura en Cuenca y, en particular, en el espacio doméstico, donde los nuevos profesionales locales debieron articular, simultáneamente, una diversidad de variables, muchas que trascienden la esfera del proyecto, y que les permitieron dar forma a los requerimientos que la ciudad exigió a mediados del siglo XX.



Inserción urbana


La ciudad de Cuenca para la década de los cincuentas, cuando los ideales de modernización tomaron fuerza, apenas llegaba a 250 hectáreas y 40.274 habitantes, sus límites no pasaban de lo que hoy se conoce como el Centro Histórico y salía de un proceso de afrancesamiento, producto de los viajes de empresarios locales a Europa a finales del siglo XIX e inicios del XX. Durante las primeras décadas del siglo XX, Cuenca creció de manera retardada, pero años más tarde según los censos de población de 1950 y de vivienda de 1962, se evidenció que a partir de la mitad de siglo aumenta su territorio de manera considerable, incrementando a 2000 hectáreas, aproximadamente, en 1974 y a cerca de 3500 hectáreas y 152.410 habitantes en 1980. Es así que la ciudad sufre una expansión en todas las direcciones y un incremento de población y de tipos y número de viviendas, las cuales además, presentaron transformaciones importantes (Cañar & Torres, 2018).

Esta metamorfosis y modernización de la ciudad, igual que en el resto del mundo, se vio reflejada e íntimamente relacionada con las transformaciones de la vivienda, sus espacios y modos de habitarla. La casa unifamiliar en Cuenca, hasta la primera mitad del siglo XX, se caracterizó por emplazarse en el casco histórico del centro de la ciudad, debido como ya se mencionó, a que sus límites no sobrepasaban dicha superficie. Su composición, generalmente, se articulaba con el exterior y se organizaba interiormente, a través de un patio descubierto y un jardín, respondiendo a la trama urbana del trazado colonial en damero. Sin embargo, a partir del crecimiento de la ciudad en la década de 1950, tanto la casa como la estructura urbana se transforman, consecuencia de un proceso de modernización que tuvo entre otros factores, la elaboración, en 1947, del Primer Plan Regulador de Cuenca a cargo del arquitecto uruguayo Gilberto Gatto Sobral.

Este plan es posiblemente uno de los elementos de mayor relevancia en el desarrollo de la ciudad, ya que propone una estructura urbana y una zonificación de ciudad claramente alineada con los postulados modernos, de Le Corbusier y los CIAM, “que planteaban las cuatro funciones básicas de habitar, trabajar, recrearse y circular como los determinantes del urbanismo moderno y a la vivienda como el punto de referencia a dichas funciones” (Montoya, 2004, p. 29). La propuesta de Gatto Sobral daba las pautas para el proceso de crecimiento futuro, donde “Cuenca se dividía en dos sectores plenamente identificados: uno central y otro en la prolongación de la Av. Solano y la zona de El Ejido” (Novillo, 2008, p. 73). Esta propuesta, a pesar de que no se cumplió en su totalidad, definió la función y forma de ocupación de la plataforma baja de la ciudad y de otras zonas de expansión que promovía el trazado de grandes lotes verdes, modificando la implantación de la casa y su relación con el predio y ciudad.

Por lo mencionado, la tipología de casa unifamiliar de la primera mitad de siglo atravesó un proceso paulatino de sustitución por otra, en la que la relación entre el interior y la manzana se reformó. Esto derivó, en un cambio sustancial en la noción de habitar en la ciudad, pues el lugar doméstico se estableció con otras condiciones, como resultado de la renovación del tipo residencial. La manera como la arquitectura asumió los cambios que la ciudad exigió a mediados del siglo XX, provocó que la tipología tradicional de casa con patio interior, organizada íntimamente y alineada y conectada a la calle, se invirtiera y mutara en una tipología frontalmente contraria, compuesta por unidades residenciales aisladas y retiradas de la calle, modificando así, la relación entre la casa y el espacio público.

