SEGREGACIÓN EN LOS CONJUNTOS HABITACIONALES EN

LA PERIFERIA DE LA CIUDAD DE CUENCA, ECUADOR


SEGREGATION IN HOUSING COMPLEXES ON THE

PERIPHERY OF CUENCA, ECUADOR






Karla Sofía Domínguez Valverde

Universidad del Azuay

Ecuador


Arquitecta por la Universidad del Azuay (2019). Experiencia laboral como pasante en el estudio TRIARQ, apoyando en la restauración de la clínica Santa Inés de la ciudad de Cuenca. Obtención del título en la Fundación CEDEI “Centers for Interamerican Studies” por la finalización exitosa de su programa de inglés. Primera mención del concurso de equipamiento mobiliario urbano de la Universidad del Azuay en el año 2015. Asistente de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito en el año 2016. Asistente al ciclo de conferencias Rumbo al TSL dictado en la Universidad de Cuenca. Asistente a la charla: metodología, procesos y productos BIM para el sector de la construcción, dictada por la Cámara de la Construcción de Cuenca. Publicación del proyecto final de carrera en la tercera edición del libro ARQ UDA MEJORES PROYECTOS (2019) realizado por el Laboratorio de Arquitectura y Proyectos de la Universidad del Azuay.

karladv_96@hotmail.com





Jorge Luis Morejón Ulloa

Universidad del Azuay

Ecuador


Arquitecto por la Universidad del Azuay (2019). Experiencia laboral como pasante en el Instituto Nacional de Patrimonio y Cultura, realizando actividades de actualización del inventario de bienes inmuebles de San Juan de Gualaceo. Asistente de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito en el año 2016. Participante del 1er Taller Internacional Proyecto de vivienda Favela do Moinho FAU USP – ARQ UDA, dictado en la Universidad de São Paulo, Brasil. Asistente al ciclo de conferencias Rumbo al TSL dictado en la Universidad de Cuenca. Capacitación de identificación y valoración de inmuebles patrimoniales, dictada por el Instituto Nacional de Patrimonio y Cultura. Segunda mención de la Manzaneidad en Taller de Proyectos Arquitectónicos 9 de la carrera de Arquitectura en la Universidad del Azuay (septiembre 2018 – febrero 2019). Publicación del proyecto final de carrera en la tercera edición del libro Arq Uda Mejores Proyectos (2019) realizado por el Laboratorio de Arquitectura y Proyectos de la Universidad del Azuay.


jmorejón96@outlook.es





Ana Patricia Rodas Beltrán

Universidad del Azuay

Ecuador


Arquitecta por la Universidad Estatal de Cuenca (2005), Magíster en Proyectos Arquitectónicos por la Universidad Estatal de Cuenca (2008) Candidata a Doctor en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos México. Profesora e Investigadora en la Universidad del Azuay Facultad de Diseño, Escuela de Arquitectura; en el área de Teoría e Historia de la Arquitectura y Proyectos arquitectónicos. Entre sus reconocimientos están, Mención de honor concurso medalla de oro bienal panamericana de arquitectura BAQ 2006 categoría fin de carrera diseño arquitectónico con el trabajo de tesis “Vivienda Mínima Contemporánea”. Premio Santiago de Compostela de Cooperación Urbana por haber obtenido la Nominación de Segundo Finalista en el Concursos de Cooperación Urbana Santiago de Compostela 2008. Primer Premio Nacional en la categoría Diseño Urbano con el proyecto: Intervención Urbana Integral en el Barrio 9 de Octubre, Cuenca, Ecuador en BAQ 2010 y Mención de Honor en la Categoría Diseño Urbano con el Proyecto “El Barranco de Cuenca”, en la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, BAQ 2010. Segundo premio Nacional en la Categoría Diseño Arquitectónico con el Proyecto Plataforma Gubernamental de Desarrollo Social, en la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, BAQ 2018. Cuenta con publicaciones que están referidas a los proyectos de investigación en los que ha participado.


arodas@uazuay.edu.ec






Fecha de recepción: 30 de agosto, 2019. Aceptación: 15 de octubre, 2019.












Resumen


En Cuenca existe un déficit cuantitativo de 45000 viviendas (INEC, 2011). Este y otros problemas como el costo excesivo del suelo en la zona central de la urbe, ocasionan que la ciudad se extienda hacia su periferia. Como consecuencia los conjuntos habitacionales se construyen cerca del límite urbano. El estudio analizó los efectos sociales y espaciales que genera la ubicación de estos proyectos, específicamente del conjunto habitacional “Las Praderas de Bemani” y su contexto inmediato desde los dos enfoques planteados en este estudio. Por un lado, el enfoque territorial: su ubicación, que determina la cercanía a servicios básicos e infraestructura; por otro, el enfoque social: el derecho a la ciudad, la calidad de vida y la interacción entre diferentes grupos sociales. Metodológicamente se planteó una investigación de carácter mixto, se utilizó instrumentos cualitativos y cuantitativos: encuestas y análisis cartográfico. Los resultados obtenidos evidenciaron la existencia de segregación social y espacial, al interior y al exterior del proyecto.


Palabras clave

Segregación social, segregación espacial, ciudades intermedias, conjuntos habitacionales, satisfacción residencial, vivienda Ecuador.






Abstract


In Cuenca there is a quantitative deficit of 45,000 households (INEC, 2011). This and other problems such as the excessive cost of land in the central area of the city have caused its expansion to the periphery. As a consequence, housing complexes are built near the urban limit. Thus, this study analyzed the social and spatial effects generated by the location of these projects, specifically the housing complex “Las Praderas de Bemani” and its immediate context from the two approaches proposed in this study. On the one hand, the territorial approach: the location, which determines the proximity to basic services and infrastructure. On the other side, the social approach: the right to the city, the quality of life and the interaction between different social groups. Methodologically, a mixed research was proposed, qualitative and quantitative instruments were used: surveys and a cartographic analysis. The achieved results evidenced the existence of social and spatial segregation, inside and outside the project.


