En Búsqueda del Alma de la Arquitectura. Desafiando la

Complejidad de la Arquitectura Emocional en el Diseño de

Proyectos Perceptuales por Estudiantes de Arquitectura


In Search of the Soul of Architecture. Challenging the

Complexity of Emotional Architecture in the Design of

Perceptual Projects by Architecture Students




Juan Andrés Sánchez García

Universidad Veracruzana, México


juansanchez@uv.mx

ORCID: 0000-0003-2217-2711




Recibido: 21/02/2025

Aceptado: 11/05/2025















Resumen


Este trabajo parte de una necesidad de posicionar a la arquitectura como una disciplina que ayuda a la sociedad en diversos contextos complejos. Uno de ellos es el proceso de duelo que se volvió una constante mundial después de la pandemia producida por COVID-19. Este trabajo se cataloga como una investigación basada en aproximaciones documentales, un proceso de aplicación del diseño fenomenológico-espiritual y un producto que evalúa el resultado del diseño en estudiantes, con la finalidad de evidenciar que la arquitectura no solo es un habitáculo tectónico, sino que la experiencia dentro del espacio. Así mismo, los resultados muestran una oportunidad de traducir lo intangible en un proceso que ayuda a potencializar las emociones en el interior de los edificios. El objetivo de este trabajo es cuestionar y entender la fenomenología de la arquitectura como una manera de percibir el espacio interior de los edificios y producir una arquitectura emocional como un reto y desafío para que los estudiantes de arquitectura generen una propuesta donde, ayudados por la multidisciplinariedad en el proceso de diseño, se logre entender y producir espacios que planteen una función espiritual a través de elementos intangibles que trasciendan su significado con la aparición del alma de la arquitectura. El diseño de parámetros emocionales como la fe, meditación, contemplación, conexión, relación, entre otros, forman parte de la base que el diseño fenomenológico traduce en las propuestas creativas, con la finalidad de potencializar el proceso de diseño en ejercicios de arquitectura sensorial y emocional.


Palabras clave: fenomenología arquitectónica, percepción, alma de la arquitectura, proceso de diseño, arquitectura sensorial-emocional.






Abstract


This work is based on a need to position architecture as a discipline that helps society in various complex contexts, one of which is the grieving process that became a global constant after the pandemic caused by COVID-19. This work is classified as research based on documentary approaches, a process of application of phenomenological-spiritual design, and a product that evaluates the result of the design in students with the purpose of showing that architecture is not only a tectonic habitat, but also the experience within the space. Likewise, the results demonstrate an opportunity to translate the intangible into a process that helps enhance emotions within buildings. The objective of this work is to question and understand the phenomenology of architecture as a way of perceiving the interior space of buildings and producing an emotional architecture as a challenge for architecture students to generate a proposal where, helped by multidisciplinarity in the design process, it is possible to understand and produce spaces that pose a spiritual function through intangible elements that transcend their meaning with the appearance of the soul of architecture. The design of emotional parameters such as faith, meditation, contemplation, connection, relationship, among others, is part of the basis that phenomenological design translates into creative proposals with the aim of potentiating the design process in exercises of sensory and emotional architecture.


Keywords: architectural phenomenology, perception, soul of architecture, design process, sensory-emotional architecture.




Introducción


La actividad en la enseñanza de la arquitectura, sobre todo en el área de diseño, ha tomado relevancia en las nuevas formas contemporáneas de habitar. Una problemática importante que sacudió al mundo fue el atravesar un contexto pandémico, a causa del COVID-19, que provocó 14.9 millones de muertes adicionales entre 2020 y 2021 (OMS, 2022). Ahí, el impacto global en torno a la experimentación de la muerte ha tocado uno de los puntos subjetivos más interesantes en el desafío de propuestas arquitectónicas con una mirada de minimizar los duelos y entender los procesos de transición entre vida y muerte desde esta disciplina.

Si se parte de esta perspectiva, que mantuvo a la sociedad en pérdidas constantes, se retoma que el duelo es un proceso lleno de complejos desafíos psicológicos y emocionales ante la pérdida de un ser querido y la adaptabilidad a una nueva vida sin él. Si este proceso no se gestiona de manera adecuada, puede llevar a las personas a vivir un duelo complicado o prolongado, e incluso otros trastornos de salud mental, según la OMS (2019b).

Este contexto ha desencadenado un gran interés por el proceso de duelo, donde la arquitectura debe construir una fisonomía que ayude a establecer una espacialidad adecuada para el desarrollo de estos procesos psicológicos. “Se estima que entre el 7 % y el 10 % de los adultos en duelo desarrollan síntomas persistentes del trastorno de duelo prolongado” (Appelbaum y Yousif, 2022, párr. 6). Esta condición está definida en el CIE-11 desde el 2013, como un trastorno específicamente asociado con el estrés y “(…) causa un deterioro significativo en las áreas personales, familiares, sociales, educativas, ocupacionales u otras áreas importantes del funcionamiento” (OMS, 2019ª, párr. 1).

Ante este parámetro, la propia arquitectura se convierte en una de las disciplinas que ayuda a transformar esta problemática global en un proceso adecuado, bajo la reconceptualización de la arquitectura funeraria. Esta propicia ambientes y espacialidades empáticos, que integren la espiritualidad de la sociedad doliente.

Basado en lo anterior, la problemática no radica en la ausencia de espacios para generar despedidas de personas que han transitado a la muerte, sino en la manera en que la arquitectura transforma espacios destinados a una concepción emocional, espiritual y fenomenológica. Se quiere generar una unión entre la mente, el sentimiento y el alma dentro de los espacios; es decir, se busca volverlos emocionalmente adecuados y, aunado a esto, se cuestiona y presenta la manera de enseñanza y práctica del diseño de este tipo de espacios, para reconceptualizar y transformar la arquitectura funeraria en recintos psicotanatológicos.

Esto retoma acciones donde el diseño arquitectónico de funerarias debe ir más allá de un proceso pragmático y funcional, sino que debe responder a una dimensión emocional y espiritual de los dolientes. Por ello, se debe reconocer que la pérdida de un ser querido es una condición y evento trascendental que, hasta cierto punto obligatorio, busca espacios donde se pueda procesar la situación. Por esta razón, el diseño mantiene una necesidad de presentar principios fenomenológicos y espirituales en la búsqueda de introspección, consuelo y un apoyo emocional para quienes están en dicha situación.