De esta manera, la construcción de la casa unifamiliar cuencana de los años cincuenta, sesenta y setenta, dentro de la primera zona de expansión en el sur de la ciudad, siguió el esquema de ciudad jardín; caracterizada por implantarse dentro de grandes lotes rodeados de amplias zonas verdes que conformaban manzanas poligonales irregulares y que en conjunto generan una traza curvilínea y rectangular alargada, formando así, un nuevo tejido urbano, que rompía el rígido esquema ortogonal vigente desde la fundación de la ciudad. La vida en este sector de la ciudad se dio hacia la intimidad de las viviendas, pues las zonas comunes no están pensadas para el encuentro, sino para suplir las necesidades básicas de los habitantes y en especial para el del nuevo integrante del hogar burgués, el automóvil. Así, la relación de la casa con la ciudad quedó supeditada a la construcción y definición del cerramiento perimetral y en algunos casos de parte de la fachada.



Figura 1. Foto aérea de la ciudad de Cuenca, de 1979: Ubicación de la Casa Peña (01) y la Casa Vázquez (02)



De Albornoz, (2008, p. 215).



La ciudad se definió, entonces, como unidad funcional donde el núcleo inicial era la casa desarrollada en grandes lotes, donde se pueden reconocer dos formas de implantación a partir de su relación con la urbe. La primera, y más común en los primeros años de la segunda mitad del siglo XX, fue la que se emplazaba en el centro del lote, rodeada de jardines que la separada de sus límites; la segunda forma, se trató de una variación de la anterior, donde al tratarse de lotes más pequeños y regulares, las viviendas se adosaban a uno, o a los dos costados, pero mantenían su retiro frontal y posterior, preservando el esquema de lote jardín al contar con amplios espacios verdes hacia la calle y patios traseros. En la fotografía aérea de 1979, se pueden observar dentro de la nueva zona de El Ejido, que la Casa Peña (1954) ubicada en la esquina de las calles Manuel J. Calle, y Cornelio Merchán y la Casa Vázquez (1962) ubicada en la esquina de la avenida Paucarbamba y calle Manuel J. Calle, responden a la primera forma de implantación.



Figura 2. Fotografía de fachada frontal, ubicación y emplazamiento de la Casa Peña (izq.) y la Casa Vázquez (der.)



De Municipio de Cuenca, (2007, p. 254); Crespo, (2007, en Revista Proyectos N.1. p. 16);

Google Earth, (2018); Proyecto TED, (2019).



La Casa Peña se implanta ligeramente desplazada del centro de un lote esquinero de 4.431,00 m2, y de proporciones trapezoidales de dimensiones: norte (calle Manuel J. Calle) 68,00m, sur 59,00m, este (calle Cornelio Merchán) 64,00m y oeste 70,00m. La implantación de la casa responde a la división del lote en 5 partes de sus lados norte y sur y en 3 partes de los lados este y oeste. Dentro de esta cuadrícula la vivienda ocupa dos quintos en el sentido este-oeste, retirándose igualmente dos quintos de la calle Cornelio Merchán y un quinto del costado oeste. En el otro sentido, es decir en el norte-sur, la vivienda ocupa el tercio central del lote, separándose por tanto un tercio de la calle Manuel J. Calle y un tercio del costado sur. Esta condición y relación específica de la casa y el lote permite el aprovechamiento y jerarquización del área verde circundante, creando jardines y zonas exteriores que respondan a las funciones y necesidades de los espacios interiores contiguos; de esta manera se conforman: el jardín frontal asociado a los accesos y espacios sociales, el jardín este y posterior, que se vinculan a los dormitorios y posibilitan una adecuada iluminación y ventilación y por último el jardín oeste, que cumple las funciones de zona de trabajo y servicio al estar directamente ligado a la cocina, lavandería y estacionamiento. Cabe mencionar que hacia las vías urbanas, el lote está delimitado por un paramento a media altura y una verja de tubos metálicos rectangulares, que al permitir una conexión visual del interior del lote con la ciudad generan una transición entre lo público y lo privado. Los accesos al tratarse de un terreno plano, se conciben desde la calle Cornelio Merchán, por dos recorridos paralelos, uno peatonal y otro vehicular, perpendiculares a la fachada frontal de la casa, que atraviesan el jardín frontal y sirven de entrada principal y secundaria o de servicio respectivamente. El recorrido peatonal que conduce desde la puerta peatonal de calle, hasta la puerta y vestíbulo principal de la vivienda, posibilita desde su inicio una conexión visual con el jardín frontal y lateral, así como con la sala social y comedor, que se relacionan de manera directa por los grandes ventanales de la fachada.