Keywords

Social segregation, spatial segregation, intermediate cities, housing complexes, residential satisfaction, housing Ecuador.



Introducción


Las ciudades de América Latina se han visto expuestas a un conjunto de transformaciones en las últimas décadas: cambios políticos, sociales y territoriales que según Janoschka (2002) son originados por la crisis de los sistemas económicos. Debido a esta serie de variaciones en los modelos tradicionales de las urbes, estas se ven sujetas a un incremento sustancial en su población y territorio. De acuerdo con la CEPAL (2010), en la actualidad el 80% de los habitantes latinoamericanos viven en zonas urbanas. A causa de este alto porcentaje demográfico en las metrópolis, se originan problemas que condicionan su correcto funcionamiento.

Las consecuencias de este conflicto según Sabatini (2003) y CEPAL (2012) se deben a dos acontecimientos: el primero, la dificultad que tienen las ciudades para albergar el crecimiento acelerado, tanto territorial como poblacional, dado por la equívoca distribución de los recursos y a un mal planteamiento y manejo de las políticas públicas por parte de las instituciones del estado; la segunda causa es la crisis de la deuda de 1980, que fue nefasta para la economía de la región. Esta trajo consigo problemas de desigualdad, reflejadas en el ámbito social y en el urbano.

Uno de los mayores conflictos de las ciudades en Latinoamérica, afirma Cáceres y Sabatini (2004), es su expansión acelerada, la cual no corresponde proporcionalmente a su crecimiento demográfico, que es menor. De acuerdo con Di Virgilio y Perelman (2014), este fenómeno es originado principalmente por la escasez de vivienda en la ciudad, ocasionada por diferentes factores económicos y territoriales. Según la CEPAL (2014) el déficit de vivienda afecta a un tercio de las familias de América Latina. El problema de los hogares en la región y las consecuencias que trae consigo, no solo se debe a la cantidad de viviendas que hacen falta, sino a la calidad de estas.

Debido a la falta de residencia y al mal estado en que se encuentran, las familias buscan alternativas para acceder a una vivienda en buenas condiciones. Estas decisiones se enfocan en lo económico, situación que se ve afectada por el incremento del precio del suelo en las zonas céntricas. De acuerdo con Cáceres y Sabatini (2004) esto ocasiona que las personas accedan a programas de vivienda generados en la periferia de la ciudad, separando estos conjuntos del corazón de la urbe. Es por eso que la ciudad se va transformando y expandiendo aceleradamente, generando consecuencias negativas para sus habitantes (Janoschka, 2002).

Los problemas de las ciudades latinoamericanas, referidos por la CEPAL (2012) como “déficits urbanos”, están divididos en cuatro grandes grupos. El primero habla de las condiciones de vida, pobreza urbana y asentamientos precarios dentro de la urbe. La siguiente trata del déficit de servicios básicos, el cual es alto cuando la vivienda se encuentra en la periferia. El tercero indica la falta de movilidad urbana y transporte, la accesibilidad de los habitantes a dicho servicio y como este es fundamental para un correcto funcionamiento urbano. Finalmente, se refiere a la escasez de espacios sociales, comunitarios y públicos en las zonas limítrofes.

La mayor dificultad para el buen funcionamiento de la urbe es la falta de conexión que existe entre la misma y sus partes. Janoschka (2002) plantea que la ciudad latinoamericana actual tiene la visión de una "ciudad de islas", debido al distanciamiento y la falta de interacción de sus espacios. Esto a causa de que existe una fragmentación en el territorio que ocasiona la dispersión de servicios y funciones urbanas según lo afirma Sabatini, Cáceres y Cerda (2001) y otros autores. Esta separación de varias zonas de la urbe da origen a diversos problemas sociales y territoriales que derivan en la segregación.

La investigación plantea que la segregación afecta negativamente a los usuarios de estas “ciudades satélites”. Además, señala que la separación de estos grupos de clase media produce efectos sociales y territoriales. Las consecuencias sociales son: inseguridad dentro y fuera del proyecto, falta de interacción entre grupos heterogéneos y exclusión de los habitantes de este condominio con respecto al resto de la ciudad; esto ocasiona que la calidad de vida de estas personas disminuya. Por otro lado, los efectos territoriales son: aislamiento espacial, problemas de accesibilidad y fragmentación de la ciudad causada por esta clase de conjuntos.



Segregación


En términos generales, la segregación es separar a un grupo de personas por factores sociales, étnicos, migratorios y económicos (Sabatini, 2003). Además, Massey y Denton (1988) afirman que este es un fenómeno multidimensional que se entiende como la separación de dos o más grupos en el territorio. Por lo cual, la segregación se define como la aglomeración de grupos de iguales condiciones socioeconómicas que se encuentran distanciados de grupos heterogéneos, lo que impide que exista una interacción entre ellos.

La segregación social o residencial se produce por la ubicación geográfica de los diferentes grupos sociales. Esta última categoría es definida por Sabatini (2003, p.7) como: “la aglomeración geográfica de familias de una misma condición o categoría social… o racialmente”. En cambio, la segregación espacial se define por Orellana y Osorio (2014), como el distanciamiento de las viviendas entre grupos heterogéneos, especialmente entre los grupos socioeconómicos con mayores y menores recursos. En cambio, entre grupos intermedios, la segregación espacial no es un proceso profundo.