Marco Teórico


Fenomenología del Espacio Arquitectónico



El espacio arquitectónico es una complejidad interesante para los trabajos en arquitectura, ya que el espacio interior forma parte de una construcción entre la experiencia y el ser humano ante situaciones donde las emociones fungen como un elemento protagonista. El espacio arquitectónico es un concepto de tal importancia que se vuelve indispensable para dar un significado y una intención de conexión ya que “la arquitectura es la creación meditada de espacios. (…) La renovación continua de la arquitectura proviene de los cambios en los conceptos de espacio” (Kahn, 1957, pp. 85-86).

En este sentido, el espacio interior se convierte en un protagonista del diseño porque “la bella arquitectura es aquella que posee un espacio interno que atrae, eleva y subyuga espiritualmente a las personas y expresa que lo importante es establecer que todo lo que no tiene espacio interno no es arquitectura” (Zevi, 1981, p. 26). Con ello, recae con tal peso que es imprescindible la comprensión en los procesos creativos.

Dada la importancia del concepto de espacio arquitectónico, se cuestiona la manera de transformarlo, adecuarlo y valorizarlo. Hay que tener en cuenta que el espacio es “aquello que no puede ser representado completamente en ninguna forma, sino experimentado directamente; es el protagonista del hecho arquitectónico. Tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave para ingresar a la comprensión de los edificios” (Zevi, 1981, p. 20). Además, solamente la experimentación abre el panorama para “ser el vínculo entre hombre y espacio, siendo esta relación el objetivo de la Arquitectura al crear espacios habitados por el hombre” (Sánchez, 2023, p. 54).

Si se retoma esta consideración, “El ESPACIO conformado por la Forma, que traduce certeramente la IDEA, (…) es el resultado material, palpable, tangible de la Arquitectura” (Campo, 2009, p. 36), pero deja entrever que la tectónica es quien construye la parte simbólica del espacio y “definido sobre el plano o en el espacio se convierte en el lugar a través de la experimentación del espacio-tiempo” (Muñoz, 2008, p. 139). Así, solo se entiende a este cuando se experimenta de forma presencial; por lo que, en palabras finales:

La arquitectura articula las experiencias del ser-en-el-mundo y lo fortalece nuestro sentido de realidad y del yo; no nos hace vivir en mundos de mera invención y fantasía (…) y en la experiencia del arte tiene lugar un peculiar intercambio; yo le presto mis emociones y él me presta su aura, que atrae y emancipa mis percepciones e ideas. (Pallasmaa, 2006, p. 11)


Una parte importante es reconocer que “el espacio es la materia de la arquitectura; constituye su interior, habitado y percibido, y refleja el condicionamiento de su exterior. Representa el ámbito por el que se desplazan el cuerpo y la mirada” (Ynzenga, 2013, p. 19). Solo se puede determinar mediante la percepción, ya que:

Nos proporciona el conocimiento inmediato del mundo fenoménico, es decir, el propósito de la percepción es suministrarnos una información que nos capacite para actuar de manera correcta, aunque ya sabemos que no es un elemento fidedigno y que no nos transmite un mundo sencillo y objetivo. (Norberg, 2008, p. 20)


Barrera (2023) complementa lo anterior al decir que:

La capacidad de obtener información del entorno se hace a partir de estímulos sensorios y propioceptivos (…). La percepción es una fase simple que el ser humano puede aprovechar para aprender y encontrar aquello que es necesario para la sobrevivencia en un mundo nihilista, sin embargo, a través del conocimiento empírico permite que la percepción sea una tarea connatural. (p. 6)


Esto lleva a plantearse que la experiencia sensorial es un punto importante para los sujetos perceptuales, mediante un proceso que concluye en generar representaciones mentales (Barrera, 2023) que ayudan al trabajo de manifestar una realidad propia del entorno inmediato. Estos están basados en la capacidad de asimilar los procesos espaciales en arquitectura.

Por tal motivo, la percepción en arquitectura juega un papel importante para definir lo que pasa en la arquitectura porque:

El espacio entonces es la parte medular de la arquitectura puesto que entenderlo, experimentarlo y vivirlo permite al ser comprender las articulaciones de fenómenos que hacen tocar el espíritu y la conciencia en el habitante. Los procesos que carecen de entender el espacio hacen visualizar una arquitectura sin alma, sin sentido, al no ser capaz de conmover al ser del habitante y se vuelve una arquitectura sin protagonismo. (Sánchez, 2021 p. 164)


Esta manera de concebir el espacio arquitectónico no es un tema nuevo, ya que la teoría de la Gestalt “es la que revoluciona el concepto de la percepción desde la psicología, considerándola como el proceso inicial de toda actividad mental, por ende, los órganos corporales (sentidos) se deducen como instrumentos que hace posible la percepción” (Barrera, 2023, p. 6). Esto ha dado paso a construir el hecho de que:

El ser humano habita lugares, no sólo vive en ellos. Es decir, el habitar humano tiene referente físico espacial enlazado con lo social en un marco cultural y con una vida espiritual propia. Los espacios que ocupa son depositarios de una fuerte carga sensitiva, afectiva, emotiva y simbólica, a partir de las vivencias ahí experimentadas. (De Hoyos et al., 2014, p. 66)


La experiencia espacial, entonces, funge como el primer acercamiento para entender que:

La Arquitectura no sólo es forma y espacio, la misma está cargada de intenciones, las cuales son captadas por los sujetos que la viven y la comparten. El conocimiento que los mismos tienen acerca de las cosas que lo rodean y la manera como la hacen suya a través de sus movimientos, desplazamientos y recorridos, es lo que les permite percibirla, captando sus límites y su realidad: formas llenas, vacías, lejanas, cercanas, de diversas dimensiones, con distintas relaciones, todo ello es lo que se registra en su interior permitiéndole reconstruir el concepto visual del mundo vivido; es así como el hombre capta sus propias experiencias en la vivencia de la percepción de la forma y del espacio, de donde es posible conceptualizar. (González, 2013, p. 79)

Entender el mundo de las sensaciones y emociones ha llevado a la arquitectura a incrustarse en el mundo de la fenomenología basada en la filosofía. Al traducir la aportación de la percepción del espacio, autores como Shirazi (2014) han explorado el estudio de las percepciones para entender el espacio arquitectónico desde una confrontación filosófica, basada en filósofos como Merleau Ponty, Heidegger, y Husserl. Quieren implementarse en aspectos arquitectónicos, con una interpretación de la fenomenología arquitectónica.