La Casa Vázquez se implanta en un lote irregular esquinero, de 3.935,00 m2, de dimensiones: norte (calle Manuel J. Calle) 35,00m, sur (formado por varias aristas) 80,80m, este (avenida Paucarbamba) 55,00m y oeste 81,60m. En esta ocasión y debido a la geometría del predio, el proyecto fracciona virtualmente el terreno en dos partes; la primera representa los dos tercios del área y es donde se ubica la casa, mientras que la segunda ocupa el tercio restante de la superficie y alberga las zonas de recreación. Esta división, como se mencionó, se debe a la irregularidad del lote, siendo la parte sur un reservado interior que al estar alejado de las vías se presta para la implantación de espacios de ocio y recreación como: jardines, solárium y piscina. (fig.02). Por otro lado, en la porción de mayor extensión, que da hacia las calles, se implanta la casa separada de los límites del lote y rodeada por una abundante área verde y vegetación. La casa orienta su fachada principal, paralela a la avenida Paucarbamba y se asienta parcialmente sobre un altozano, que soporta el volumen social de la casa, a la vez que genera una diferencia de cota de esta zona, con los accesos peatonales y vehiculares, así como con la acera y calle. Este desnivel del terreno en conjunto con el cerramiento compuesto, de manera similar al caso anterior, por un paramento de piedra a media altura y por una verja inclinada de platinas metálicas y columnatas de hormigón, remarcan la subordinación del espacio público con el privado; a su vez que le otorgan a la casa, al emplazarse sobre una especie de “podio”, una jerarquía y control sobre la calle y ciudad.

En este caso, a diferencia de la anterior, los jardines perimetrales, salvo el mencionado de la esquina sur, no responden directamente a las actividades internas de la casa, sino que se proyectan como elementos ornamentales y contemplativos desde y hacia la casa; convirtiéndose paradójicamente, en conectores y barreras entre la vivienda y la ciudad. En el cerramiento de la avenida Paucarbamba encontramos los dos accesos a la casa, el primero ubicado aproximadamente en el centro del lote, resuelve fusionado en un solo recorrido el acceso peatonal y vehicular; este recorrido al acercarse a la casa se bifurca, separando el camino vehicular que continúa derecho hasta el patio- jardín central y pasa bajo el puente que forma el volumen social, y el sendero peatonal que se convierte en un sistema acodado de escaleras, que superan el desnivel del terreno y conducen a un balcón que sirve de recibidor y acceso principal de la casa. El segundo acceso es un portón que permite la entrada y salida de vehículos y cierra el circuito formado por el acceso principal, el estacionamiento que se ubica bajo el puente mencionado y la vía de servicio del patio-jardín central y del jardín sur.

Las formas de implantación descritas, evidencian la importancia que Burbano dio a la relación casa-lote-ciudad, donde los jardines perimetrales desarrollan un papel fundamental como elementos de transición a lo privado y como lugares definitorios de la articulación y extensión visual y funcional de los espacios interiores de la casa. La relación de la casa con el exterior se transforma, filtrándose a través de la permeabilidad de los cerramientos y de la vegetación de los jardines; y la relación de la casa con el lote se da a través de la conformación de espacios interiores abiertos, reconociendo a la naturaleza como parte fundamental del proyecto. En palabras de Roa (2016)


la interiorización hacia el jardín y la creación de vacíos generaron un conjunto de paisajes, caracterizados según el espacio con el cual se relacionan. Por otra parte, la definición de los límites de la casa hacia la calle y la relación con la misma generan una construcción particular de lo público, dentro de la morfología urbana del sector (p.59).