Además, la segregación se clasifica en pasiva y activa, así lo señala Orellana y Osorio (2014). La primera se produce por la falta de recursos económicos de ciertos grupos sociales de clase media o baja, que se ven obligados a vivir en la periferia, en donde el precio de suelo es más accesible. Esta segregación es sinónimo de “pobreza, exclusión y marginación” (Fitch y Chávez, 2011); la cual se da por las políticas actuales de mercado de suelo y el “rechazo de los sectores dominantes” (Rubalcaba y Schteingart, 2012). La presente investigación se enfoca en esta clase de segregación.

Mientras que, la segregación activa o autosegregación, es el resultado de la decisión de grupos con mayores oportunidades económicas, de segregarse y agruparse entre iguales. Esta parte de la población se encuentra motivada por una percepción de seguridad dentro de los complejos cerrados. Además, Sabatini y Brain (2008) señalan que otra causa es la búsqueda de una mejor calidad de vida y es por esta razón que se agrupan cerca de “un paisaje, medioambiente y seguridad urbana”. Así, se puede relacionar la segregación directamente con las condiciones de vida que produce la ubicación de las viviendas.

La segregación no tiene que definirse solo como un hecho negativo, afirma Sabatini (2003) y Méndez (2008). De acuerdo con esto, Marcuse señala que la segregación es positiva cuando es voluntaria y negativa cuando es impuesta. De esta forma, se considera a la segregación positiva como sinónimo de inclusión y la negativa de exclusión. Sabatini (2003) señala que al principio de los años 80 se ha comenzado a consolidar grandes áreas homogéneas en los límites urbanos de las ciudades latinoamericanas, lo que ha desequilibrado la distribución espacial de la población. Este distanciamiento espacial entre grupos heterogéneos provoca escasas oportunidades de integración y convivencia.

La segregación es el resultado de las políticas de mercado de suelo, la decisión de las entidades privadas sobre el lugar de emplazamiento de estas viviendas y la capitalización de las plusvalías. Otro motivo de la segregación es la oportunidad que tienen grupos privilegiados de escoger su ubicación en lugares estratégicos de la ciudad. Es decir, existe una predisposición a la agrupación de grupos homogéneos (Peach, 1996). Debido a esto se define a la segregación como un hecho “natural” o espontáneo (Sabatini y Brain, 2008). Sin embargo, este hecho aparentemente común en la sociedad y la ciudad; se convierte en un problema evidente cuando se generan barreras territoriales que evitan por completo la interacción social entre grupos heterogéneos.

Los barrios cerrados o “urbanizaciones cerradas” como lo define Janoschka y Glasze (2003) producen segregación en la ciudad y ocasionan que esta posteriormente se fragmente. Según Roitman (2003) estos barrios son complejos residenciales cerrados entre muros o rejas, vigilados todo el día, y normalmente cuentan con espacios comunitarios y organizaciones vecinales.

Las consecuencias sociales producidas por la segregación socio-espacial según Linares (2013) son: niveles de desempleo, mal desempeño educativo, delincuencia y desprotección social. Por otro lado, las consecuencias espaciales según Sabatini y Brain (2008) son: problemas de accesibilidad y la carencia de servicios o equipamientos de cierta calidad en sus lugares de residencia (gráfico 6 y 7). En un estudio de Brain, Sabatini y Iacobelli (2005) se descubrió que la población está dispuesta a sacrificar el tamaño de su vivienda por una mejor ubicación; por cada kilómetro más cerca de la zona urbana sacrifican 7.5 metros cuadrados.

La principal consecuencia espacial que luego tiene repercusiones sociales es la fragmentación de la ciudad. Los cambios que está sufriendo están ocasionando la creación de un nuevo modelo denominado “no-ciudad” (Dammert, 2004). Este nuevo tipo de urbe también se define como la “ciudad blindada” (Améndola, 2000), la “ciudad de muros” (Caldeira, 2000) o la “ciudad fragmentada” (Janoschka & Glasze, 2003); la cual se caracteriza por la carencia de espacios públicos que posibiliten la interacción social. Además, según Orellana y Osorio (2014) la ciudad fragmentada tiene repercusiones sobre la calidad de vida de la población, sobre todo en el acceso diferenciado a bienes públicos diversos desde los servicios hasta el paisaje.

La segregación es un fenómeno evidente en las ciudades latinoamericanas, indistintamente de su tamaño y población; debido a que las urbes se ven sometidas a una constante transformación demográfica y territorial. Las consecuencias de carácter social y espacial que trae consigo este acontecimiento, se manifiesta en determinadas zonas de las ciudades, donde se agrupan conjuntos de población afines entre sí. Esto indica el grado de importancia que tiene el estudio del tema para el desarrollo de las ciudades de América Latina.

De acuerdo con Orellana y Osorio (2014) los estudios sobre la segregación se dan con frecuencia en ciudades grandes, donde es evidente que existe un carácter segregativo. Sin embargo, no se toman en cuenta ciudades intermedias, donde este problema no es tan claro de visualizar. Este tipo de ciudades, afirman Bellet, Melazzo, Sposito y Llop (2015), son capaces de establecer conexiones entre zonas locales, regionales y nacionales. En consecuencia, estas urbes son indispensables para el desarrollo de los países en Latinoamérica.

A continuación, se seleccionaron una serie de investigaciones que analizan la segregación en ciudades intermedias de Latinoamérica (tabla 1) que, según Sabatini (1998) son el futuro de región: los países a los que pertenecen estas urbes fueron elegidos debido a que reflejan desde su realidad una síntesis de esta problemática y aportan con insumos para el análisis a nivel local.



Tabla 1. Investigaciones de segregación estudiadas.


*Córdoba en los años en los que se realizó el estudio fue considerada ciudad intermedia según el estudio de Marengo y Elorza (2014).


Elaboración propia.