Shirazi (2014) muestra, en esta dialogía entre la representación filosófica y arquitectónica, la manera en que la fenomenología es valorada como una manera, método o enfoque por el cual los problemas arquitectónicos pueden ser mejor identificados y aclarados. La sugerencia es que la fenomenología ofrece una vía hacia una comprensión más profunda, más amplia de temas y problemas arquitectónicos en cuanto a la experiencia y vivencia de emociones se refiere.

Por tal razón, y desde la fenomenología de la arquitectura, se busca que el diseño de los espacios, sobre todo en recintos funerarios, apele y abogue a la percepción sensorial y a la experiencia o vivencia subjetiva de los habitantes. Elementos como la luz natural, materiales cálidos y texturas propician una sensación de serenidad y reconocimiento. Además, la configuración espacial debe invitar a una reflexión que, si se retoma la arquitectura funeraria, permita a los dolientes encontrar momentos de privacidad o conexión colectiva según sus necesidades.

Cabe recalcar que la propia fenomenología tiene un proceso propio y entenderlo es indispensable.

Una aproximación al método fenomenológico puede describir dichos problemas, recurrentes por otro lado en la experiencia del arte, que se presentan siempre como indicadores del fenómeno y de la constitución de la realidad. El diseño configura el sentido y mi mundo, dando una imagen de todo lo que me circunda. Pese a una irreductible figurabilidad virtual, su fecundidad es excepcional y modifica tanto las relaciones de espacialidad como la temporalidad misma. Se sedimenta como los hábitos y se instituye como símbolo. (Castillo et al., 2022, p. 155)

Por ello, el significado es un punto de quiebre para comprender la espiritualidad y las sensaciones de los espacios en arquitectura.

El centrar la atención fenomenológica en la arquitectura funeraria saca a relucir que el concepto de lo sagrado también desempeña un papel crucial en estos espacios. Independientemente de las creencias religiosas específicas, se reconoce que el diseño debe incorporar símbolos universales de trascendencia, paz y de introspección, por lo que las formas de configurar los espacios deben mantener una inspiración en patrones tradicionales y psicológicos que respondan a lugares de culto, centrados en patios interiores, jardines meditativos y elementos que evoquen calma, como el agua.

Con esto, se mantiene la flexibilidad espacial como una clave para este tipo de arquitectura, que se adapta a los distintos rituales y formas de despedir a personas cercanas. Se lo evidencia en cada detalle del edificio, al crear ambientes según las creencias y tradiciones, incorporar el silencio y la relación con la naturaleza para mantener la contemplación, proponer zonas de reunión para la convivencia familiar y, sobre todo, resaltar la armonía entre el reconocimiento y el acompañamiento social. Para lo anterior, la fenomenología arquitectónica se sostiene y es ayudada por disciplinas que centran sus estudios y áreas de conocimiento en la interpretación de la espacialidad funeraria, lo que pone en manifiesto la base para el diseño arquitectónico.



Diseño Basado en la Intención de la Apropiación del Duelo


El diseño, como una complejidad en temas perceptuales, funge como una manera de responder a una necesidad, hasta cierto punto, entre lo psicológico y lo espiritual. Esto lleva a plantear formas de comprender y experimentar los espacios funerarios. Lo primero que se reconoce en este trabajo es que:

El desarrollo del diseño arquitectónico en el proceso de enseñanza aprendizaje debe exhortar la aceptación de la sinestesia y percepción como factores detonantes de la creatividad en el diseño a partir de componentes emo-sensoriales, con la intención de perfeccionar el espacio antrópico mediante el dominio de los sentidos aristotélicos. (Barrera, 2023, p. 1)


Una respuesta a la actividad de diseño basado en trabajos sensoriales es la hibridación de teorías que ayudan a la creatividad. Se detonan procesos emocionales en el arquitecto, en el usuario y en la propuesta misma. Para ello, se hace énfasis primero en el fenómeno mismo que la arquitectura pretende acorazar; en este caso, es el duelo.

Para generar el diseño de espacios, se debe comprender que el duelo por muerte está diferenciado de otro, porque no abre la posibilidad de un reencuentro (Gómez, 1998). Esto permite plantear las emociones específicas que necesitan ser abordadas en espacios arquitectónicos.

Una de las teorías más importantes que abordan esta situación corresponde a las etapas del duelo de Elisabeth Kübler-Ross, madre de la tanatología, quien expresa cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Aunque son reacciones no necesariamente típicas ni lineales, ella recalca que este modelo ayuda a los dolientes a identificar sus sentimientos y que el proceso de curación se refleja al recordar, recomponerse y reorganizarse (Kübler-Ross, 2016). Se trata de principios que abonan al diseño como objetivo de las propuestas.

Otra teoría conocida tiene que ver con las tareas del duelo de Worden (2004), las cuales pertenecen al campo de la psicología, como un esquema para guiar un duelo sano. La primera tarea es aceptar la realidad de la pérdida, la segunda es trabajar las emociones y el dolor de la pérdida, la tercera se trata de adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente y la cuarta consiste en recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.

El duelo, entonces, es un estado mental con varios estudios de tratamiento dentro del campo de la psicología. Worden (2004) hace mención que el duelo normal en personas sí requiere un asesoramiento, lo que lo hace diferente del duelo complicado, en donde la intervención es nombrada terapia de duelo. Por ello, entender el proceso manifiesta que otras disciplinas, como la psicología o la tanatología, ayudan a la arquitectura a mejorar el proceso.