Organización espacial


La casa de Cuenca de principios de siglo XX, con patios interiores que organizaban las actividades, con crujías comerciales, zaguanes, grandes salones diferenciados, comedores independientes, patios de servicio conectados con las zonas de cocina y de trabajo y dormitorios alineadas y comunicados entre sí por amplios corredores; a mitad de siglo, inicia su transformación hacia un nuevo modelo que respondió a un deseo de modernización, no solo de la casa, sino de una sociedad y ciudad. Esta nueva casa propuso una nueva forma de habitar, donde los espacios respondían a las necesidades básicas de estar, comer, dormir y asearse (Montoya, 2004).

Este cambio evidencia también una transformación de la familia, que pasó de ser numerosa y con una concepción de la casa con funciones y espacios públicos, a la familia nuclear, para la cual los espacios se volvieron funcionales, privados y hasta individuales (Montoya, 2004, p. 59).

El estudio de la organización espacial de la Casa Peña y Casa Vázquez, ha evidenciado que existen criterios comunes, referidos principalmente a la articulación del interior con el exterior, como se explicó en el apartado anterior, a la definición de sistemas de circulaciones interiores y la jerarquización de zonas según las funciones que alojan. Con respecto al último punto, podemos manifestar, que las dos casas responden a una organización donde se reconocen dos núcleos definidos, el de día y el de noche, articulados a través de un vestíbulo. Este sistema “bi-nuclear”, que fue utilizado en las casas americanas de los años cuarenta y cincuenta, fue adaptado por Burbano a la realidad y requerimientos particulares de nuestro medio, planteando una variación local que mantiene los principios distributivos del sistema.

En la Casa Peña diferenciamos que el núcleo de día se organiza en el costado oeste de la casa y el núcleo de noche en el extremo este, vinculándose por el vestíbulo principal ubicado en el noreste de la planta, paralelo a la calle principal, a la cual se conecta por el camino de piedra del acceso peatonal. En el núcleo de día encontramos las zonas social y de servicio de la casa, conformadas por: sala social, salón de recepciones, comedor social, cocina, desayunador, lavandería y garaje. El núcleo de noche se conforma por la zona de descanso, donde se disponen: sala de estar familiar, dormitorio de hijos, dormitorio de padres, estudio y una escalera que permite acceder a un segundo piso que complementa el estudio y a la cubierta plana de la casa, que funciona como terraza familiar.

En la Casa Vázquez, el vestíbulo de servicio, al cual se accede desde el estacionamiento, desempeña las funciones de nudo articulador, dividiendo y vinculando los dos núcleos de la casa. El núcleo día se sitúa en la crujía este, que de igual forma que el caso anterior, está compuesto por las zonas de trabajo y social, donde se encuentran: estacionamiento, patio de servicio, lavandería, dormitorios de servicio, cocina, comedor de diario, comedor social, sala de bar y chimenea, acceso principal y sala social. El núcleo de noche con la zona de descanso, se ubica en la parte norte y oeste de la casa, donde se distribuyen: estudio, dormitorio de hijos, sala de estar familiar, dormitorios de padres y dormitorio de huéspedes.



Figura 2. Fotografía de fachada frontal, ubicación y emplazamiento de la Casa Peña (izq.) y la Casa Vázquez (der.)



De Municipio de Cuenca, (2007, p. 254); Crespo, (2007, en Revista Proyectos N.1. p. 16);

Google Earth, (2018); Proyecto TED, (2019).




Figura 3. Planta, esquema funcional y volumetría de la Casa Peña (izq.) y la Casa Vázquez (der.)




De Proyecto TED, (2019); Carvallo-Ochoa, (2019).



Con respecto a los sistemas de circulación interior, en las dos casas estudiadas encontramos una organización jerárquica que responde a las actividades de cada zona, pudiendo reconocer tres tipos: las de servicio, las sociales y las privadas. En la casa Peña y Vázquez las circulaciones de servicio y sociales se resuelven de manera similar; las primeras no son visibles, ni se cruzan con otros espacios que no sean los de trabajo y dormitorios de servidumbre, y responden a los requerimientos funcionales de estos espacios y a la vinculación que deben tener entre sí. En las segundas, los recorridos se fusionan con la sala o salas y comedor, formando parte de estos espacios, sin diferenciarse o marcarse claramente. Por último, las circulaciones privadas a pesar de resolverse de manera distinta en las dos casas, responden a un criterio común, que es organizar y articular los espacios de descanso, encuentro y trabajo familiar, como: dormitorios, salas de estar, de televisión y estudios.