En México, Pérez, Gil y Bayona (2017) analizan el nivel y el patrón de la segregación residencial socioeconómica de Culiacán y su evolución entre los años 2000 y 2010. El estudio llega a la conclusión de que existe segregación en Culiacán, a causa de la ubicación de conjuntos habitacionales de grupos de clase baja y media en las periferias de la ciudad. Al contrario, los grupos con mejores condiciones socioeconómicas se emplazan cerca de la ciudad dotados de servicios. El análisis permite corroborar lo dicho por Sabatini (2003) el cual afirma que los grupos de ingresos medio-altos empiezan a conformar barrios cerrados en zonas periféricas, generando así lo que Borsdorf (2003) califica como “ciudad fragmentada”, debido a la reproducción de estos lugares dentro de la ciudad.

En Colombia, Giraldo (2016) analiza la segregación residencial en la ciudad de Tunja, capital del departamento de Boyacá, con la finalidad de visualizar las diferencias sociales entre sus habitantes. La investigación llega a la conclusión de que en la ciudad de Tunja existe una diferenciación territorial entre el sector norte con amplios recursos y el sector sur de barrios pobres. Según los datos estadísticos y de proyección, estas diferencias en la urbe serán muy marcadas en las próximas dos décadas. Por lo cual, la ciudad se fragmenta en dos zonas, provocando desintegración entre sus habitantes. El primer grupo estará dotado de equipamientos, servicios de salud privados, centros comerciales, universidades, entre otros. Por otro lado, el segundo grupo concentrará población con diferentes carencias sociales.

En Argentina, Marengo y Elorza (2014) analizan las diferencias socioeconómicas que presentan distintas zonas urbanas de la ciudad de Córdoba y su evolución entre los años 2001-2008. Las conclusiones a las que llega la investigación corroboran estudios de Sabatini et al. (2001) que afirman que existe diferentes grados de segregación según la escala de su análisis. Esto indica que, cuando se considera toda la ciudad, se puede visualizar cierto grado de heterogeneidad entre grupos poblacionales. Por el contrario, cuando se estudian zonas localizadas, sobre todo en límites urbanos, el nivel de segregación residencial es alto. Además, cuando el análisis va dirigido a grupos socialmente frágiles, se comprobó que estos optaron por agruparse en las periferias urbanas.

En Chile, Hidalgo, Urbina, Peterson y Paulsen (2016) estudian los problemas de carácter social y funcional en la comuna Puente Alto ubicada en el sector Bajos de Mena en Santiago de Chile. Tomando como partida la satisfacción residencial de sus habitantes y la incidencia que tiene su localización en la periferia urbana. Como idea final, argumentan que es posible promover desde la política pública procesos de integración socio-espacial que favorezcan a grupos populares, tradicionalmente más segregados. En respuesta, el estado ejecuta diferentes acciones para mejorar la calidad de vida de los habitantes de estas comunas; sin embargo, el modelo de vivienda social que planteó, dejó fuera diversas variables, por lo que este tipo de conjuntos quedan inconclusos.

En Ecuador, Orellana y Osorio (2014) buscan medir y cuantificar la segregación espacial en el núcleo urbano de Cuenca, con la finalidad, de desarrollar un método para analizar la estructura socio-espacial en las ciudades intermedias ecuatorianas. Como principal resultado, se evidencia un índice de segregación espacial, con respecto a las carencias en las condiciones de vida de los habitantes. Por un lado, se aprecian grupos acomodados en zonas de la ciudad como los márgenes del río Tomebamba; y grupos con menor calidad de vida en sectores del borde norte y oeste. Esta segregación podría surgir por el precio especulativo del suelo y la adherencia de las parroquias rurales a la ciudad, factores causantes de la dispersión de Cuenca y de su baja densidad poblacional.

El análisis de la segregación en las diferentes ciudades de Latinoamérica mencionadas anteriormente, da como resultado ciertas variables sociales y territoriales que producen este fenómeno. Dichas características pueden ser positivas o negativas, según el tipo de segregación. En cuanto a las variables de carácter social, estas se ven determinadas por el nivel de satisfacción de las personas, sus necesidades básicas y el grado de interacción con distintos grupos sociales. Los aspectos territoriales, se refieren a la ubicación de la vivienda en el barrio y en la ciudad, la accesibilidad, dotación de servicios básicos y la relación con su contexto físico. Para el estudio de las variables que componen la segregación es fundamental la percepción de los habitantes de las viviendas o conjuntos residenciales. De acuerdo con Sabatini (2003) la percepción permite identificar la identidad de las personas dentro de los barrios y de la ciudad. Contribuye a la idealización de ciertos lugares de la urbe y generan distinción y desprestigio en distintas zonas de la ciudad.

La percepción se relaciona directamente con las características sociales de la segregación, debido a que ambas tienen como fuente principal los habitantes de la zona de estudio. En la investigación de Hidalgo et al. (2016) se propone como variable de análisis el ambiente residencial, que se refiere a la relación de las personas con su contexto social. Marengo y Elorza (2014) mencionan que este aspecto brinda resultados sobre la exclusión social que pueden sufrir las personas por falta de correlación entre grupos homogéneos y heterogéneos.

La valoración del barrio es otro aspecto importante para el estudio de la segregación social. Según Hidalgo et al. (2016) este indica la satisfacción de las personas en el lugar en el que habitan, por lo que, se analiza el nivel de interacción entre los residentes de las viviendas, conjuntos habitacionales, barrios y los servicios que ofrece la ciudad. Esta variable involucra otras características de la investigación como la tranquilidad, seguridad, movilidad, calidad de la vivienda y equipamientos.

Las variables territoriales se relacionan con aspectos objetivos y de análisis espacial, enfocando el estudio en la ubicación de la vivienda o conjunto habitacional dentro del barrio y la ciudad. En las investigaciones de Hidalgo et al. (2016); Marengo y Elorza (2014); Pérez et al. (2017) la accesibilidad es una característica indispensable para el estudio de la segregación. Esta variable se refiere a la distancia de la vivienda con respecto a la urbe y el nivel de conexión con equipamientos médicos, educativos, culturales, recreativos, transporte público, lugar de trabajo y demás servicios básicos.