Desde la psicología, se entiende que algunos procesos, como la Terapia Cognitivo Conductual (TCC), proporcionan a los individuos técnicas para un mejor manejo de sus pensamientos y razonamientos, los cuales influyen directamente en su estado de ánimo y, por consiguiente, condicionan su manera de actuar y comportarse. Espacialmente, se intenta brindar un ambiente cómodo y de confianza en las terapias para dar paso a la validación de emociones para guiarlos a la restructuración de esos pensamientos y mejorar, así, sus comportamientos (Julian y Hernández, 2022).

Otros puntos de la psicología, como las técnicas del mindfulness, se centran en prestar atención a las emociones asociadas al aceptar los diferentes tipos de vivencias e integran técnicas de relajación o experiencias sensoriales (Vallejo, 2006). Esto pone un punto focal en las prácticas contemplativas de autoconocimiento, introspección o sabiduría, sobre lo cual una buena meditación ayuda a la comprensión de estos procesos cognitivos y afectivos internos (Dahl y Davidson, 2019). Así, se convierten en emociones conceptuales y experimentales que deben plantearse como estrategias desde la perspectiva espacial, para integrar elementos que ayuden a construir escenarios de tranquilidad, paz y sosiego.

No se debe omitir que la psicología ha demostrado ser una disciplina para el diseño en arquitectura, donde se conjuntan principios para crear espacios centrados en la dignificación y bienestar integral de las personas que sufren pérdidas y promueve, dentro de la intangibilidad espacial, los conceptos de espiritualidad, fe, reflexión, meditación, contemplación, conexión, unión, intimidad, comodidad, relajación, flexibilidad, entre algunos otros. Por ello, entenderlos y explicarlos forma parte de una propuesta arquitectónica.

La fe y espiritualidad, por ejemplo, son preámbulo de una respuesta espacial en arquitectura, sobre todo en cuestiones de la fenomenología de la luz, ya que:

La fe también puede estar referida en otros espacios evocada con elementos como la luz [...] es una herramienta creativa manipulada por los arquitectos para infundir un espacio con un espíritu metafísico, que influye en los estados emocionales de sus ocupantes. (Gattupalli, 2023, párr. 1)


En este sentido, la diversidad de emociones que son usadas por las configuraciones espaciales es una manifestación de las maneras en que se puede diseñar para evocar fe y espiritualidad a través de estrategias en el proyecto o del uso de fenómenos como la luz. Esto se debe a que:

Las cualidades efímeras de la luz -brillo, color, textura- crean varios efectos psicológicos y fisiológicos en combinación con su contraparte de sombra. Símbolo de iluminación, sabiduría, bondad y pureza, el dinamismo de la luz natural en los lugares de culto es capaz de elevar la mente humana más allá de las limitaciones materiales. (Gattupalli, 2023, párr. 3)


En arquitectura, no se debe desanclar la concepción de espiritualidad, que es independiente de la religiosidad ya que va más allá de algún dogma de fe planteado por el segundo concepto. Lo que sí se advierte es que la primera se entrelaza con los fenómenos sensoriales, ya que:

Se toman con el significado y propósito de la vida, la busca de respuestas que transciendan el caos en que vivimos en el momento, dándonos el significado y la solución para una adaptación y reorganización, principalmente interior, de propósitos más elevados, de repensar los conceptos y las prioridades de nuestra vida – la búsqueda de un sentido. (Rodrigues, 2011, p. 4)


Otro punto importante en la fenomenología del espacio es el concepto de la memoria y honra, donde se promueve la posibilidad de rendir homenajes y trabajar en remembranza. Para el diseño, es conveniente explicar que:

Cualquier espacio proyectado tiene la capacidad de afectar nuestro cuerpo generando asociaciones a cada universo personal. Tiene el potencial de generar experiencias conmovedoras en el ser humano. Puede crear y evocar recuerdos. Tiene la capacidad de aparecer y hacer visible nuestro pasado, aquello que ya está ausente. (Isaak, 2016, p. 84)


Por otra parte, también el uso de espacios dentro de un programa arquitectónico, cuya función forme parte de la construcción espiritual de las personas, es un punto a tomar en cuenta. El diseño, además de las características espaciales, también debe concebir la funcionalidad con la anexión de áreas que posiblemente no se encuentren cotidianamente en espacios funerarios. Ejemplo de lo anterior son los espacios destinados a la contemplación, meditación y reflexión, que representan lugares de anidación para las experiencias sensoriales.

No es de extrañar que aspectos hospitalarios se han trabajado en estos espacios, a través de lugares como jardines terapéuticos que tienen la finalidad de generar vínculo con la naturaleza y relajar a los pacientes. Esto lleva a plantear que la función de espacios también ayuda a la arquitectura a impregnar en los niveles emocionales o físicos, para ayudar a tratar la depresión, duelo, estrés y ansiedad (Herrera y Sánchez, 2023).

En un tercer ámbito, se establece la propuesta de comodidad y calidez, que refleja la inclusión de espacios seguros para el apoyo terapéutico, en donde los dolientes deben sentirse ayudados especialmente en momentos de crisis. Además, también se manifiestan en el espacio a través de la materialidad del proyecto. Los colores cálidos en arquitectura causan sensación de confort; además, materiales como el ladrillo, madera o piedra tienden a sentirse rústicos (Dejtiar, 2021), lo que produce un cobijo en estadíos complejos de la psique. Finalmente, estas cualidades pertenecen a una interpretación de los procesos psicológicos que deben cimentar los parámetros para el desarrollo de un buen diseño arquitectónico ante este tipo de escenarios y contextos, que se basan en la arquitectura intangible y sólo se descubren a través de la percepción.

Por estas últimas aseveraciones, se construye un diálogo entre la experiencia y la tectónica propia de la arquitectura, para construir ciertos diseños que transitan de lo psicológico de lo vivido por los sujetos en el espacio hacia las cualidades físicas, como un continente absoluto de una realidad física (González, 2013). Esto mantiene una relevancia al procesar los aspectos de índole sensorial en el diseño de arquitectura para construir atmósferas sensoriales que permitan un diálogo entre el espacio y la persona que lo experimenta. La importancia se traduce en la forma de diseñar habitabilidades que toquen más allá de lo tectónico, del muro, de lo geométrico y de lo material; es decir, que atraviese a lo espiritual, sensorial y psicológico, como una necesidad propia del individuo de ser ayudado, entendido y equilibrado por la propia arquitectura.