En la Casa Peña, la circulación privada se genera a través de un eje longitudinal ubicado en el centro de la zona de descanso, y a partir de la cual se disponen de manera concatenada los dormitorios de hijos al este y el dormitorio de padres, sala de estar y estudio al oeste; este recorrido inicia desde la sala de estar que se vincula directamente con el vestíbulo principal de la casa y culmina en el acceso al estudio, resultando así, un conector de habitaciones y zonas de la casa. La circulación privada en la casa Vázquez, se conforma como una galería interior acristalada que vincula los dormitorios, sala de estar y estudio con el patio-jardín central, permitiendo una continuidad visual y física a partir de los ventanales que la acompañan en toda su extensión y de una puerta ubicada al sureste de la casa donde culmina el recorrido en forma de “L”, mismo que inicia en el vestíbulo de servicio; que conecta la zona social, zona de descanso, bodegas y estacionamiento. En este punto resulta pertinente observar cómo en esta casa, se alude y reinterpreta el patio central tradicional de las casas decimonónicas, planteándolo, no como un patio interior estricto de la vivienda, sino como una especie de “golfo” de los jardines que rodean a la vivienda y que sirve para generar una conexión visual entre el interior y exterior de las zonas de comedor y circulación de los dormitorios, pero al contrario de los patios centrales de sus predecesoras, no permite interacción directa entre los espacios circundantes, ya que se encuentra delimitado por barreras físicas como antepechos sólido y ventanales de vidrio.

A partir de las distribuciones espaciales y los sistemas de conexión analizados en estas casas, podemos expresar que con el trascendental cambio de organizar la casa en una sola planta, el sistema de circulaciones se convierte en una estructura de recorridos longitudinales y transversales, que no se desarrollan a partir de elementos aislados o independientes, sino que se soluciona según la zona: pasillos adyacentes en las zonas privadas, conexiones longitudinales abiertas en la zona sociales y sucesión de espacios interconectados en las zonas de servicio (Roa, 2016). Adicionalmente, se entiende que la vivienda dejó de ser sedentaria, de pensarse solo como refugio y se convirtió en un concepto dinámico, donde la adaptación implica mayor proximidad entre la zona social y la zona de habitaciones, obteniendo de esta manera relaciones espaciales más directas y cierta continuidad entre todos sus ámbitos (Roa, 2016). De esta manera, la vivienda tenía que ver con la comodidad pero también con una nueva forma de relacionarse familiar y socialmente (Montoya, 2004).

En este punto la modernización de la casa no fue un tema netamente formal o determinado por el uso de nuevos materiales y la definición de fachadas, ya que como afirma Sánchez (2011) “la planta era lo que hacía moderna la vivienda” (p. 192), es aquí donde se evidencia la verdadera intención de un cambio en el “estilo de vida”, concepto que Sánchez, citando a Arizaga (2005), afirma que se remite a “los sistemas de creencias, costumbres, vestimenta, edificación y otras formas de la vida social como elementos de una estructura interrelacionados y en tensión” (p. 190); es decir que a través de las distribuciones funcionales se planteaban las nuevas propuestas de modos de habitar.



Una nueva forma de vida


No es posible hablar de vivienda moderna sin haber hablado de modernización en los contextos donde ésta se implanta o sin las referencias necesarias que den claridad al trasfondo de estos procesos. La modernización, según Alberto Saldarriaga, se puede entender específicamente en dos sentidos, uno de ellos es el de las transformaciones materiales que han alterado la estructura física de un espacio urbano originado en un pasado tradicional o pre moderno. Otro es el de los cambios surgidos en la mentalidad individual y colectiva que han orientado los cambios materiales y al mismo tiempo han asumido sus defectos (Montoya, 2004, p. 13)