Finalmente, en estudios de Orellana y Osorio (2014); Hidalgo et al. (2016) y Pérez et al. (2017), la calidad de la vivienda es un factor esencial para el análisis espacial de la segregación. Esta característica indica el estado del domicilio a grandes rasgos, su tamaño, calidad de construcción, seguridad, servicios básicos e infraestructura. Por lo que está relacionada con la satisfacción residencial de los habitantes y la razón de la ubicación de las viviendas en distintas zonas de la urbe. Además, en este aspecto se incluye la relación de la casa, conjunto residencial o barrio con su contexto físico.

Las metodologías planteadas en los estudios previamente mencionados, tienen como base un análisis estadístico de encuestas de satisfacción residencial y Censos de Población y Vivienda. Estos se refieren a un estudio demográfico de la ciudad, enfocado en la ubicación de viviendas sobre la periferia de la urbe; la calidad de vida de la población y la percepción de sus habitantes. Para esto, se tomó en cuenta diferentes aspectos que varían según el caso de estudio. Algunos de estos son: ambiente residencial, valoración del barrio, accesibilidad y calidad del conjunto. Mediante el estudio de estas variables se puede medir la segregación socio-espacial en la ciudad.



Metodología


El carácter metodológico de la investigación es mixto, debido a que se utiliza instrumentos cualitativos y cuantitativos para llegar a un resultado. La metodología se divide en dos partes. La primera parte es cualitativa; identificación y selección de conjuntos habitacionales, y la unidad de análisis es la ciudad de Cuenca. La segunda parte es cuantitativa; percepción y caracterización de variables, dentro del caso de estudio.

La ciudad de Cuenca es la capital de la provincia del Azuay, se divide en 15 parroquias urbanas y 21 rurales. Su clima es templado, con temperaturas que van desde los 14ºC a los 25ºC; se encuentra a 2.538 msnm. Su crecimiento acelerado, 25.14 veces más grande que 1950, y su baja densidad: 45 habitantes/hectárea; la definen en la actualidad como una ciudad dispersa (Hermida, Hermida, Cabrera, & Calle, 2015). Desde 1970 se ejecutaron múltiples conjuntos habitacionales públicos y privados, que se ubicaron fuera del límite urbano; actualmente, debido al crecimiento de la ciudad, ya forman parte del área urbana (Hermida, Osorio, Cabrera, & Vanegas, 2016).

Se identificaron los conjuntos habitacionales a partir de tres fuentes. Un proyecto de investigación de vivienda pública en Cuenca (Hermida et al., 2016), el Departamento de Control Urbano (Municipio de Cuenca) y un análisis urbano (elaboración propia). Finalmente, surgieron 15 conjuntos habitacionales que datan desde el 2000 y se ubican en la periferia de Cuenca (tabla 2).



Tabla 2. Conjuntos habitacionales ubicados en la periferia de la ciudad de Cuenca.


Elaboración propia.



De los 15 conjuntos identificados, se seleccionó a 8 (figura 1) que cumplen con los siguientes tres parámetros. El primero es el número de viviendas, seguido del área de construcción, estos parámetros ayudaron a descartar a conjuntos habitacionales de menor tamaño. Por lo cual, la selección de condominios se condicionó a un número mayor a 100 unidades de vivienda y 20000m2 de construcción. Además, los conjuntos habitacionales identificados, datan desde 2005, así que, el tercer parámetro es que el año de edificación sea desde el 2000.



Figura 1. Ubicación de los (8) conjuntos habitacionales

Elaboración propia.



Caso de estudio


El conjunto habitacional Las Praderas de Bemani se ubica vía Mayancela, parroquia Hermano Miguel, en el noreste de la ciudad de Cuenca. Se encuentra a 21 minutos del centro de la urbe y a diez minutos del parque industrial. Es la primera “ciudad satélite” en Cuenca y hasta la actualidad, el proyecto de vivienda más grande en la ciudad, el cual inició su construcción en el año 2011 y tiene previsto terminar en el 2026, con un total de 1128 viviendas. Debido al tiempo que lleva de construcción, la distancia con respecto al centro de la urbe y su difícil accesibilidad se escogió como caso de estudio de la presente investigación.

El conjunto plantea 46 bloques distribuidos en 14 manzanas y que suman un área total de 10 hectáreas. De las cuales, el 70% está destinado a áreas verdes y sociales (canchas deportivas y parques infantiles), vías y parqueaderos y el 30% sobrante a los bloques de vivienda. Los bloques residenciales tienen entre 5 y 7 pisos, cuentan con ascensor y están conectados entre sí por la circulación vertical.

En la actualidad, a mediados del año 2019, Bemani tiene un total de 18 bloques de vivienda que contienen 400 departamentos, de los cuales 250 ya se encuentran habitados. De igual manera, el conjunto cuenta con ciertas áreas comunales, un bloque de parqueaderos aún en construcción y gran parte de la infraestructura vial interna (figura 2). El ingreso al proyecto tiene una vía de 5 m de ancho, actualmente de tierra. En cuanto a los equipamientos y demás funciones planteadas para el complejo residencial, estas todavía no se encuentran definidas, ni en proceso de construcción (Las Praderas de Bemani, 2017). Este complejo residencial tiene previsto terminar su construcción en el año 2026, con un total de 1128 viviendas, 2 canchas deportivas, 4 bloques de parqueaderos y 90 locales comerciales (figura 3).



Figura 2. Emplazamiento actual del conjunto habitacional Las Praderas de Bemani


Elaboración propia.