Metodología


Diseño Arquitectónico de Espacios; Construcción de Parámetros de Diseño


Plantear un proyecto de arquitectura destinado a los conceptos de espiritualidad alude a centrarse, técnica y artísticamente, en que:

El fenómeno del diseño nos muestra una transición en la escala fenomenológica: la que media entre el nivel de lo objetivo y el nivel de lo artístico. El carácter extremo del diseño como fenómeno estriba en su proximidad a la experiencia artística, sin desligarse de su funcionamiento puramente perceptivo e imaginativo y de su praxis en el mundo interobjetivo. (Álvarez, 2022, p. 131)


Una parte importante del diseño recae en que el bagaje construido para entender la función de la arquitectura en escenarios disruptivos es una pauta para construir una psicología del espacio intangible e interpretar las emociones necesarias que puedan minimizarse a través de las propuestas del proyecto arquitectónico. Lo interesante de la psicología, como una ciencia que tiene por objetivo describir, explicar y controlar el comportamiento de los individuos (Gerrig y Zimbardo, 2005), es que favorece las propuestas y el desarrollo de intervenciones efectivas y adecuadas para el bien emocional. Esto, trasladado a la arquitectura, es una forma de potencializar, mantener o estabilizar las emociones mediante el uso de elementos arquitectónicos.

Concebir este tipo de arquitectura es un reto que se ha puesto en trabajos de arquitectura como el Tanatorio Viladecans, de BJ arquitectes Associats en Barcelona, o el interesante proyecto de la Funeraria Tangassi de Tatiana Bilbao, en México. En este proyecto, se menciona que:

La muerte es un hecho imposible de definir y una fractura definitiva en la continuidad; es gracias a esto que el tiempo, o nuestra interpretación del mismo, termina. La muerte es presentada en diversas maneras de acuerdo a las distintas culturas alrededor del mundo, pero todas ellas comparten un marcado respeto, duda, duelo y miedo. En nuestro país, la muerte ha traspasado estos sentimientos y se ha convertido en un importante evento social. (Bilbao, 2013, párr. 2)


Estos proyectos mantienen la posibilidad de trabajar, desde la arquitectura, en el camino para intervenciones efectivas y adecuadas a sus necesidades para mejorar su bienestar emocional. Con ello, se enfatiza en que los elementos psicológicos forman parte de la transición de las emociones y sentimientos a través de la espacialidad, por lo que sintetiza que cada espacio destinado al duelo debe manejar conceptos y elementos de diseño que aportan a una configuración espacial para envolver la psicología de los dolientes.

Los diseños arquitectónicos deben mantener la pauta del uso de una paleta de colores neutros con texturas lisas y elementos como maderas para acentuar los colores cálidos, para neutralizar el espacio y así apaciguar el sentimiento de sobriedad ambiental para un bienestar emocional de los dolientes. Se construyen también los efectos con el uso de la iluminación cálida para buscar evocaciones de calma y seguridad y así mezclarse con la producción de áreas verdes para mantener entornos contemplativos y favorecer los estados de meditación y espiritualidad.

Por tales referentes, se presenta la necesidad de trabajar con estudiantes en que comprendan las espacialidades intangibles en escenarios poco comunes, y que se tenga el objetivo de transformar y proyectar espacios que resuelvan problemas sensoriales con una fenomenología del espacio, además de los aspectos funcionales. El proceso de diseño en estudiantes se convierte en un ejercicio o desafío de interpretar emociones en propuestas arquitectónicas para trascender en la vivencia de la arquitectura.

Muchas pueden ser las pautas que pueden marcarse como jerarquía de la metodología en el proceso de diseño, sin embargo, identificamos una condicionante que se presentan en todas las edificaciones naturales analizadas: Relaciones estructura-función, no pueden existir componentes que estén demás, todo funciona y el proceso evolutivo se encarga de estar en constante innovación de lo que puede mejorar o dejar de servir cuando las condiciones externas permuten. (Molina y Fernández, 2014, p. 30)

En este sentido, la innovación de diseño plantea una reflexión de entender el proceso de duelo en escenarios funerarios y trasladar las emociones psicológicas en fenomenología de la arquitectura, para desarrollar un proyecto a través del responder y dialogar con la arquitectura perceptual aplicada al proyecto.


En este contexto, la reflexión inicial parte de entender el acto creativo, proyectar, como reflejo del espíritu de toda una cultura y de quien lo proyecta; es, en sí mismo, un acto dialógico y estético, constituyente de múltiples escenarios (Ekanbi, 1974) y ambientes humanos (De Hoyos et al., 2014). En conclusión, la creatividad no es un producto espontáneo, sino el resultado de exportar la psicología del doliente al escenario arquitectónico. Hay que asumir que:

El diseño es el arte de lo “transposible”. (…) el diseño es el proceso consciente y deliberado, intencional, en definitiva, por el cual algunos elementos, componentes, potenciales, tendencias, estilos, gustos, etc., se disponen de forma intencionada en relaciones espaciales, temporales, corporales y afectivas, con el fin de lograr un resultado deseado. (Álvarez, 2022, p. 155)


Por consiguiente, se ha planteado a estudiantes de 8vo semestre de la carrera de arquitectura, en la experiencia educativa de síntesis del diseño arquitectónico, que se proponga un edificio funerario basado en la teoría de la psicotanatología, con el objetivo de traducir la psicología de las emociones en parámetros arquitectónicos que soporten la fenomenología del proyecto para medir la capacidad de estudiantes de sintetizar el contexto emocional y proponer formas conceptuales en el desarrollo del estado de ánimo del usuario.