Es necesario recordar la dependencia cultural que Cuenca mantuvo históricamente con diferentes puntos del planeta, reemplazado en los años 50 el modelo Europeo predominante en la colonia y república, por las tendencias que llegaban desde los Estados Unidos. El caso de Cuenca, es similar a lo expuesto por Roa (2016) cuando menciona que: es evidente, la influencia de la vivienda de post-guerra norteamericana, en los proyectos de encargo privado en los años cincuenta en Latinoamérica. Las características particulares de las viviendas, en los dos extremos del continente, resultaron marcadamente diferentes: mientras que las casas californianas fueron pensadas para la clase media, las del cono sur, se diseñaron para familias acaudaladas. Siendo por tanto, las clases alta y media alta, las que marcarán el rumbo de la modernización y la adoptaran en todas sus dimensiones.

Por lo expuesto, se debe reconocer que en primera instancia las viviendas desarrolladas para la considerada élite local, marcaron las pautas que se convirtieron en referentes para el quehacer arquitectónico y doméstico del resto de la ciudad y grupos sociales. Estas viviendas fueron planificadas y construidas, bajo la modalidad de encargo, por los primeros profesionales de la ciudad y se caracterizaron por la innovación tecnológica y la búsqueda de un nuevo habitar. Es decir, procuraron adaptar y modificar los espacios domésticos y el estilo de vida heredado desde la colonia y república, a las nuevas necesidades de bienestar y confort moderno. Es importante resaltar que el carácter interiorizado de estas casas dista notoriamente de la interiorización de las viviendas construidas en las décadas de los 40, 50 y 60 en el Centro Histórico de Cuenca, tanto desde el punto de vista urbano, como funcional y de forma de habitarla. Mientras las últimas mantenían, en mayor o menor medida los criterios de las casas decimonónicas, las casas Peña y Vázquez rompen totalmente esta herencia y adoptan un nuevo modelo de vivienda unifamiliar, aportando así a la definición de un modo de vida diferente.

En los años setenta, el espacio doméstico, lejos de estar ajeno a los cambios socioculturales y socioeconómicos derivados de los avances científicos y tecnológicos, se vislumbró profundamente transformado en sus modos de habitar, configuraciones y concepciones. A esto se sumaron nuevas categorizaciones y caracterizaciones socioculturales, que por fuera de las de “clase” o “grupo”, se gestaban a partir del espacio doméstico (Sánchez, 2011). Así “nuevas formas de consumo intervinieron en el espacio doméstico moldeando aspiraciones y conductas que se enlazaron con la emergencia de un imaginario de la casa centrada en la estética del placer” (Sarquis, 2010, p. 23).

En el caso de Cuenca y Ecuador, así como en varias ciudades y países de América Latina, podemos identificar que la adopción e implementación de criterios modernos, que llegaban desde el exterior, nace de la clase aristocrática y de la emergente burguesía, por lo cual inicialmente respondió a una imagen o símbolo de progreso y estatus social, para luego paulatinamente adaptarse a la realidad y medio local, en un ejercicio de apropiación y retroalimentación entre varios factores como la arquitectura, ciudad, cultura, sociedad, economía, tecnología, etc.



A modo de conclusión


La apropiación de la modernidad en América Latina varió según el lugar, tiempo y sociedad de cada ciudad y país, es así que se puede hablar de la construcción de una modernidad propia o apropiada, a partir de los modelos y criterios que llegaban de Europa y especialmente de Estados Unidos.

Se puede afirmar que el crecimiento que inició Cuenca, a partir de 1950, hacia su zona sur, respondió a un nuevo criterio de hacer ciudad, impulsada principalmente por las nuevas generaciones y sus familias, quienes buscaron ejemplificar en sus viviendas una nueva forma de habitar y de pensar, marcando de esta manera un punto de inflexión en la sociedad cuencana. Desde el punto de vista urbano, cabe destacar que esta primera expansión de la ciudad generó un nuevo tejido urbano, determinado, según como lo define Oliveira (2016), por la relación del contexto natural, las calles, las parcelas y las casas; siendo las dos últimas las que marcarían las principales características de la “ciudad nueva” y la dotarían de un carácter insólito. Las casas estudiadas evidencia lo mencionado, en ellas, la separación de lo pública y lo privado se da a través de cerramientos permeables que permitían visualizar grandes jardines y extensiones verdes, que a su vez protegen y separan la casa de la calle, incorporando, por primera vez en Cuenca, la tipología de vivienda unifamiliar aislada.