Figura 3. Emplazamiento 2026 del conjunto habitacional Las Praderas de Bemani


Elaboración propia.



Para la percepción de variables se utilizaron encuestas, las cuales permitieron conocer la apreciación que tienen los habitantes sobre el lugar en el que viven. Esta herramienta se realizó a dos grupos; las personas que habitan dentro y fuera del complejo residencial (en la vía de ingreso). Como fuente la encuesta se remite al estudio “Sistema medición satisfacción beneficiarios vivienda básica: informe consultoría” realizado por el Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile (INVI), en 2002; que considera ocho secciones para conocer el nivel de satisfacción de los habitantes de distintos conjuntos habitacionales. La investigación se enfocó en tres: percepción del vecindario; percepción del barrio, conjunto habitacional y de la comunidad; y satisfacción con el barrio y el condominio.

La encuesta planteada para la primera fase del estudio tiene cuatro secciones, de las cuales dos corresponden al enfoque social, a partir de las variables de ambiente residencial y valoración del barrio y dos al espacial, mediante el estudio de la accesibilidad y calidad del conjunto. Estas temáticas están basadas en la investigación del INVI en Chile y adaptadas al entorno en el que se desarrolla el caso de estudio, lo cual permite tener una herramienta validada. En el desarrollo de este instrumento, se considera el PDOT de la ciudad de Cuenca para identificar cuáles son los principales equipamientos que debería tener el sector y la accesibilidad a los mismos a nivel de ciudad. Además, se agregan preguntas sobre movilidad, necesarias debido a la ubicación del conjunto.

El universo del estudio está conformado por dos partes, la primera que corresponde al número de viviendas habitadas dentro del conjunto, que son 250. Y la segunda, a las viviendas que se encuentran en el contexto inmediato del mismo, las cuales son 20; esto tomando como referencia la vía de ingreso al complejo residencial. Al calcular la muestra se utiliza un nivel de confianza del 95% y una probabilidad de fracaso de 5%, lo que da como resultado una muestra de 57 viviendas al interior de Bemani y 16 al exterior (tabla 3). Además, al ser encuestas sobre percepción se considera un error del 15% por lo cual aumenta a 67 y 19 viviendas respectivamente.



Tabla 3. Resultados al aplicar la fórmula


Elaboración propia.



El estudio tiene como base principal un análisis estadístico paramétrico, debido al tamaño y distribución normal de la muestra y a que los datos recabados en las encuestas son de carácter cuantitativo. Las variables dependientes en esta investigación son: ambiente residencial, valoración el barrio, accesibilidad y calidad del conjunto. Estos aspectos se analizaron a través de dos variables independientes, el nivel de interacción y la satisfacción de los habitantes al interior y exterior del complejo residencial.

Se utilizó la estadística descriptiva, para realizar un estudio de todas las variables de la investigación y verificar que los datos obtenidos en las encuestas sean confiables y no presenten valores atípicos que puedan causar errores en el análisis posterior. Debido a que el cuestionario realizado presenta preguntas con un rango de cuatro opciones a responder por el encuestado, los valores de los datos son controlados y no presentan ningún tipo de error significativo.

A continuación, se realizó un estudio gráfico mediante histogramas y diagramas de Pareto, que permiten visualizar las frecuencias más representativas de cada variable. Después, se realizaron pruebas de hipótesis para corroborar o rechazar lo planteado al inicio de la investigación. Para estas pruebas se utilizó un nivel de significancia alfa de 95% y un error beta que no supera 10%. Por último, se emplearon pruebas de coeficiente de correlación, regresión múltiple y gráficos de dispersión para determinar la relación entre las variables estudiadas. Con la finalidad de determinar el índice de segregación de los habitantes dentro y fuera del conjunto con respecto a la ciudad, la representación de estas relaciones se realizó mediante gráficas dinámicas radiales.

Para la segunda etapa, el instrumento que se utilizó es el análisis cartográfico, que se basa en realizar un estudio de los principales equipamientos con respecto al complejo residencial Las Praderas de Bemani; para esto se planteó tres escalas adaptadas del PDOT (figura 4) para determinar su influencia: el nivel micro (sectorial), que aborda el sector San Vicente de Mayancela; el nivel meso (zonal), enfocado en la parroquia Hermano Miguel y el nivel macro (cantonal), con relación a la ciudad. Para el desarrollo de esta herramienta se consideró los equipamientos básicos de la ciudad y la accesibilidad que se debería tener a estos, según el PDOT del GAD de la ciudad de Cuenca (2016).



Figura 4. Mapa 3 escalas: sector, parroquia y ciudad. Elaboración propia.


Elaboración propia.



Segregación social


La primera variable social que respalda la respuesta a la pregunta de investigación es el ambiente residencial. Más de 60% de los dos grupos analizados respondieron que no se conocen. Estos datos indican que existe una falta de interacción entre grupos socialmente heterogéneos, lo que corrobora la hipótesis de que la ubicación de esta clase de conjuntos habitacionales produce efectos sociales y territoriales. Esto se relaciona con lo que indica Sabatini: desde los años ochenta se han consolidado grandes espacios homogéneos en las fronteras de las ciudades, lo que ha generado falta de oportunidades de convivencia entre grupos heterogéneos (2003).

Este problema social es causado por barreras arquitectónicas, falta de lugares en común, estado de la vía de ingreso y uso preferencial del vehículo privado; lo que se pudo evidenciar en el análisis urbano-arquitectónico realizado anteriormente. Esto se apoya con lo que señala Janoschka y Glasze: los conjuntos habitacionales vallados producen fragmentación social debido a la división espacial causada por barreras físicas (2003). El acceso restringido no permite que estos dos grupos heterogéneos coincidan en algún lugar y se puedan relacionar. Y como consecuencia de este conflicto se produce segregación social.