La fenomenología entonces, se considera, en este trabajo, como un método que se centra en la experiencia del espacio y la percepción del entorno construido y tiene una gran importancia para los arquitectos, ya que es una forma de traducir la manera en que se conciben los diseños arquitectónicos basados en dos líneas. La primera es que permite a los diseñadores, en arquitectura, explorar la relación entre el ser y el espacio, para crear ambientes emocionalmente adecuados y con un énfasis en la percepción sensorial, a través de elementos que distan un poco de la función o una estructura dada. Es decir, se enfoca en el uso de ciertos materiales, calidades de iluminación y relación con los jardines para mantener el equilibrio emocional. El segundo camino es que se promueve la reflexión de lo arquitectónico, al cuestionar y criticar las normas de diseño establecidas, para generar nuevas directrices creativas e innovadoras y así enriquecer la experiencia del usuario. Se deja atrás lo funcional y se adentra en una estética para la autorreflexión espiritual del usuario. Así, detona las emociones en el proceso de duelo.

Para este ejercicio, se buscaba responder a la necesidad de explorar una arquitectura de emociones que, lejos de solo ser funcional, promueva el desarrollo espiritual en momentos donde la sociedad se convierta en vulnerable. Además, se quiere plantear que la arquitectura también ayuda a robustecer los beneficios en el proceso de duelo, para trascender a un significado en arquitectura perceptual.



Resultados


El ejercicio fue presentado en dos etapas, lo que permite sintetizar la evolución de un diseño proyecto para enriquecer las emociones en recintos funerarios. La primera etapa es la traducción de un lenguaje gráfico que evidencie la complejidad del proceso creativo en una grafía interpretativa, y que este sea un lenguaje entendible para construir las primeras formulaciones arquitectónicas.

En esta etapa, se proyecta la configuración arquitectónica del recinto funerario, al aplicar las condicionantes de diseño que surgen en la construcción de una investigación que se ordena en la mente para plantear los primeros trazos. Es un proceso evolutivo, en el cual se van transformando las propuestas hasta llegar a la final, para responder óptimamente a factores como las necesidades de usuarios, el concepto de diseño, la investigación documental y cualitativa, entre otros.

El diseño, en un principio, se estratifica en una zonificación de áreas, de acuerdo con el programa arquitectónico. Se las disrtibuye en áreas y plataformas que respondan a la topografía del predio, lo que dota a los espacios de las primeras vistas, patios exteriores y zonas privadas que simulen diversos escenarios en cada espacio del proyecto.

Figura 1. Boceto en planta de la primera propuesta conceptual

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



Esta etapa del proyecto resultó interesante, ya que las estudiantes plasman la interpretación de los estudios sensoriales y fenomenológicos en una disposición espacial que responde a las características de cada del edificio. Esto divide en segmentos el funcionamiento del mismo. Basado en las tres plataformas, en la más baja se encuentra el acceso principal y el estacionamiento; en la segunda, el edificio principal, con las salas de velación, cafetería, oratorio y administración; en la plataforma más alta, se encuentra la zona de embalsamiento, con un acceso independiente. Aquí se muestra el interés desde la creatividad, al plantear una propuesta cuya disposición de las salas está en una sola planta, debido a la libertad que se necesita para explorar las conexiones de cada una con los jardines y las áreas sociales. Esto contribuye a interconectar lo interior con el exterior, para evocar las percepciones naturales. Aunado a lo anterior, se concibe la colocación de un punto, o nodo, que es un monumento de reflexión; sin embargo, se cuestiona la poca privacidad, ya que dista de los beneficios de contar con un elemento contemplativo y reflexivo de tal tipo.

En una corrección del proceso creativo, como se muestra en la figura 2, se prioriza el uso de un oratorio que se ubica en la planta alta, para otorgarle peso visual y convertirlo en el protagonista del proyecto. Además, se concibe la orientación de los jardines hacia los vientos cálidos del sureste, lo que propicia que los aromas y el sonido del follaje de los árboles cree una atmósfera relajante que se esparza y entre por las ventanas de las áreas sociales, orientadas al sureste para su mayor confort térmico.





Figura 2. Boceto en planta de la propuesta conceptual final

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



A partir de este punto, la distribución espacial no se convierte en una arquitectura funcional, sino que se comienza a trabajar con elementos visuales que construyen la composición de trabajo, para dotarse de elementos contemplativos que forman parte de la transición de emociones basada en elementos como patios interiores, mausoleos, pabellones y cambios de nivel, para mantener la privacidad y el cambio de experiencia en cada espacio, como se muestra en la figura 3. Así mismo, en la figura 4 se conceptualiza la aplicación de espacios de contemplación, terapéuticos y una conexión con el exterior por cada sala proyectada. Esto hace interpretar que el diseño psicológico se aplica de forma general y en escenarios particulares, para mantener el genotipo de la relación espacio-naturaleza que mantiene el ambiente reflexivo.





Figura 3. Boceto de transición de espacialidades

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).





Figura 4. Boceto aplicación de espacios exteriores a nivel contemplativo

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



Finalmente, el proceso creativo, gráfico e interpretativo debe sintetizarse en un esquema. Ahí, deben señalarse los elementos que articulan la complejidad de un diseño espiritual reflejado en una composición tectónica. Este lenguaje es el que permite leer y conocer las detonantes que las estudiantes muestran desde el proceso de concepción hasta el proceso de integración de la propuesta, como se muestra en la figura 5.





Figura 5. Boceto de diseño de la propuesta final basado en los parámetros de diseño psicológicos

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



En esta etapa, no solo se interpreta un conjunto para explorar la configuración de volúmenes y vistas, sino que se produce un gráfico explicativo que permite ver, funcionar e interactuar las sensaciones entre interior y exterior, a través de la perspectiva compositiva y del manejo de plataformas para producir anexos espirituales. La exploración formal, con una intención sensorial, se traduce en la capacidad de las estudiantes de asumir que este arreglo impacta en la composición interior, donde se explora el interiorismo como una extensión de las propiedades fenoménicas del proyecto.

En la figura 6 se muestra uno de los muchos ejemplos donde las estudiantes interpretan que los procesos exteriores ayudan a transformar el espacio interior del edificio, mediante una asimilación sensorial. Se aplican efectos de luz que penetran del exterior, colorimetría basada en la psicología de la espiritualidad y la composición formal interior basada en la interacción de figuras que produce innovación y equilibrio sensorial en cada espacio.