Esta forma de implantar la casa generaba, al exterior un tamiz vegetal y una jerarquía de la casa y sus habitantes sobre la calle y la ciudad y, al interior la posibilidad de dotar a todos los espacios de iluminación y ventilación natural, además de vincular el interior de la vivienda con los jardines exteriores, “proyectando” los espacios domésticos hacia el exterior y permitiendo el “ingreso” de la naturaleza hacia el interior de la casa. Adicionalmente, en los casos analizados reconocemos que la optimización y economía de las circulaciones fue una preocupación esencial en la distribución espacial y solución de la planta arquitectónica; misma que se resuelve y organiza a partir de una zonificación, que responde a las funciones básicas del habitar y a la relación que las habitaciones deben tener entre sí.

Para comprender en su totalidad el papel que jugó la vivienda en la construcción de la ciudad de la segunda mitad del siglo XX en Cuenca y de la nueva sociedad cuencana, es necesario inscribirla en el contexto histórico en la cual inició, para así determinar las condiciones políticas, económicas, sociales, comerciales y tecnológicas de la ciudad y país, y de esta manera entender las influencias externas e internas, condiciones y determinantes que incidieron en su producción en los años subsiguientes.

La documentación y el análisis de las casas revisadas permiten valorar y explorar la calidad espacial, criterios y valores arquitectónicos que se propusieron en los años cincuenta y sesenta para la vivienda unifamiliar, evidenciando estos casos particulares como verdaderos laboratorios experimentales para un nuevo espacio doméstico y de formas de habitar; a su vez que se las puede considerar junto a otras, como la génesis de la vivienda de clase media y media alta en Cuenca. Por último y en palabras de Arango, Peláez y Wolf (2013) se “busca abrir el debate actual con relación a la vivienda hacia aspectos olvidados o no tenidos en cuenta y que, a nuestra manera de ver, están afectando la calidad de vida en las viviendas que se construyen hoy en nuestras ciudades” (p. 9).




Referencias


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Figuras


Figura 1. Foto aérea de la ciudad de Cuenca, de 1979. Ubicación de la Casa Peña (01) y la Casa Vázquez (02). Fuente: Albornoz, B. (Ed).(2008). Planos e imágenes de Cuenca. P.215. Fotografía aérea.

Figura 2. Fotografía de fachada frontal, ubicación y emplazamiento de la Casa Peña (izq.) y la Casa Vázquez (der.).

2.1 Fotografía Casa Peña. Fuente: Municipio de Cuenca (2007). Guía de arquitectura de Cuenca. p.254. Fotografía.

2.2 Fotografía Casa Vázquez. Fuente: Revista Proyectos N.1. p16. Autor: Sebastián Crespo(2007) Fotografía.

2.3 Ubicación Casa Peña. Fuente: Google Earth(2018). Retoque: Juan P. Carvallo-Ochoa. Imagen

2.4 Ubicación Casa Vázquez. Fuente: Google Earth(2018). Retoque: Juan P. Carvallo-Ochoa. Imagen

2.5 Emplazamiento Casa Peña. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca (2019). Imagen.

2.6 Emplazamiento Casa Vázquez. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca (2019). Imagen.

Figura 3. Planta, esquema funcional y volumetría de la Casa Peña (izq.) y la Casa Vázquez (der.).

3.1 Planta Casa Peña. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.

3.2 Esquema funcional Casa Peña. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.

3.3 Volumetría Casa Peña. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.

3.4 Planta Casa Vázquez. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.

3.5 Esquema funcional Casa Vázquez. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.

3.6 Volumetría Casa Vázquez. Dibujo: Proyecto Transformación del espacio doméstico y las formas de vivir durante el siglo XX y XXI en Cuenca, Juan Pablo Carvallo-Ochoa (2019). Imagen.