La variable denominada ambiente residencial no solo se refiere a la convivencia entre grupos heterogéneos, también, a la interacción entre grupos socialmente homogéneos. Más de 50% del segundo grupo analizado, quienes viven al interior del conjunto, no se conocen. Estos datos indican que existe una falta de interacción entre grupos homogéneos. A causa de que la agrupación de personas socialmente homogéneas debería ayudar a desarrollar una identidad colectiva y sobre todo un sentido de comunidad, pero esto no ocurre en el conjunto Bemani. Este problema no se planteó en la hipótesis a causa de que la percepción inicial fue que dentro del conjunto si existe una convivencia constante entre los habitantes.

Esta autosegregación se define como un hecho natural (Sabatini y Brain, 2008) debido a la predisposición que existe a incluir a los iguales y excluir a los diferentes (Peach, 1996), ocasionando a que no se produzcan “vínculos sociales y afectivos” (Rojo, 2015), lo que conlleva a esta falta de interacción. En Bemani el acceso restringido en cada unidad habitacional y la cantidad desmedida de parqueaderos alrededor de los edificios dificulta cualquier oportunidad de interacción; además hace falta un lugar de recreación en un punto central que atraiga a los habitantes. En consecuencia, este problema es un factor más que ayuda a que se produzca segregación social.

Por último, en la variable social: valoración del barrio, se obtuvo que más del 80% de los dos grupos estudiados se encuentran satisfechos con su entorno, de ahí que elementos barriales como tranquilidad, limpieza, privacidad y seguridad no representan mayor problema. En consecuencia, se rechaza la hipótesis que señala que una de las consecuencias sociales, es la inseguridad tanto dentro como fuera del conjunto habitacional Bemani. Sin embargo, al interior del conjunto los habitantes se sienten más seguros que los de afuera. Tal como lo indica Sabatini y Brain (2008): la población busca auto segregarse por la percepción de seguridad que dan los complejos cerrados, al dejar de ser solo un efecto visual sino una realidad; pues, de hecho, las personas del interior se sienten seguras.

Por otro lado, la satisfacción con respecto a la seguridad, al exterior del conjunto, se puede explicar a partir del sentimiento de comunidad que existe entre sus habitantes. A pesar que la mayoría señaló sentirse seguro, existe un porcentaje que no se siente tranquilo debido al estado de la vía y falta de iluminación; un problema que, aunque sea mínimo contribuye a que se de segregación social.

Después de la exposición de las variables sociales se puede evidenciar los aspectos que conducen a que se de segregación social en el conjunto habitacional y su contexto inmediato. Los problemas sociales observados son: falta de integración heterogénea entre los habitantes del interior y exterior del condominio; homogénea entre los residentes del complejo; y un sentimiento de inseguridad sobre todo en las personas que viven fuera del conjunto (figura 5). Esto corrobora la hipótesis de que existe segregación social y que afecta negativamente al conjunto habitacional Bemani y sus alrededores. Al igual que en el estudio en Culiacán, México de Pérez, Gil y Bayona (2017), la segregación es causada por la ubicación de los conjuntos habitacionales y específicamente del complejo residencial Bemani. Además, estas soluciones de vivienda social dejan de lado las variables expuestas, lo que ocasiona posteriormente esta clase de problemas como en la investigación realizada en Puente Alto, Chile (Hidalgo et al., 2016).



Figura 5. Segregación social


Elaboración propia.




Segregación espacial


Otra de las variables espaciales que respaldan la respuesta a la pregunta de investigación es la accesibilidad. Más de 50% de los dos grupos analizados respondieron que no se encuentran satisfechos con la distancia desde sus viviendas hasta los equipamientos básicos; lo que corrobora la hipótesis que las consecuencias espaciales son: aislamiento espacial, fragmentación de la ciudad y problemas de accesibilidad. Tal como lo que indica Sabatini y Brain: que uno de los efectos espaciales de la ubicación de estos conjuntos es la falta de cercanía de los servicios y equipamientos básicos (2008).

La causa de este problema es que el sector San Vicente de Mayancela no cuenta con todos los equipamientos necesarios según el Plan de Ordenamiento Territorial (PDOT) de Cuenca y además los que sí existen no cumplen con los requerimientos. Según el PDOT (2016) lo deseable, con una población base de 5000 habitantes que tiene el sector, es que dentro de la escala sectorial exista el mínimo de equipamientos básicos: abasto (feria libre), salud (centro tipo A), bienestar social (guarderías), educación (inicial), seguridad (estación de bomberos y unidad policial), administración y gestión (oficinas de gestión), cultural (casa comunal) y recreación (plazoletas, parques infantiles y parques lineales). Los equipamientos que no cumplen las exigencias del PDOT son: abasto, solo se puede encontrar pequeñas tiendas; seguridad, existe solo una unidad policial (PAI) pero no una estación de bomberos, y recreación, se ubica una pequeña plaza cerrada pero no parques infantiles. Finalmente, los equipamientos que no se encuentran el sector son: bienestar social, y administración y gestión.

Finalmente, otra variable espacial estudiada es la calidad del conjunto, la cual se analizó a través del equipamiento más frecuente y el urgente. Los equipamientos más utilizados por ambos grupos son los mismos que hacen falta en el barrio. Por lo que, para acceder a los servicios más requeridos tienen que salir del sector. Lo cual corrobora la hipótesis que señala que otra consecuencia territorial es el aislamiento espacial. De igual manera, Orellana y Osorio (2014); Hidalgo et al. (2016) y Pérez et al. (2017) señalan que la calidad de la vivienda es indispensable al analizar la segregación; esto referido a la ubicación del conjunto habitacional con respecto a la ciudad.