Figura 6. Boceto conceptual del interior del oratorio

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



En esta etapa, el proceso de diseño es mostrado como una ilustración de la creatividad, que traduce la aplicación del concepto de diseño al interior, como lo es el abrigo transmitido por medio de la materialidad del proyecto. Se usan acentos de color en tonalidades cálidas y se los combina con tonos neutros que equilibren los espacios. Para espacios como el oratorio, se evoca espiritualidad con el juego de luz y sombra, al ubicar un lucernario en el centro del espacio, lo que enmarca el cielo y permite su contemplación, basado en una interacción del exterior con el interior.

La segunda etapa se centra en lograr demostrar y reproducir el vínculo entre la investigación, para entender el funcionamiento de la arquitectura funeraria, la síntesis de conceptos y elementos traducidos al proceso creativo y la manera en que se representa un producto arquitectónico para lograr explicar la intención del estudiante en arquitectura.

Parte de los resultados mostrados tiene que ver con la detección de espacios funcionales claves y puntuales en la transición de cada plataforma, con una intención definida. En otras palabras, permiten darle a cada espacio su protagonismo para que, en su conjunto, se englobe la aportación de la arquitectura al diseño funerario. En la figura 7 se muestra la presencia de una composición espacial en exterior que asume un equilibrio entre colores, composiciones y naturalezas, para vincularse a transiciones que plantean un sentido de tranquilidad y reflexión en el ambiente.




Figura 7. Transiciones de equilibrio en las zonas exteriores

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



Así mismo, los espacios exteriores, como vínculo del tratamiento terapéutico en procesos psicológicos, no son, ni deben ser, espacios de diseño de jardines, sino que la intención es jugar y dialogar con los procesos fenomenológicos del diseño. Se entrelazan juego de luces tenue en diversos planos, vegetación, formas geométricas, intención del agua y el sentido lecorbusiano de los recorridos y desplazamientos para ayudar a la autorreflexión en el espacio arquitectónico, como se muestra en la figura 8.




Figura 8. Diseño fenomenológico de la espacialidad exterior

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



Finalmente, no se deben olvidar los principios de la psicología funeraria presentados anteriormente. Uno de ellos es el apoyo de memorias, recordatorios y remembranzas para ayudar a la parte cognitiva del doliente. Este punto no está acuñado en el diseño como un elemento sensorial, pero sí como un elemento arquitectónico que genera emociones y recuerdos que ayudan a contemplar, desde la parte funcional, la retrospectiva mediante una atmósfera de alusión, reminiscencia y evocación del recuerdo en la mente, tal como se muestra en la figura 9.




Figura 9. Espacios de memorias en el diseño funerario

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



El último punto de una evaluación de diseño es la materialización del boceto clave. Como se mostró en la figura 6, se buscó el uso de efectos de luz desde el exterior, la colorimetría, la calidad y la composición geométrica para la generación de una psicología espiritual basada en una estructura sensorial dentro de un oratorio. Es un espacio destinado a la reflexión, meditación, cavilación y la introspección, que debe favorecer las actividades del aspecto psicológico del doliente.




Figura 10. Presentación de la espacialidad espiritual en el recinto funerario

Nota. Autoría de Ingrid Yanet Romero Cabrera y Lizet Vargas Ceballos (2024).



En la figura 10, se muestra la aplicación a detalle final de la manera en que los fenómenos anteriores producen tranquilidad, paz, quietud, reposo, sosiego y placidez al doliente, a través del uso de materiales y fenómenos latentes. Esto convierte a la intención de las estudiantes en espacios sensoriales que devuelvan la espiritualidad al doliente en conflicto.



Discusión


Este trabajo es el resultado de un proceso de estudio, como una manera o procedimiento en que estudiantes de arquitectura responden a una problemática de carácter espiritual y fenomenológico, en el diseño de espacios con carácter sensorial, en una situación donde el usuario está asimilando y evolucionando en ciertas características.

El diseño y proceso creativo en arquitectura también debe representar un reto en la búsqueda del alma de la arquitectura, un espíritu que sea creador de emociones y que ayude a refugiar y albergar a un usuario mediante la exploración, experiencia y vivencia dentro de la propia arquitectura.

Las emociones que en arquitectura se pueden generar también forman parte de la construcción del diseño arquitectónico y la práctica del estudiante de arquitectura. Es esa arquitectura intangible que no se ve, pero se siente, un fenómeno que emociona y, sobre todo, una espacialidad que logra el bienestar para reducir el dolor y transformarlo en reflexión, meditación, contemplación, conexión y, sobre todo, paz interior.

La arquitectura emocional es un reto y desafío interesante para que los estudiantes de diseño construyan un bagaje psicológico y lo transformen en una línea rectora del proceso creativo. Entender la disciplina de la psicología es una contienda necesaria, pero transformarlo en una producción de arquitectura es una prueba compleja pero enriquecedora donde el éxito de este tipo de proyectos no está en la manera funcional sino en la perceptual.

La fenomenología arquitectónica, como un método de comprensión de lo cualitativo del espacio, es una manera de entender, producir, explicar y vivir las emociones desde la percepción. Así mismo, ayuda a traducir los enfoques de fenómenos y conexiones psicológicas en elementos tectónicos de arquitectura que ayudan a potencializar cada una de las emociones en el interior de los edificios. El proceso de entender, de una forma fenomenológica, el diseño arquitectónico tiene un fuerte acercamiento a las teorías previas, donde se resaltan los trabajos de arquitectos como Steven Holl, Peter Zumthor, Juhani Pallasmaa, Kenneth Frampton, Nader El-Bazir, Alberto Pérez Gómez. Ellos, al explorar la relación entre arquitectura y percepción humana, han sentado las bases para el desarrollo de este tipo de proyectos y han acentuado el uso de la luz, el agua, texturas, sombras, entre otras. Esto ha convertido a la fenomenología en una metodología y una forma de comprender que la arquitectura afecta perceptualmente al ser humano. Enfatiza en los sentidos, para que los entornos sean emocionalmente significativos y, así, volver los diseños más humanos y menos estériles.