Este problema es causado porque los equipamientos tanto frecuentes como urgentes no cumplen con las exigencias del PDOT. Los frecuentes son: abasto y salud (al interior del conjunto), y abasto y recreación (al exterior del conjunto); asimismo los urgentes son iguales a los frecuentes en ambos grupos. Los únicos equipamientos cercanos que cumplen con los requerimientos del PDOT son: abasto (feria libre) a 11 kilómetros del conjunto, y el de recreación (parque infantil y parque lineal) a 5.9 kilómetros (tabla 4). Lo que evidencia aislamiento espacial como consecuencia de la segregación espacial (figura 6).



Tabla 4. Distancia a los principales equipamientos ubicados dentro de la ciudad de Cuenca


Elaboración propia.



Figura 6. Ubicación de los principales equipamientos dentro de la ciudad de Cuenca


Elaboración propia.



Al finalizar la discusión de las variables espaciales se puede observar los conflictos que provocan que exista segregación en el complejo residencial y su contexto inmediato. Existen dos problemas territoriales: problemas de accesibilidad y falta de equipamientos y servicios básicos en el sector, que corroboran la hipótesis de que existe segregación espacial y que afecta negativamente al conjunto habitacional Bemani y sus alrededores (figura 7). Además, se pudo evidenciar que existe un fraccionamiento entre ambos espacios como en la investigación de Giraldo (2016) en Tunja, Colombia; donde la ciudad se encuentra fragmentada por la misma distinción de clases sociales entres sus habitantes.



Figura 7. Segregación espacial


Elaboración propia.



Segregación socio-espacial


A partir de la discusión de las variables sociales y espaciales se determinó la presencia de segregación social y espacial. La segregación de carácter social produce mayor conflicto en los habitantes del interior del conjunto, debido a que no interactúan con sus vecinos del exterior ni el interior del condominio. Por otro lado, la segregación territorial afecta más a los habitantes del exterior, a causa de los problemas de accesibilidad que produce un transporte público deficiente. Además, se pudo evidenciar que dentro del proyecto se utiliza principalmente vehículo privado, lo que genera un aumento en los gastos de transporte desde que se mudaron al barrio. En consecuencia, esto afecta la calidad de vida de las personas dentro del conjunto habitacional y sus alrededores. Esto se respalda con lo que señala Sabatini y Brain: la segregación se relaciona directamente con las condiciones de vida que produce la ubicación de las viviendas (2008).

La ciudad de Cuenca presenta un crecimiento acelerado, que se deriva en la ubicación de múltiples unidades de vivienda en la periferia de la ciudad (Hermida et al., 2015) lo que ha provocado que el uso del vehículo privado sea indispensable, debido a las grandes distancias entre el centro y las zonas limítrofes. Además, la presencia de estos grandes proyectos inmobiliarios fuera de los límites urbanos, condiciona a que las parroquias rurales posteriormente formen parte del casco urbano. Lo que produce que las zonas rurales pierdan sus características principales y no se pueda diferenciar el límite urbano-rural. Esto genera intermedios urbanos sin una planificación adecuada y baja densidad, como el caso de estudio planteado en la investigación; lo que genera una baja la calidad de vida en los habitantes.


Conclusiones


La segregación afecta negativamente a los usuarios del conjunto habitacional Las Praderas de Bemani y su contexto inmediato. La separación de estos grupos de clase media produce efectos sociales y territoriales. Las consecuencias sociales son: inseguridad dentro y fuera del proyecto, falta de interacción entre grupos heterogéneos y exclusión de los habitantes de este condominio con respecto al resto de la ciudad; esto ocasiona que la calidad de vida de estas personas disminuya. Por otro lado, los efectos territoriales son: aislamiento espacial, problemas de accesibilidad y fragmentación de la ciudad causada por la ubicación de esta clase de conjuntos.

La bibliografía analizada sugiere que estas consecuencias presentes en el resto de ciudades intermedias latinoamericanas: Culiacán, Tunja, Córdoba, Puente Alto y específicamente en el caso de estudio de Cuenca, también se encuentran en el resto de conjuntos habitacionales mapeados: Los Capulíes, Buenaventura, Los Nogales, Vista al Río, Rocas de Misicata, Atlántida y Condominios Narancay. Por esta razón, se plantea ampliar esta investigación y responder una nueva pregunta: ¿Cuáles son los efectos sociales y espaciales que produce la vivienda ubicada en la periferia de la ciudad de Cuenca, en los moradores del resto de proyectos? Con la finalidad, de exponer la realidad de la vivienda en las zonas limítrofes de la urbe.

Se debe tener en cuenta, que la información de los diferentes proyectos arquitectónicos no siempre va a ser facilitada por sus promotores inmobiliarios o constructoras; debido al temor de una mala publicidad. Por lo que, el acceso al conjunto habitacional Las Praderas de Bemani, fue limitado. Asimismo, se sugiere analizar más variables sociales y espaciales expuestas en otras investigaciones de segregación en las ciudades latinoamericanas mencionadas anteriormente, a fin de, ampliar el campo de investigación del tema actual, el cual debe ser relevante para la planificación de la ciudad.

Los problemas ocasionados por la ubicación de los grandes proyectos inmobiliarios en los límites de la ciudad de Cuenca son graves como ya se corroboraron en el análisis previo. Además, en el interior de estos conjuntos los conflictos no disminuyen. Por esta razón, es necesario proponer nuevas políticas de vivienda que primero satisfagan las necesidades de sus moradores antes que las de sus inversionistas y que consideren las variables expuestas en esta investigación. Específicamente que resuelvan la causa principal de esos conflictos: la expansión de la ciudad, logrando que esta disminuya mediante el control del emplazamiento de futuros proyectos de vivienda y normativas que aseguren la accesibilidad de los mismo a los principales servicios de la ciudad, aumentando la calidad de vida de sus habitantes, principalmente en zonas periféricas de la urbe.



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