El objetivo, entonces, es ejercitar a los estudiantes a tocar el otro lado de la arquitectura, el espacio interior en lugar de la composición exterior. Es buscar que la materialidad favorezca la atmósfera emocional, al equilibrar la sobriedad de los edificios mediante las tonalidades, la iluminación, la composición interior y la relación con la naturaleza, para reproducir entornos más humanos y sanadores, requeridos en el proceso de duelo, pero sin perder el enfoque funcional que exige un recinto funerario. Finalmente, se reconoce que este tipo de ejercicios de diseño no solo buscan la integración de la investigación de la aplicación de disciplinas complementarias a la arquitectura, sino generar que la interdisciplinariedad en la arquitectura construya el propio espacio fenomenológico y emocional para poder abonar a calmar el espíritu y el alma.

No se debe olvidar que este tipo de procesos en diseño tiene muchas aplicaciones y bondades, sobre todo al ser aplicados en recintos que buscan una introspección y desconexión, para mantener una buena salud mental y convivencia con la naturaleza. No obstante, también es una forma de romper esquemas religiosos que mantienen la fe, al desaparecer imágenes religiosas y sustituirlas por simbolismos como la luz natural, para mantener estados de fe y proyectar una sanación emocional.

Por todos estos criterios, el diseño es y seguirá siendo un ente que necesita ser contemplado para transformar la problemática. Es una necesidad acrecentar los diálogos disciplinares, la idea en una solución, y la creatividad en una metafísica que coloque a la arquitectura como una disciplina que entiende y ayuda a la sociedad desde la concepción espacial de los proyectos arquitectónicos.



Conclusión


Repensar el diseño en arquitectura es un desafío interesante, ya que presupone una dialogía entre lo tangible (tectónico) y lo intangible (experiencia), lo que vuelve a los espacios en un contraste entre lo emocional y funcional. La didáctica de la creatividad en propuestas de estudiantes es una zona experimental donde se ayuda y evalúa el proceso para proyectar arquitectura basada en retos particulares. En este caso, consistió en apropiarse del diseño de una arquitectura sensorial.

Este ejercicio, de convertir a la psicología en una disciplina alternativa para traducir los elementos fenomenológicos en una arquitectura sensorial, es una de las tantas maneras para incidir en el diseño. Aunque se ha aplicado este procedimiento a diversos niveles de la Facultad de Arquitectura UV, se reconoce que la población de último semestre tiene mayor experiencia para la integración, desarrollo y propuesta de atender un fenómeno intangible como lo es el duelo. No obstante, se reconoce que la diversificación de estudiantes puede mostrar distintas aportaciones y efectos diferenciados en las propuestas finales, situación que depende del grado de avance académico.

Por tal motivo, se enfatiza que, dentro de los hallazgos, se encuentran tres imperantes de los procesos de aprendizaje en arquitectura. El primero es que el estudiante logra y demuestra la apropiación de cualidades disciplinares de la psicología para entender un contexto sobre el cual las emociones del usuario son las protagonistas del fenómeno. El segundo es que la grafía es una manera viable en que los estudiantes demuestran, argumentan y aterrizan las propuestas a nivel esquemático, para entender las posibles soluciones aplicadas a los espacios arquitectónicos.

Sin embargo, la principal aportación de este trabajo es que el proceso creativo de este tipo de proyectos está muy ligado a la construcción de un espacio sensorial, desde las emociones preconcebidas del estudiante, lo que plantea que los espacios no solo son funcionales, sino que responden a necesidades espirituales, simbólicas y experienciales. Con ello, las materializaciones de las ideas parten de las emociones de estudiantes para generar espacios sensoriales con la exploración de formas, materiales y procesos espaciales fenomenológicos, por lo que la sensibilidad de entenderlo y proyectarlo es un ejercicio para simular mentalmente la experiencia dentro de la arquitectura.

Así mismo, se reconoce que, conforme avanzan en su trayectoria escolar, los estudiantes de arquitectura muestran mayor dominio en la integración de espacios intangibles basado en cuestionamientos y una investigación crítica, que dejan de lado la parte funcional y técnica y se centran en las características fenomenológicas. Esto dota al producto de una intención bien definida en el diálogo de la razón y la emoción.

Se establece también que, cuando las estudiantes logran definir, cuestionar e integrar el proceso emocional en una propuesta arquitectónica, se obtiene un mayor significado y empatía con el usuario, por lo que el dominio del tema emocional en el proceso creativo, y en la terminología de la psicología, fortalece una identidad y propone un espacio más humano y más sensible en la búsqueda de trascender a la espiritualidad del proyecto de arquitectura. Ello, para este trabajo, se fue construyendo como el alma de la arquitectura en un proceso fenomenológico que genera una disrupción con lo funcional y material y se transforma en una arquitectura que se adentra en lo profundo de las emociones.

Los ejercicios y estudios de esta índole no solo permiten valorar y evaluar un proceso creativo en diseño, sino que desempeñan una metodología para proponer espacios vivos por y para los usuarios, lo que ha manifestado en la academia un camino para abordar proyectos lejos de edificios estériles. La brecha que puede seguirse es atender no solo a la fenomenología del espacio sino a la humanización del espacio interior, que logre articular el ser como el espacio-tiempo con un impacto significativo en maneras de aprender a diseñar arquitectura intangible.

Finalmente, se considera y recomienda que los procesos de investigación pre-proyectuales sean los que ayuden a comprender los conceptos primarios para ajustar el fenómeno. Así mismo, el trabajar con diseños de arquitectura sensorial, emocional, fenomenológica o perceptual es una manera de acercarse a traspasar las barreras físicas en los espacios y construir una nueva forma de comprender la arquitectura occidental, desde la academia, para futuros escenarios humanizados.

Bajo el planteamiento anterior, se espera que la fenomenología abrace o se entrelace con ciertos parámetros de diseño de diferentes disciplinas, que puedan hibridar conocimiento nuevo en el diseño, lo que produce argumentos que ayuden a la creatividad del estudiante y robustecen las herramientas aplicadas en la academia, como puede ser la interacción con la fenomenobioarquitectura, como una perspectiva que evoca emociones a través de ambientes naturales, entre otras líneas de salida.




Declaración de conflicto de intereses: El autor declara no tener conflictos de interés.


Declaración de contribución del autor: A continuación, se menciona la contribución del autor, en correspondencia con su participación, utilizando la Taxonomía Crédit:



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